David Meca

Campeón del mundo de natación y autor del libro 'Yo no temo a los tiburones'
David Meca acaba de publicar 'Yo no temo a los tiburones', donde cuenta su lucha por alcanzar los objetivos que se propuso desde pequeño, y cómo logró convertirse en “el mejor nadador de larga distancia de todos los tiempos”.
El nadador David Meca
“'No quiero' 'No puedo', o 'Ibiza está demasiado lejos para ir nadando', no están en el vocabulario de mi equipo. Hay que rodearse de gente que te motive y te haga ver que todo es posible”

24/04/2015

El campeón de Europa y del mundo de natación de larga distancia David Meca acaba de publicar Yo no temo a los tiburones (Alienta editorial, Grupo Planeta, 2015), un libro en el que cuenta su lucha por alcanzar los objetivos que se propuso desde pequeño, y cómo logró superar sus problemas físicos y convertirse en “el mejor nadador internacional de larga distancia de todos los tiempos”. David, que ha conseguido retos en mar abierto, en ríos contracorriente, y en aguas infestadas de pirañas, medusas y tiburones, asegura que ya no tiene miedo a los tiburones, ni a los de verdad ni a los imaginarios, porque ha descubierto que los más peligrosos no viven en el mar, sino en nuestra cabeza, y la clave del éxito se encuentra en la mente y la voluntad. El consejo de David es disfrutar con lo que haces, sea lo que sea, porque “de esa forma te sentirás satisfecho, con independencia del resultado”.

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¿Por qué has decidido escribir ‘Yo no temo a los tiburones’ y a quién va dirigido?

Decidí escribirlo porque creo que necesitaba hablar de cómo había sido mi vida; es como una biografía, pero a la vez necesitaba animar no solo a amigos que veía que estaban un poco decaídos o sin ilusiones, sino también a toda la gente que lo pueda necesitar. Es como un libro de autoayuda, de lucha, de superación de miedos y, sobre todo, de ilusión, que es lo que nos lleva a conseguirlo todo en la vida.

Entonces no es solo para deportistas…

Efectivamente, puede ser para empresarios; ahora también me estoy dedicando a dar conferencias de motivación para empresas y multinacionales, tanto en España como en el extranjero. Aunque el libro tiene un perfil empresarial, es de muy fácil lectura y se puede adaptar a cualquier edad, por lo que también pueden leerlo los jóvenes.

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Tú empezaste a nada por prescripción facultativa; de no haber sido así, ¿crees que te hubieras dedicado al deporte a nivel profesional?

No, no lo creo, porque al final acabas haciendo aquello hacia lo que te orientan en tu casa o, como en mi caso, te obligan, porque yo ya me vi inmerso en la natación desde que tenía cinco años de edad, y aunque no quería hacerlo, y lloraba cada vez que me llevaban a la piscina, seguí practicando la natación. Si no tienes unos padres que, como hicieron los míos, te acostumbren a unos hábitos que incluyan practicar deporte y llevar una vida sana, es difícil que uno lo haga por sí mismo o, en todo caso, empiezas a hacerlo más mayor, cuando ya es imposible que adquieras lo que tienes que empezar a adquirir de niño.

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Afirmas que los peores tiburones son los que tenemos en la cabeza, ¿crees que para competir es necesario tener una forma de ser determinada, o el carácter también es posible entrenarlo?

Yo creo que el carácter también se entrena, porque de pequeño yo no era un niño que me integrara, no era un niño al que le gustara el deporte; siempre estaba en un rincón jugando a las canicas o a lo que fuera. Por ponerte un ejemplo, en el patio del colegio, con las botas ortopédicas, los hierros en las piernas y los pantalones cortos de gimnasia, jamás jugué a fútbol. Y yo creo que ha sido con el deporte como he ido poco a poco superándome y también siendo más fuerte mentalmente. Estoy convencido de que eso se adquiere. No es una cosa que se consiga de un día para otro, pero creo que con constancia, con lucha, con entrega, con capacidad, y poniendo pasión en lo que haces, acabas siendo un luchador o un triunfador, depende del ámbito.

Gracias al deporte he ido poco a poco superándome y también siendo más fuerte mentalmente. Estoy convencido de que eso se adquiere

Además de entrenar, entrenar y entrenar, ¿qué consejos darías a los que quieran destacar en el mundo de la natación?

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El consejo es que con trabajo se consigue cualquier cosa en la vida, y que el éxito no llama a tu puerta, el éxito es solo para los que lo buscan. Si amas lo que haces, al final acabarás triunfando, ese es el consejo más grande que podría dar.

El éxito no llama a tu puerta, es solo para los que lo buscan. Si amas lo que haces, al final acabarás triunfando

Eso quiere decir que además hay que motivarse con las emociones, con lo que te gusta hacer ¿no?

Sobre todo porque si no al final acabas yendo al trabajo, o en este caso a la piscina, sin ganas y sin ilusión, y entonces el rendimiento ya no es bueno. Necesitamos motivarnos, y para ello en primer lugar es importante hacer lo que te gusta, porque si no es muy difícil. A mí de niño la natación no me gustaba, pero poco a poco fui enamorándome de este deporte. Pero esa gente que va al trabajo y no le gusta en absoluto, lo tiene muy difícil para motivarse. Hay que encontrar una actividad que te emocione o te guste, y algo externo que también te motive para ser el mejor. Yo no digo que todos tengamos que ser campeones del mundo, pero todos tenemos algo dentro de lo que tenemos que extraer lo mejor y exprimirlo.

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La importancia del equipo

Dices que cuidad mucho tu alimentación, pero que no cuentas con el asesoramiento de ningún nutricionista, ¿cómo has diseñado entonces tu dieta ideal?

Bueno, siempre he tenido ayuda de alguna manera porque he vivido en internados deportivos y allí siempre han cuidado mucho nuestra alimentación. Eso lo vas aprendiendo con el tiempo, y ahora sé lo que es bueno y lo que no es bueno. También tengo que decir que físicamente yo no soy un portento, y otros nadadores americanos, rusos o australianos miden 20 centímetros más que yo. Tal vez por eso yo tenía que cuidar muchos otros detalles más que el resto, como la alimentación o el descanso, y creo que eso ha sido también la clave del éxito, cuidar los pequeños detalles, y uno muy importante es saber qué comer y qué no.

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En realidad son cuatro cosas básicas, pero aunque es algo que hacemos como mínimo tres veces al día, no siempre lo conocemos suficientemente bien; sin embargo, simplemente eliminando grasas saturadas, fritos, y dos o tres alimentos más, es fácil llevar una dieta saludable. Aunque no te guste la comida sana, al final acabas saboreándola y encontrándole el punto, y la comida insana o menos sana ya no te parece tan rica porque el paladar se acostumbra.

Tú has triunfado en un deporte individual, pero en el libro dedicas un capítulo al ‘equipo’, ¿quiénes lo forman y cómo te han ayudado a conseguir tus metas?

Sí, aunque parezca que mi deportes es totalmente individual no es así, porque tengo un gran equipo a mi lado, en el que se encuentran mis padres, que son el gran pilar de mi éxito. Desde muy pequeñito ellos me llevaban a la piscina; recuerdo que con ocho años ya estaba a las seis de la mañana nadando, así que mi madre me levantaba e iba caminando conmigo hasta la piscina. También he tenido unos entrenadores muy duros, tanto en España como fuera (al americano le conocían como el ‘animal’), pero hay más gente conmigo; es un equipo pequeño, pero en el que nos animamos los unos a los otros. El ‘no quiero’, ‘no puedo’, o ‘Ibiza está demasiado lejos para ir nadando’, no está en nuestro vocabulario. Hay que rodearse de gente que te motive y te haga ver que todo es posible.

Aunque parezca que mi deportes es totalmente individual no es así; tengo un gran equipo a mi lado en el que se encuentran mis padres, que son el gran pilar de mi éxito

Se supone que todos somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario; sin embargo, a ti te acusaron falsamente de dopaje (enero 1999). En estos casos ¿es el deportista el que tiene que demostrar su inocencia? ¿Cómo se puede demostrar a ‘toro pasado’ que no ha habido dopaje?

Cuando me sucedió esto me di cuenta de cuanta gente inocente habrá en la cárcel y cuanto culpable hay fuera también, y es un tema delicado porque en este caso juzgamos antes de que la persona se pueda defender. Yo pasé de ser un niño a un adulto de repente, pero tenía claro que como no había hecho nada malo, no me importaba ofrecer mi cuerpo a la ciencia para que miraran de arriba abajo y comprobaran que jamás había tomado nada prohibido. Por eso llegamos a hacer pruebas de todo tipo: de ADN, de orina, de uñas, de sangre…, para demostrarlo. A día de hoy tengo pelo de la cabeza y pelo púbico en un sobre lacrado y guardado bajo notario donde se asegura que jamás ha habido ninguna sustancia prohibida en mi organismo.

En este caso no sabremos jamás lo que pasó, y esos dos años y pico de sufrimiento, de lucha y angustia, no me los va a quitar nadie pero, eso sí, quien quisiera hacernos daño lo único que consiguió fue hacernos más fuertes. Porque antes del problema yo no era campeón del mundo, y nada más levantarme la suspensión –después de más de dos años– volvimos a la alta competición y me convertí en el primer y único nadador en la historia en ganar cuatro medallas en un solo campeonato del mundo (en Hawai). Eso ocurrió a los diez días de levantarme la suspensión, y es que yo durante todo ese tiempo había estado entrenando como un loco y con mucha ilusión y ganas, porque sabía que tarde o temprano me darían la razón. Sobre las pruebas científicas la gente puede decir ‘esto no me lo creo’, pero volver a competir y además con mejores resultados, a mi entender era la mejor manera de demostrarlo.

A los diez días de levantarme la suspensión volvimos a la alta competición y me convertí en el primer y único nadador en la historia en ganar cuatro medallas en un solo campeonato del mundo

Y lo más bonito fue ver cómo el presidente de la Federación Internacional, que de alguna manera eran los que me culpaban, te tiene que colgar las medallas de oro, y se le escapa ‘eres el mejor’, o que hace tres o cuatro años me han condecorado –también la Federación Internacional– como el nadador más laureado en la historia de la natación de larga distancia a nivel internacional.

Pero esos análisis y pruebas de las que hablas, ¿los tuviste que hacer tú por tu cuenta?

Sí, fue todo por mi cuenta, y yo era un chaval que no entendía ni de abogados, ni de leyes, pero tienes que crecer de un día para otro y decir ‘pues me busco al mejor doctor del mundo, y no voy al de al lado de casa para que no digan que es mi amigo…’, es decir, todo lo hicimos para poder demostrar nuestra inocencia.

Motivación y entrenamiento, las claves del éxito

Dices que hay que saber retirarse a tiempo pero, ¿cómo reconocer el momento apropiado?

Es difícil, pero yo de niño siempre pensaba ‘me retiraré cuando esté en lo más alto’, y efectivamente, en el 2005, gané mi último campeonato del mundo de natación y dije ‘ya está’. En la prensa decían que era demasiado mayor y conseguí demostrarles que nunca se está mayor si hay ilusión, porque conseguí la mejor marca del mundo en el Campeonato del Mundo de Montreal, y además la medalla de oro. Y me dije ‘es el momento de retirarme, me apetece hacer otras cosas’. Uno mismo tiene que saberlo, porque lo que no es bonito es seguir arrastrándote, algo que he visto con mitos del deporte, gente que ha estado arriba del todo, y da pena verles seguir cuando a lo mejor ya no pueden ni luchar por las 20 mejores plazas en una olimpiada; eso no lo querría yo nunca.

Supongo que cuando un deportista de élite se retira se encontrará un poco extraño, como vacío de retos, ¿qué nuevos objetivos te has marcado tú?

Por eso mismo yo no he dejado todavía de entrenar. Sigo entrenando diariamente con el equipo nacional, con gente muy rápida, y me siento muy veloz a pesar de haber cumplido ya los 40 años; les doy guerra cada día en los entrenamientos a niños a los que les doblo la edad, y lo hago porque tengo tiempo libre y porque necesito sentirme bien. Sé que toda la vida voy a nadar, así que mi paso de dejar el deporte es muy gradual, porque espero y deseo aguantar muchos años, pero mi deseo es que los años que aguante sean nadando, y ojalá llegue a los 90 y sea el ancianito que todavía se está cruzando el estrecho de Gibraltar. Pero sí es cierto que me he retirado de la alta competición, incluso de los retos; llevo por lo menos siete años sin hacer ningún reto.

Has estudiado arte dramático y afirmas que tu otra gran pasión es la interpretación, ¿tienes algún proyecto relacionado con esto?

Bueno, sobre todo lo era. Hubo un momento en que lo estudié, me fui a Estados Unidos y allí estudié arte dramático porque era más fácil para soltarme un poco en el país, y yo era un todoterreno, si me ofrecían un papel en una serie lo cogía, siempre y cuando no me impidiera entrenar, porque mis entrenamientos eran sagrados. He tenido la suerte de participar en El joven Indiana Jones, con Steven Spielberg y George Lucas, o que me ofrecieran formar parte de Los vigilantes de la playa, que rechacé en 1998 porque aunque me hubiera encantado hacerlo, ese año por la puntuación podía ser campeón de la copa del mundo y preferí ser campeón a salir en la serie. Pero cositas pequeñas sí hacía, sobre todo si podía compaginarlas con épocas en las que tenía menos entrenamientos o no había competiciones, porque cuanto más trabajaba mejor me iba también en el deporte.

Un campeón del mundo, un deportista de élite o un buen empresario no nace, sino que se hace con constancia, con lucha y con entrega, pero sobre todo con ilusión y con pasión por lo que haces

¿Y ahora a qué te dedicas profesionalmente?

Ahora con lo que más disfruto es con las conferencias de motivación, que imparto no solo en España, sino también en el extranjero; me encanta incentivar, motivar, y hablar de mi vida, porque es un paralelismo que se hace con mi vida, en cuanto a sacrificio, sufrimiento y disciplina, llevado al mundo laboral. Enseñamos vídeos de los retos que hemos conseguido realizar, como cruzar el Estrecho de Gibraltar una, dos, y tres veces seguidas, o nadar desde la península hasta las Baleares –26 horas y 50 minutos un cinco de enero–, o el Canal de la Mancha, el Lago Ness, la fuga de Alcatraz… Y también lo hacemos en colegios, o en otros centros, pero sobre todo está dirigido a empresas. Y lo que les explico es que un campeón del mundo, un deportista de élite, o un buen empresario, no nace, sino que se hace con constancia, con lucha, con entrega, pero sobre todo con ilusión y con pasión por lo que haces, porque mis inicios fueron muy malos, empecé a nadar por obligación debido a todos mis problemas físicos, y luego hemos llegado a ganar el Campeonato del Mundo de Natación, así que no creo que se nazca campeón.

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