Los folatos son un tipo de vitamina B (B9, en concreto) que sólo podemos obtener a través de la dieta o, en su defecto, en compuestos fabricados artificialmente, en cuyo caso se denomina ácido fólico o ácido folínico. Esta vitamina es necesaria para el desarrollo normal del cuerpo humano, ya que está involucrada en la producción del material genético (ADN y ARN) y participa en numerosas funciones corporales (como la formación de glóbulos rojos, por ejemplo). Además, los folatos contribuyen a mantener las funciones del tracto intestinal, ayudan a prevenir ciertos tipos de anemia e incluso algunos tipos de cáncer (colon, mamas, etcétera).
El ácido fólico es sin duda el suplemento vitamínico por excelencia que toda embarazada debe consumir durante la gestación –incluso antes del embarazo–, ya que ayuda a prevenir posibles malformaciones congénitas en el feto.
Fuentes de ácido fólico
Si quieres saber de dónde puedes obtenerlos toma nota: en los alimentos están presentes en los vegetales de hoja verde (acelgas, espinacas, lechuga, coles de Bruselas, brócoli o espárragos), en las frutas (cítricos en general y plátanos y melones), legumbres, leche, huevos, frutos secos, carne (especialmente hígado y riñones) y cereales integrales.
El ácido fólico y el ácido folínico, más activos que los naturales, se elaboran de forma artificial y se encuentran en forma de suplementos vitamínicos o añadidos a ciertos alimentos (en Estados Unidos se agrega desde 1998 a todos los productos de grano, como la harina, aunque no toda la comunidad médica está de acuerdo con esta medida, que no se ha extendido a Europa).