Bailar reduce el riesgo de enfermedades neurológicas

Bailar es un ejercicio beneficioso para los adultos mayores, y ayuda a reducir el riesgo de enfermedades neurológicas al estimular las áreas cerebrales que intervienen en el equilibrio y la coordinación del movimiento.
Una pareja de adultos mayores baila en la cocina de su casa
Bailar ayuda en la rehabilitación de las alteraciones motoras, tan frecuentes en los pacientes neurológicos.

Bailar implica la coordinación de movimientos y la alineación adecuada del cuerpo, lo que favorece el correcto funcionamiento de los sistemas del organismo y, especialmente, del sistema nervioso, que interviene en la creación de los procesos necesarios para que se produzca el movimiento. De hecho, como ha explicado el Dr, Pablo Irimia, Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), al bailar estimulamos diversas zonas del cerebro y, en el caso de pacientes con trastornos neurológicos, además de las ventajas asociadas a la práctica de ejercicio físico, se añade el beneficio de estimular las áreas cerebrales involucradas en el equilibrio y la coordinación del movimiento.

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La actividad física que se desarrolla al bailar puede ayudar a reducir las posibilidades de sufrir patologías como obesidad, diabetes, hipertensión o depresión, así como disminuir el estrés y el riesgo de enfermedades neurológicas como el ictus, el alzhéimer, u otros tipos de demencias, como la demencia vascular.

Bailar puede ayudar a reducir las posibilidades de sufrir obesidad, diabetes, hipertensión o depresión, así como disminuir el estrés y el riesgo de enfermedades neurológicas como ictus, alzhéimer, u otros tipos de demencias

Los expertos también destacan la importancia de este ejercicio como ayuda en la rehabilitación de las alteraciones motoras tan frecuentes en los pacientes neurológicos, como en las personas con párkinson en fase inicial, y para disminuir el riesgo de caídas en los adultos mayores.

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Empleando diversas técnicas de neuroimagen los investigadores han comprobado que el baile es un procesos complejo en el que se activan circuitos neuronales motores y sensoriales, mientras que la música estimula los centros de recompensa del cerebro, afirma el Dr. Irmia. Además, estas técnicas han permitido identificar las áreas del cerebro involucradas en los distintos pasos de este proceso, y mientras unas zonas dirigen la orientación del cuerpo para que podamos desplazarnos en el espacio en la dirección correcta, otras nos ayudan a sincronizar los movimientos con la música y nos mantienen en equilibrio.

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Actualizado: 25 de febrero de 2021

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