Claustrofobia
Los espacios cerrados, sobre todo si son pequeños o no están bien iluminados, generan en las personas con claustrofobia una ansiedad que interfiere en su vida diaria y laboral. Te contamos cómo afrontarlo.

Tratamiento de la claustrofobia

Dr. Juan Moisés de la Serna

Por: Dr. Juan Moisés de la Serna

Doctor en Psicología

Actualizado: 23 de septiembre de 2022

Tres son los componentes fundamentales que conlleva la claustrofobia, el elevado nivel de ansiedad, la anticipación, y el miedo irracional y catastrófico, es por eso que la intervención orientada al tratamiento de la claustrofobia, que ha de estar dirigido por un profesional de la salud mental, debe realizarse por parte del paciente en estos tres ámbitos por separado:

  1. Para aprender a controlar la ansiedad que se genera en situaciones de claustrofobia, es importante saber escuchar al propio cuerpo, detectando cuándo se está poniendo tenso, para poder poner en marcha las técnicas de relajación en las que se instruirá al paciente en estas terapias. Para ello se pone al claustrofóbico ante distintas situaciones temidas y evitadas, ya sea un cuarto oscuro, un vehículo o un túnel, para que pueda enfrentarse a sus temores. El proceso es sencillo, primero lo afronta de forma imaginativa y luego físicamente en el lugar in situ, acercándose poco a poco, con el objetivo de que la persona aprenda a identificar el momento en el que le empiezan a sudar las manos o la frente, cómo cierra los puños, o empieza a carraspear… síntomas de que aquella situación le está resultando estresante.
    Después se procede a la aplicación de técnicas de control del estrés, con el objeto de mitigar esas sensaciones corporales, que surgen incluso antes de entrar en el espacio cerrado, como la respiración profunda diafragmática –que consiste en insuflar la mayor cantidad de aire posible en el abdomen, reteniéndolo durante diez segundos, para con posterioridad ir soltándolo poco a poco–; la relajación o la visualización de imágenes positivas dejando la mente en blanco, donde se trata de conseguir volver a un nivel de tranquilidad a pesar de seguir en presencia de aquella situación temida, que le genera tanta ansiedad, ya sea al metro, los sótanos o habitaciones cerradas.
  2. La anticipación. El siguiente paso es trabajar para combatir la tendencia instaurada en el claustrofóbico de hacer predicciones y anticipaciones negativas sobre lo que va a pasar al entrar en un espacio cerrado (no poder moverse, asfixiarse…). Para ello se emplean técnicas cognitivas dirigidas a mantener la incertidumbre con un nivel normal de ansiedad, con lo que aprender a saber esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos, emitiendo el menor juicio previo o predicción sobre el futuro.
  3. Eliminar el miedo. Una vez conseguido este segundo aspecto con lo que se rompe la conexión entre lo que sucede y lo que se espera, es más fácil trabajar con el tercer elemento que conlleva la claustrofobia: el miedo irracional e incontrolable.

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Cómo controlar el miedo a los espacios cerrados

Se trata de pensamientos catastróficos, asociados a un gran peligro para la integridad e incluso la vida de la persona: “no voy a a poder salir”, “me quedo sin oxígeno”, “me voy a morir aquí adentro”… La manera de trabajar estos aspectos es con información clara y razonada, explicando el terapeuta al paciente claustrofóbico con todo lujo de detalles que el ascensor, autobús o avión es revisado periódicamente para evitar fallos, que la incidencia de casos de personas atrapadas es ínfima, que existen protocolos para sacar a las personas en el supuesto de que se queden encerradas, y de que hay personal cualificado cerca para atenderle en caso de necesidad.

Un ejemplo de ello es cómo se procede con la aerofobia o miedo a volar, donde al paciente se le hace pasar a la cabina del piloto, y éste le explica cómo funciona el aparato y sobre todo las medidas de seguridad con las que cuenta el avión, y la baja incidencia de accidentes existente. En este caso el piloto sirve de auxiliar a la terapia para combatir esta fobia.

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Para comprobar la eficacia del tratamiento y como parte de la terapia conductual, la persona con claustrofobia va a realizar ejercicios de aproximaciones sucesivas, donde va a ir poco a poco acercándose a la situación temida, estando ahí un breve período de tiempo antes de volverse, de forma que cada vez le cueste menos poner en práctica todo lo aprendido, hasta que logre poder llevar una vida normal, accediendo a los lugares cerrados y temidos sin que se disparen los niveles de ansiedad, ni surjan los pensamientos negativos.

Tratamiento de la claustrofobia

En ocasiones y de forma puntual para controlar los síntomas agudos de la ansiedad, pueden emplearse medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos, buscando con ello mitigar los efectos fisiológicos con lo que el paciente pueda adquirir mayor confianza sobre su propio control de los síntomas y los pensamientos negativos que le siguen. Intervención farmacológica que debe de ir siempre acompañada de tratamiento psicológico y que debe de ser retirada cuando la persona aprenda a superarlo.

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Consejos para prevenir la claustrofobia

Para aquellos que se han visto involucrados en un espacio cerrado, donde se sufren altos niveles de ansiedad y pensamientos catastróficos del tipo “me falta el aire” o “si entro ahí me muero”, lo que le provoca que trate de evitar estos lugares, hay que recordarles que es algo que se puede aprender a superar, siempre y cuando se sigan las indicaciones del profesional de la salud mental durante el tratamiento establecido en estos casos.

  1. Además, es conveniente que la persona que sufre claustrofobia, siga también las siguientes recomendaciones para prevenir el problema:
  2. Antes de entrar en un espacio cerrado párate y respira profundamente.
  3. Cuando te sientas tenso en un espacio cerrado, centra tus pensamientos en visualizar mentalmente imágenes agradables previamente entrenadas.
  4. Si vas acompañado o hay otras personas en el lugar que te genera ansiedad, habla con ellas de cualquier tema, por muy banal que sea.
  5. Si tarda mucho en abrirse la puerta, o empieza a subir el calor en el habitáculo donde te encuentras, recuerda que es lo que vas a hacer una vez que llegues a tu destino.
  6. Para coger confianza con las situaciones temidas, es conveniente procurar ir siempre acompañado de una persona conocida que te transmita tranquilidad, ya sea un familiar o un amigo.
  7. Las personas con claustrofobia necesitan saber que van a poder salir de la situación temida, para ello se les pide que introduzcan el número de los bomberos o de urgencias en sus teléfonos móviles, con lo que ganan en confianza al saber que pueden llamar si lo necesitan.

Creado: 19 de septiembre de 2014

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