El tratamiento del embarazo psicológico o pseudociesis es variable y depende del origen y motivaciones de cada paciente, la intensidad de los síntomas y la personalidad de la mujer.
La mayoría de las veces basta con una prueba objetiva para demostrarle que no está en estado, como por ejemplo, un test de embarazo negativo o una ecosonograma, que descarta la presencia de estructuras embrionarias. Los resultados de estas pruebas tienen la particularidad de que no pueden ser falseados y, por tanto, obligan a aceptar la realidad. Además, se logra que disminuya la tensión de la paciente y se restablezca el equilibrio en su organismo, es decir, cesan la distensión abdominal y los mareos, y se vuelve a tener el periodo.
Después, lo más conveniente es buscar ayuda psicológica, más que para tratar el embarazo psicológico en sí, para indagar en el origen del problema: dificultades afectivas, la incapacidad para aceptar la posibilidad o la dificultad de ser madre, imposibilidad para hablar de estos conflictos, exagerada presión de la pareja…