Aversión a los alimentos durante el embarazo: por qué se produce
Actualizado: 4 de mayo de 2023
Tu desayuno perfecto es un café y una tostada con mantequilla y, de repente un día, esa misma mantequilla te resulta insoportable y te provoca una auténtica aversión. Tu paladar percibe su sabor diferente; ni bueno ni malo, sencillamente repugnante. Y el intenso olor del café que antes disfrutabas ahora te provoca náuseas. Si a tu lado tienes una amiga que ya es madre experimentada, quizás te haga la pregunta clave: “¿estás embarazada?”.
PUBLICIDAD
Y es que en ocasiones la aversión o el asco a un alimento es uno de los primeros síntomas que la embarazada experimenta cuando un bebé empieza a desarrollarse dentro de su útero, y aunque si has tenido más hijos ya lo sabes, para la madre primeriza constituye todo un misterio, y sin saber ni cómo ni por qué empieza a sentir repulsión hacia algunos alimentos que hasta entonces eran incluso de su agrado.
La aversión a los alimentos puede ser un mecanismo de autoprotección de la madre contra sustancias tóxicas que podrían ser perjudiciales para el bebé
"La aversión alimentaria es una sensación desagradable ante determinados alimentos que aparece generalmente en las gestantes durante el embarazo”, nos explica la doctora Laura Padillo, ginecóloga del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital San Rafael (Madrid). Un estudio realizado en la Universidad de Umeå en Suecia y publicado en Chemical Senses señalaba que un 67% de las embarazadas mostraba cambios en la percepción del olor y un 26% en el sabor.
PUBLICIDAD
Cuándo aparecen las aversiones alimentarias en la gestante
Lo más frecuente es que esas aversiones o ascos a los alimentos empiecen muy pronto, hacia la cuarta semana de gestación, cuando la futura madre ni tan siquiera es consciente de que dentro de ella ya está creciendo su hijo. Y, como nos dice la doctora Padilla, “se pueden hacer más frecuentes e intensas a medida que avanza el primer trimestre de gestación”.
Al tratarse de un problema hormonal, a medida que la gestación avanza y el organismo femenino se acostumbra a todo ese torrente de cambios, estos ascos, como las náuseas, van desapareciendo…, o no. En muchas embarazadas esa repulsión por ciertos olores o sabores que antes eran de su agrado continúan hasta el momento del parto.
PUBLICIDAD
Alimentos que más asco dan en el embarazo
Normalmente se siente asco o aversión a productos que son tóxicos para nuestro organismo. De hecho, es un sistema defensivo: el mal olor de los alimentos en descomposición nos provoca repugnancia para que no los comamos y así no ingerir bacterias que perjudicarían nuestra salud. También hay alimentos que desde la infancia despiertan una incontenible repulsión. Pero sentir de un día para otro aversión por un alimento, como alguna fruta, solo ocurre en escasísimas circunstancias, y una de ellas es el embarazo.
“Una de las aversiones más frecuentes y primeras que aparecen es la aversión al café y a otras bebidas con cafeína”, nos indica la ginecóloga del Hospital San Rafael de Madrid. Pero también pueden aparecer a la carne, el té, la cebolla, el ajo, las aves, los mariscos, los huevos, las comidas picantes, las comidas muy grasas…
PUBLICIDAD
Causas de las aversiones alimentarias en el embarazo
Como nos comenta la doctora Padillo, no hay una certeza clara sobre por qué se produce la aversión a algunos alimentos en las embarazadas, aunque existen algunas teorías que relacionan esta experiencia sensorial con cambios gestacionales, como:
Factores hormonales
“El incremento de algunas hormonas ligadas al embarazo, como las prostaglandinas o los estrógenos, aumenta la sensibilidad olfativa y del gusto, por lo que pueden hacer que se origine asco ante ciertos sabores u olores que antes no eran desagradables”, explica la doctora Padillo.
Náuseas
Otra de las hormonas implicadas, dice la ginecóloga, es la gonadotropina coriónica humana (hCG, por sus siglas en inglés), que es precisamente la que mide el test de embarazo. Sus niveles aumentan progresivamente desde el comienzo del embarazo hasta la semana 11ª de gestación, cuando se estabilizan. Esta hormona se relaciona con las náuseas que suelen aparecer en el primer trimestre del embarazo. Y es evidente que comer cuando se tiene la sensación de que el estómago se está dando la vuelta puede generar todo tipo de aversiones al alimento que se está ingiriendo en ese momento, ya sea un café, una tostada, un cruasán, o un zumo de naranja. “Si la mujer se encuentra revuelta, rechaza lo que sabe que le va a sentar mal. Eso ocurre mucho con algunos alimentos, como el pimiento o las comidas picantes”, afirma la doctora Carmen Martín Blanco, ginecóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario, en Madrid.
Cambios físicos y emocionales
Pueden influir negativamente. “Si la paciente está cansada, irritada y estresada, puede que esté más sensible y que cualquier cosa le moleste o le genere rechazo”, añade la doctora Laura Padillo.
Sistema de protección
“Algunas teorías sugieren que se trata de un mecanismo de autoprotección de la madre contra sustancias tóxicas que podrían ser perjudiciales para el bebé”, señala la doctora Padillo. El estudio sueco antes mencionado señalaba que un aumento del sabor y de la sensibilidad olfativa hacia algunos alimentos que podrían ser perjudiciales puede servir para disuadir de su consumo y ser los responsables de cambiar las preferencias alimentarias, sobre todo en las primeras semanas del embarazo, cuando el desarrollo fetal pasa por su momento más crítico. De hecho, como nos dice la doctora Carmen Martín Blanco, “es frecuente que la mujer afirme que no le apetece tomar bebidas alcohólicas o, si era fumadora, que el tabaco le da asco. Al ser tóxicos, tu propio cuerpo los rechaza”.
Creado: 27 de diciembre de 2019