9 de junio de 2015
Los ancianos tienen el triple de riesgo de desnutrición
Las personas mayores tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir desnutrición, ya que se estima que el 45% de los ancianos que reside en su propio domicilio no sigue una dieta equilibrada, lo que se asocia a la aparición de complicaciones de salud, que pueden llegar a ser graves y afectar seriamente a su calidad de vida.
Si la alimentación no aporta los nutrientes necesarios se pueden agravar las enfermedades crónicas del anciano, o desarrollarse nuevos problemas de salud
De hecho, la desnutrición asociada con la enfermedad afecta a alrededor de 30 millones de personas en Europa, e implica un coste de unos 170.000 millones de euros al año. Y es que si la alimentación no aporta la energía, proteínas, y el resto de nutrientes necesarios, se produce una situación de riesgo nutricional y una pérdida involuntaria de peso que, si no se remedia, termina por desencadenar alteraciones funcionales o clínicas que pueden agravar las enfermedades crónicas del anciano, o causarle nuevos problemas de salud.
Las consecuencias del envejecimiento como el deterioro de la dentadura, la pérdida de apetito, la disminución del gusto y el olfato, e incluso la falta de energía para ir a la compra y cocinar los alimentos, hacen que muchas personas mayores no ingieran las proteínas recomendadas, que en su caso suponen un 25% más de lo que necesita un adulto del mismo peso y complexión.
Entre las repercusiones que tiene una alimentación deficiente y continuada sobre el organismo de los mayores se encuentran: la pérdida de masa muscular –que a su vez deriva en un deterioro funcional y dependencia-, trastornos del sistema inmune –con un mayor riesgo de sufrir infecciones–, y mala cicatrización de las heridas.