Laura Chica

Psicóloga y coach, autora de ‘Pon un coach en tu vida’
Laura Chica, psicóloga y coach, explica qué es y qué no es el coaching, cuándo conviene utilizar esta herramienta de desarrollo personal, y cómo elegir al coach adecuado porque “no es coaching todo lo que reluce”.
Laura Chica, autora de ‘Pon un coach en tu vida’
“La magia del coaching es que permite a una persona encontrar la pastillita, el botón o la receta dentro de sí misma, y además le enseña a usar esa herramienta en cualquier momento de su vida cada vez que la necesite, y sin ayuda de nadie”

17/12/2015

El coaching es un término que cada vez nos resulta más familiar, y que se aplica a ámbitos de la vida tan dispares como el laboral, el deportivo, la nutrición, la educación, la salud… Pero, ¿sabemos en qué consiste esta herramienta de desarrollo personal, cuándo conviene utilizarla, o cómo elegir al coach más adecuado? Laura Chica, psicóloga y coach, experta en gestión y desarrollo del talento, habilidades directivas, psicología positiva e inteligencia emocional, explica en su nuevo libro Pon un coach en tu vida (Alienta editorial, 2015) qué es y qué no es el coaching, y para qué sirve realmente este proceso de acompañamiento. Porque, como dice Laura, “No es coaching todo lo que reluce”, y “hay que ser críticos con la falta de regulación que le ha restado seriedad y credibilidad”.

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Portada 'Pon un coach en tu vida'

Dicen que el coaching es una profesión dominada por mujeres, ¿por qué crees que es así?

No podemos confirmar que esté dominada por mujeres, ya que cada vez hay más hombres que se dedican a esto, lo que ocurre es que los datos que están registrados revelan que hay más mujeres trabajando en coaching. Yo creo que hay una parte vocacional en la mujer de ayudar, de cuidar, de proteger…, que es educacional, cultural, biológica…, y también se ve representada en una profesión como el coaching. Aunque si nos centramos en la faceta del coaching organizacional o ejecutivo, hay mayor número de hombres, al menos según mi experiencia. Muchos de los profesionales que trabajan el coaching ejecutivo han sido directivos que han salido de la organización para reorientar su carrera profesional, y han decidido trabajar el coaching. Esa experiencia previa, sus contactos, y teniendo en cuenta que los que solicitan sus servicios pueden empatizar más con una persona que ha trabajado en un puesto similar al suyo, podría quizás explicar esto.

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¿Qué cualidades hay que tener para convertirse en un buen coach?

Todas las personas tenemos un gran potencial que desarrollar, pero lo que puede determinar que alguien se dedique al coaching debe ser la vocación. Saber que uno quiere trabajar acompañando a personas a cumplir sueños, a crear retos, a superarse…, implica muchísimo compromiso, y es imprescindible trabajarse primero uno mismo antes de trabajar con otro. No todo el mundo está preparado, y no es posible descubrir cómo puede mejorar su vida otra persona sin aplicárselo primero en uno mismo. Esto es muy importante, entre otras razones porque, si el profesional del coaching no se conoce bien a sí mismo, puede proyectar esas áreas no trabajadas de su propia personalidad en su cliente, y perjudicar el proceso. Además, el coach debe continuar formándose toda la vida porque su labor implica una gran responsabilidad, y es necesario actualizarse continuamente para estar a la altura de los diferentes retos que se va a encontrar.

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Dices que no hay que ‘utilizar los servicios de un coach si esperas que te diga lo que debes hacer’. ¿En qué consiste entonces la labor del coach?

Los seres humanos siempre intentamos buscar la solución más fácil en todas las áreas de nuestra vida: la receta, el botón, la pastillita maravillosa…, y ojalá pudiera ser así de sencillo, pero para mí la magia que tiene el coaching es que permite a una persona encontrar la pastillita, el botón o la receta dentro de sí misma, y que además le enseña a usar esa herramienta en cualquier momento de su vida a partir de entonces cada vez que la necesite, y sin ayuda de nadie. Es cierto que ni todo el mundo está preparado para vivir un proceso de coaching en un momento determinado de su vida, ni todo el mundo lo desea. Hay personas que cuando están en esa primera sesión –a la que llegan sin saber muy bien en que consiste–, y se les informa y se les explica cómo se trabaja, qué se espera de él o ella, y qué responsabilidades y compromisos tienen que asumir, les parece demasiado y deciden que prefieren que alguien les diga directamente lo que tienen que hacer. Y eso es muy honesto, porque el cambio solo depende de ti y de lo que hagas, y tú tienes que estar involucrado, implicado, en tu propia vida, y si no estás dispuesto o preparado para ello en ese momento, a lo mejor es necesario que hagas otro tipo de terapia. Por el contrario, hay personas que hacen otras terapias, y al no sentirse parte activa del proceso, no les sirve, porque en ese momento les hubiera venido mejor un proceso de coaching. Por eso es importante informarse y conocer cómo es cada terapia, para elegir la que necesitamos.

Creo que hay una parte vocacional en la mujer de ayudar, de cuidar, de proteger, que es educacional, cultural, biológica…, y que se ve representada en una profesión como el coaching

¿Hay entonces una especie de pre sesión en la que te explican en qué consiste la terapia, o lo que se espera de ti, para que decidas si es eso lo que necesitas?

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Sí, porque no todo el mundo sabe lo que es el coaching. A veces tienen una cierta idea, o alguien les ha aconsejado que se busquen un coach, y en un acto de valentía para cambiar su vida se ponen en contacto con uno, pero sin saber muy bien qué es, cómo se trabaja, o qué se espera de ellos. Por eso es importantísimo recibir esa información previa, no solo para saber a qué se tiene que comprometer, sino también para conocer a la persona que le va a acompañar en el proceso, porque si el coach y el cliente no generan una buena conexión, o no hay química positiva entre ellos, será muy difícil que el proceso vaya bien, porque para abrirte a otra persona es imprescindible conectar con ella.

Y con respecto a los clientes, ¿hay más mujeres o más hombres que solicitan los servicios de coach? ¿Existen diferencias a la hora de establecer las pautas de coaching en función del sexo del cliente?

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Con respecto a buscar los servicios de un coach, en mi caso tengo más clientes femeninas, y creo que puede ser porque las mujeres somos más valientes, e incluso he tenido clientes masculinos que ha sido su mujer la que ha contactado conmigo. En cuanto a las diferencias sobre las que preguntas, no solo cambia la forma de trabajar si el cliente es hombre o mujer, sino según sus características personales. La realidad de cada individuo es tan particular que no hay dos procesos iguales, y por eso decía antes que el coach tiene que formarse muchísimo, porque tiene que tener una caja de herramientas tan amplia que le permita adaptarse a todas las características, idiosincrasia o realidad de los diferentes clientes que se va a encontrar. Y cada persona se encuentra en un momento diferente de su vida, tiene unas vivencias y una experiencia diferentes, ve la vida de distinta manera…, por tanto, la forma en que se interacciona con cada cliente para mostrarle su realidad tiene que ser diferente. No importa tanto si es hombre o mujer, sino que cada persona es única, sea del sexo que sea.

Cada persona se encuentra en un momento diferente de su vida, tiene una experiencia diferente, ve la vida de distinta manera… No importa tanto si es hombre o mujer, cada persona es única, sea del sexo que sea, y requiere una interacción adaptada a su realidad

Creo que en tu profesión hay mucho intrusismo, ¿en qué debemos fijarnos para escoger a un buen coach?

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Sí, sí que lo hay; de hecho, en el libro incluyo un apartado explicándolo porque creo que es necesario mostrar la realidad tal como es, y he titulado el capítulo No es coaching todo lo que reluce porque están utilizando el nombre de forma inadecuada. Aunque la responsabilidad es del cliente que lo elige, porque tiene que ser consciente, responsable y consecuente con lo qué está comprando. Yo pongo un ejemplo, y es que cuando tienes un problema de salud no vas a cualquier médico, sino que buscas un especialista en tu patología, y normalmente también preguntas a tus conocidos y pides referencias. Con el coaching deberíamos hacer igual, y no contactar con el primer coach que se nos ha cruzado en Twitter. En España, por ejemplo, hay tres asociaciones profesionales en las que se pueden comprobar los coach certificados, y aunque no son todos los que están, ni están todos los que son, si no conoces a nadie que te pueda dar referencias, en cualquiera de esas web encuentras diferentes profesionales en tu provincia que pueden servirte. Y si tienes algún conocido que ya han trabajado con alguno, siempre puedes preguntarle por su experiencia y probar. Te puede ocurrir que des con uno que no te ayude, y eso no siempre significa que el coaching no sea bueno para ti, sino que esa persona concreta, ese coach, no ha conectado contigo suficiente, o tú con él, y eso es algo que también ocurre con los médicos, que uno no te gusta y te vas a otro, y no pasa nada. Tenemos que hacer esa analogía porque, incluso entre buenos profesionales, a veces uno te sirve mucho a ti y a otro no le ayuda.

Figura del coach en la educación, la familia y la salud

Dices que los drivers o mandatos se adquieren en la infancia y determinan muchas de nuestras elecciones a lo largo de la vida. ¿Sería entonces positivo que las escuelas contaran con la figura de un coach, o que los profesores tuvieran nociones de coaching?

Desde luego; la figura de un coach, de un profesional de la psicología, o un orientador, que realmente ejerza y esté centrado en el alumno, y también un profesorado formado a nivel de coaching resultaría muy eficaz para mejorar la educación. El coaching aplicado a la educación ayuda a potenciar la mejora, la superación, a creer en los recursos individuales de las personas, lo contrario del sistema educativo actual que lo que pretende, a grandes rasgos, es unificar los perfiles, y meter a todo el mundo en el mismo saco. Aunque soy optimista y en la actualidad creo que se está produciendo un cambio educativo importante; veo muchísimos profesionales, por ejemplo César Bona, que es muy conocido, que ya lo está haciendo en su pequeño mundo, que es su aula, y se está extendiendo cada vez más la idea de que otra forma de enseñar y educar es posible, y esto incluye el coaching dentro del aula para potenciar el desarrollo del alumno y la inteligencia emocional. A mí me ha sorprendido mucho un colegio que me ha llamado para que forme al cuadro docente en el coaching, y en el que lo hacen todo diferente: es un colegio sin libros, que trabaja con la capacidad del profesor para generar cambios en los alumnos, y a mí eso me parece el principio del cambio. Lo que ocurre es que es algo individual, son pequeñas pinceladas de personas que creen en un cambio y lo aplican en su profesión docente, pero todavía no es algo generalizado.

El coaching aplicado a la educación ayuda a potenciar la mejora, la superación, a creer en los recursos individuales, lo contrario del sistema educativo actual, que lo que pretende es unificar los perfiles y meter a todo el mundo en el mismo saco

Muchos padres y madres primerizos temen no saber cuidar y educar bien a sus hijos, ¿existe algún tipo de coaching que ayude en la crianza de los niños?

Sí, el propio coaching educativo no solo se aplica en colegios, sino también en padres y madres. Mi primer libro (¿Quién eres tú? Alienta, 2013) lo eligieron como libro de referencia en educación porque lo escribí cuando nació mi hija, como una reflexión en voz alta como madre, y el profesorado lo tomó como una guía de inteligencia emocional. En este libro recogí la figura de los padres coach, como elemento clave e impulsor para desarrollar el potencial de su hijo, pero creyendo siempre en los recursos personales del niño. Desde este punto de vista, es muy aplicable tanto a la figura del profesor como a la del padre. En la crianza y la educación sería muy beneficioso que el triángulo formado por padre y madre, familia, y escuela, trabajara con los mismo criterios y de forma coordinada, potenciando las habilidades emocionales, el auto conocimiento…; eso sería una maravilla, porque ese niño adquiriría una madurez emocional que le ayudaría muchísimo a la consecución de objetivos, y a su propio éxito profesional y personal, desde pequeñito. Ese cambio facilitaría muchísimo el desarrollo íntegro del niño –la parte emocional, la cognitiva, la física…–, y para ello es necesario la coherencia en la educación de familia y escuela.

En el caso del coaching familiar, ¿es necesario que vayan todos los miembros de la familia a la sesión de coaching para obtener resultados satisfactorios?

Cuando pueden acudir todos los miembros de la familia se gestiona la forma de comunicarse, porque lo que más falla en el ámbito familiar es la comunicación, pero utilizando herramientas de la psicología sistémica si uno de los miembros de la familia –del sistema familia– acude a las sesiones de coaching para trabajar sobre las relaciones familiares, la modificación de una de las partes afectaría a todas. Esto demuestra que si tú cambias tu forma de interaccionar con alguien, por ejemplo con tu hijo, automáticamente tu hijo cambia la forma de relacionarse contigo porque está rompiendo un ciclo que ha aprendido, y eso es aplicable a toda la familia. No siempre es viable que puedan ir todos, pero modificar una de las partes del sistema afectaría a su totalidad. De ahí se deduce que para cambiar el mundo hay que empezar por cambiar uno mismo. Como siempre buscamos lo fácil, queremos que el cambio sea para los demás, pero tiene que venir de uno mismo, porque cambiando tú cambia todo.

Si uno de los miembros de la familia –del sistema familia– acude a las sesiones de coaching para trabajar sobre las relaciones familiares, la modificación de una de las partes afectará a todas

¿En qué consiste el coaching para la salud? ¿Está dirigido a personas que tienen que superar una enfermedad, a enfermos crónicos que deben aprender a convivir con la patología, o a prevenir los problemas de salud?

El coaching para la salud es una especialización que está en auge, y eso es maravilloso porque los médicos siempre han estado un poquito alejados del alma y más centrados en el cuerpo, y el coaching para la salud supone incluir en su forma de trabajar una visión íntegra del ser humano –cuerpo, alma, mente–, que implica coherencia. El proceso de coaching en el ámbito sanitario trabaja por la optimización de la salud, la mejora de hábitos sanos, pero también ayudando a los enfermos. Hay muchas herramientas, pero pretende sobre todo que el individuo se haga responsable de su propia enfermedad, cambia la forma en la que la persona vive esa situación, y le ayuda porque las habilidades mentales que todos tenemos –y que muchos desconocemos– pueden jugar a nuestro favor si las utilizamos bien. El coach ayuda al paciente a que aprenda a utilizar sus habilidades y sus recursos emocionales y mentales para que la enfermedad evolucione positivamente. Se ha comprobado que hay personas que han mejorado muchísimo en su enfermedad, y de forma muy rápida, porque consideran que han trabajado con su mente. Para mí el coaching tiene una aplicación revolucionaria en el mundo de la salud, porque te ayuda a ver que un pensamiento es capaz de modificar una estructura orgánica. Es una terapia complementaria al tratamiento médico; de hecho, cuando el enfermo sigue un proceso de coaching además de la terapia que le han prescrito los médicos, el hecho de trabajar con la mente complementa esa tríada, esa forma de ver a la persona de forma íntegra y coherente, trabajando desde los tres aspectos, lo que proporciona mucha fuerza a la hora de afrontar una enfermedad o una dificultad. Hay una corriente de psicología positiva que insta a las personas a que cada mañana cuando se levanten, en vez de pensar en sus problemas trabajen la mente para pensar en lo positivo que les rodea, y agradezcan lo que tienen en vez de obsesionarse con lo que no tienen… Esa fuerza mental, el pensamiento positivo real –el que trabajas y aplicas en tu vida diaria– ayuda a generar química positiva en el cerebro, produce emociones positivas, y ayuda a mantener la salud y a prevenir el desarrollo de enfermedades.

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