29 de abril de 2022

La raza de tu perro no determina su personalidad, ni su conducta

Un análisis genético de más de 2.000 perros encuentra que solo el 9% de la variación del comportamiento de los canes está vinculada a la raza, y que factores como la edad, el entorno y la experiencia influyen más en su personalidad.

Existen una serie de ideas preconcebidas que asocian el comportamiento de los perros, como una mayor tendencia a la agresividad o, por el contrario, al apego, el cariño por los humanos, o la obediencia a sus amos, con la raza a la que pertenecen, sin embargo, un análisis genético de estos animales ha encontrado que su personalidad se ha conformado a lo largo de miles de años de adaptación y no se relaciona directamente con el concepto de las razas modernas, que se diferencian sobre todo por cuestiones estéticas.

El nuevo estudio, que se ha publicado en Science, ha sido realizado por científicos de varias instituciones norteamericanas que emplearon estudios de asociación del genoma completo para buscar variaciones genéticas comunes que permitieran predecir rasgos de comportamiento en 2.155 perros de raza pura y mixta. Posteriormente combinaron los datos obtenidos con 18.385 encuestas a propietarios de mascotas del Arca de Darwin, una base de datos de código abierto sobre rasgos y comportamientos caninos referidos por los dueños.

“Para algunas características, encontramos variaciones genéticas que están significativamente asociadas a las diferencias de comportamiento. La más notable incluye una región de ADN vinculada a la frecuencia de los aullidos. No está dentro de un gen, sino que está junto a otro posiblemente regulador, y que, en el caso de los humanos, si no va bien afecta al área del desarrollo del habla en el cerebro”, ha explicado Kathleen Morrill, autora principal del trabajo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts (EE. UU.), en declaraciones a SINC.

Genética, entorno y experiencia influyen en el comportamiento canino

En estas pruebas se incluyeron datos de 78 razas y los investigadores identificaron 11 lugares específicos del cromosoma intensamente asociados al comportamiento, aunque ninguno de ellos era específico de la raza, y solo el 9% de la variación del comportamiento de los individuos estaba vinculada a ella.

“Este estudio pone de relieve que las declaraciones generales sobre la raza que asumen que es predictiva del comportamiento individual es un enfoque erróneo”

Estos científicos señalan que los comportamientos percibidos como característicos de las razas caninas modernas “derivan de miles de años de adaptación poligénica anteriores a la formación de la raza, y que las razas modernas se distinguen principalmente por sus rasgos estéticos”. “La mayoría de los comportamientos que consideramos característicos de las razas modernas de perros son el resultado de miles de años de evolución, desde el lobo hasta el perro salvaje, pasando por el perro doméstico y, finalmente, por las razas modernas”, ha afirmado la coautora, Elinor Karlsson.

La capacidad de los canes para responder a las indicaciones de los humanos fue uno de los comportamientos que más pudo predecir la genética, aunque esto variaba significativamente entre los perros individuales. “No nos referimos tanto a la capacidad de adiestramiento en sí, como a la motivación para cumplir las órdenes. Los perros dóciles están motivados internamente, es decir, deseosos de complacer a la gente. Por el contrario, los que son más independientes pueden estar más motivados externamente (mediante golosinas o juguetes), necesitan que tú hagas que valga la pena para ellos. Ambos son rasgos que se pueden entrenar, pero los canes más autónomos pueden necesitar mayores refuerzos positivos”, indica Morrill.

Esta investigadora pone como ejemplo una raza que en promedio parece más independiente, como el Gran Pirineo, que proviene de perros de trabajo (que se encargaban de cuidar el ganado), por lo que ella considera incorrecto decir que no pueden ser entrenados o que no son inteligentes, sino que en realidad son más independientes.

“El entorno y la experiencia mostraron ser un componente enorme para determinar el comportamiento de los perros. Además, la edad fue significativa para varios rasgos como prácticas con juguetes, y el sexo solo para un rasgo: la orden de ‘levanta la pata para orinar’, pero eso puede deberse a que no hay muchos perros de compañía sin castrar o sin esterilizar, o concretamente en este estudio”, continúa la eperta.

Se encontraron también diferencias entre razas puras y mixtas. Los perros mestizos tenían genomas más complejos y niveles de endogamia inferiores a los de los perros de raza pura, aunque ese era el resultado esperado. “Lo sorprendente es que ambos, en conjunto, son útiles para el mapeo genético de estas características. Previamente los científicos se centraban casi siempre en los de raza pura, pensando que el ADN de los mestizos sería demasiado complicado. Los nuevos métodos estadísticos y la tecnología genómica han hecho factible estos últimos en los estudios”, destaca.

En la actualidad, en algunos países existen legislaciones específicamente destinadas a las razas consideradas potencialmente peligrosas que incluyen requisitos necesarios para su tenencia o restricciones. Esto ya no ocurre en España, porque el Gobierno decidió que los perros se clasificaran dependiendo de su comportamiento, y no de su raza. “Aunque en este estudio no ofrecemos ninguna declaración sobre leyes directamente, sí pone de relieve que las declaraciones generales sobre la raza que asumen que es predictiva del comportamiento individual es un enfoque erróneo”, ha concluido Morrill.

Actualizado: 5 de mayo de 2023