Alejandro Villena Moya

Psicólogo, sexólogo clínico y autor de ‘¿POR qué NO? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía’
Vivir en una sociedad 'pornificada' afecta a las relaciones personales y sexuales, afirma el psicólogo y sexólogo Alejandro Villena, autor de ‘¿POR qué NO?, que da las claves para prevenir la adicción a la pornografía y tener una sexualidad saludable.
Alejandro Villena
“Las personas que tienen un uso problemático de la pornografía, que están pornificadas, han pasado por más de 1.000 horas de visionado de porno durante los 7 años más importantes de su madurez”

15 de junio de 2023

Según el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de la ONG Save the Children casi 7 de cada 10 jóvenes acceden a contenidos sexuales de forma frecuente. La mayoría de esos jóvenes llegaron por primera vez a esos contenidos sexuales a través de internet antes de los 13 años –alrededor de un 20% con solo 8-9 años–. Un 50% de ellos reconocen que el consumo de pornografía ha influido mucho o bastante en sus relaciones sexuales. “La pornografía genera una expectativa totalmente irreal del encuentro sexual que luego afecta a la autoestima y al autoconcepto. Eso hace que la frustración sea muy grande, lo que puede llegar incluso a afectar al deseo sexual y a la excitación, porque hemos normalizado tanto la pornografía que luego nuestro cuerpo la acaba prefiriendo al sexo real”, sostiene el psicólogo y sexólogo clínico Alejandro Villena, que acaba de publicar ¿POR qué NO? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía, un volumen en el que analiza la adicción a la pornografía, su impacto en las relaciones personales y sexuales, y los costes sociales y psicológicos que implica vivir en una sociedad pornificada como la nuestra.

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Me ha gustado mucho un concepto que utilizas en la introducción del libro, el de “personas pornificadas”. ¿Cómo podríamos definir a una persona ‘pornificada’?

Portada: "¿Por qué no?"

Yo diría que son aquellas personas nacidas ya a partir del 2008, que es el momento en el que el smartphone permitió que la pornografía llegara a cualquier rincón. Son personas que han estado expuestas a la pornografía con una radiación potentísima en comparación con generaciones precedentes.

Para que te hagas una idea, las personas que tienen un uso problemático de la pornografía, es decir, que están pornificados, han pasado por más de 1.000 horas de visionado de porno durante los siete años más importantes de su madurez. El impacto, el tiempo y la exposición que han tenido hacen que su cuerpo se haya impregnado de pornografía.

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Hemos empezado hablando de lo micro, de las personas, pero si nos vamos a lo macro, ¿podemos hablar también de sociedad ‘pornificada’?

Sí, o por lo menos hipersexualizada seguro. El sexo se ha convertido en algo que está publicitado por todas partes. Sin embargo, es muy curioso que seamos la sociedad más hipersexualizada y que a la vez seamos la que peor sexualidad tiene.

Es muy curioso que seamos la sociedad más hipersexualizada y que a la vez seamos la que peor sexualidad tiene

Tenemos más enfermedades de transmisión sexual, más disfunciones sexuales en los jóvenes, más conductas compulsivas, como el uso problemático de la pornografía. Por lo tanto, está claro que algo está fallando en ese nivel macro.

Cada vez salen más datos que demuestran que niños de 8 o 9 años están accediendo ya a la pornografía. ¿Hemos normalizado algo que no es normal?

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A mí me da la sensación de que sí. Es algo que ya pasó en otras épocas con el tabaco y otro tipo de sustancias hasta que los expertos advirtieron de sus riesgos. Creo que es lo que está pasando ahora con la pornografía. Todo esto ha evolucionado muy rápido con internet y ya estamos viendo que el impacto que tiene en el cerebro, en las relaciones sexuales y en las conductas y el aprendizaje de los más jóvenes es tremendamente negativo.

En esa misma introducción hablas de la pornografía como “una nueva pandemia” por su capacidad de contagio y por el impacto que tiene en la salud. Con las evoluciones tecnológicas que se adivinan a la vuelta de la esquina (realidad virtual, metaverso, etcétera), ¿Tenemos motivos para preocuparnos por la evolución que se prevé de esta pandemia?

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Sin duda alguna. Tenemos herramientas con mucho poder que se pueden utilizar de forma muy positiva, pero que también pueden acabar afectando a la privacidad y a los derechos humanos. Utilizar gafas de realidad virtual, trajes que permiten vivir sensaciones “reales”, utilizar la inteligencia artificial para alterar o crear desnudos de personas conocidas o no…

Ahora mismo hay acceso ilimitado a la pornografía para los menores, cosa que no hay ni con el tabaco, ni con las apuestas, ni con el alcohol

Todo eso nos aleja cada vez más de lo que es la sexualidad humana, biológica, natural; y nos convierte en una especie híbrida entre lo digital y lo humano, que parece que es hacia donde caminamos. Es un poco aterrador ese futuro.

Consecuencias de la adicción a la pornografía

Cuando hablábamos de la pornografía como pandemia hemos citado el impacto que esta tiene en la salud. ¿Crees que socialmente somos conscientes de ese impacto como podemos serlo del que tienen el tabaco o las drogas?

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Ahora mismo estamos lejísimos de que haya esa conciencia. Ahora mismo hay acceso ilimitado a la pornografía para los menores, cosa que no hay ni con el tabaco, ni con las apuestas, ni con el alcohol. En todas las posibles sustancias y comportamientos que generan adicción hay advertencias y campañas que al menos intentan dar una información previa para tomar una mejor decisión.

Estamos lejos de ser socialmente conscientes del problema que supone la pornografía

Con la pornografía no tenemos nada de eso, ningún filtro. Empiezan a haber algunas voces, algunos partidos políticos que se empiezan a cuestionar el tema, pero la realidad es que estamos lejos de ser socialmente conscientes del problema.

¿Cuáles dirías que son las principales consecuencias que tiene el consumo de pornografía sobre la salud de las personas?

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Una de las consecuencias más estudiadas es que favorece conductas sexuales de riesgo. Cuanto más uso se hace de pornografía, más posibilidades hay de tener múltiples parejas sin ningún tipo de protección, que es el modelo que favorece la pornografía. Luego también tiene un impacto sobre la agresividad y sobre la pervivencia de modelos machistas, denigrantes, en los que el hombre siempre gana y la mujer siempre sale perdiendo.

La pornografía tiene un impacto sobre la agresividad y sobre la pervivencia de modelos machistas, denigrantes, en los que el hombre siempre gana y la mujer siempre sale perdiendo

Y también están las expectativas, cómo la pornografía genera una expectativa totalmente irreal del encuentro sexual que luego afecta a la autoestima y al autoconcepto. Eso hace que la frustración sea muy grande, lo que puede llegar incluso a afectar al deseo sexual, a la excitación, porque hemos normalizado tanto la pornografía que luego nuestro cuerpo la acaba prefiriendo al sexo real.

Desde la Patología Dual se suele afirmar que estas adicciones comportamentales suelen ir de la mano en muchos casos de otros trastornos mentales. Por tu experiencia, ¿pasa esto con frecuencia en el campo de la adicción a la pornografía?

Sí, sin duda. Por ejemplo, la ansiedad, la depresión, los trastornos de personalidad, la impulsividad, el TDAH, el trastorno obsesivo compulsivo, la falta de regulación emocional o de autocontrol, pueden predisponer a desarrollar un uso problemático de la pornografía. Y viceversa. Este uso problemático puede tener como consecuencia problemas de impulsividad y autocontrol; o el desarrollo o empeoramiento de ansiedad, tristeza, etcétera.

Salir de la adicción a la pornografía

Dado el ritmo de contagio que está cogiendo esta pandemia, ¿qué podemos hacer como madres y padres para prevenir que nuestros hijos e hijas caigan en sus redes?

Hay que tener claro que casi al 100% de probabilidades los adolescentes se van a encontrar con la pornografía. Esto ya es una realidad. Por tanto, lo más importante es hablar con naturalidad de este tema, igual que lo hacemos con otros temas; y explicar a los adolescentes cómo distinguir entre realidad y ficción para que esto no afecte a su sexualidad en la vida real.

Ansiedad, depresión, trastornos de personalidad, impulsividad, TDAH, trastorno obsesivo compulsivo, falta de regulación emocional…, pueden predisponer a desarrollar un uso problemático de la pornografía. Y viceversa

¿Cuándo nos deberíamos preocupar? ¿Hay señales de alarma?

Sí, si vemos que nuestra hija o nuestro hijo empieza a utilizar un lenguaje muy sexualizado, a tener conductas sexuales muy explícitas, si se encierra en su cuarto o en el baño con mucha frecuencia con el teléfono móvil, si depende mucho de las pantallas, si hay cambios en su rendimiento académico, si cambia su estado de ánimo, etcétera. Todas estas son señales de alerta que nos deben empujar a pedir ayuda.

De la adicción a la pornografía, ¿se sale?

Sí, se sale. Hay esperanza. Es verdad que al ser algo más reciente y no existir conciencia social, todavía estamos un poco en pañales, incluso en los tratamientos. Pero hay esperanza. La gente que sale de la adicción aprender a ver todo lo bueno que tiene vivir la sexualidad de una manera saludable.

¿Qué tratamientos existen en la actualidad?

El único aprobado con eficacia demostrada en un ensayo clínico aleatorizado es la terapia cognitivo conductual. Es verdad que hay otras terapias como el mindfulness que han demostrado eficacia en casos únicos o en series de casos, pero de momento la evidencia científica apunta a la terapia cognitivo conductual.

Es la que nosotros llevamos 10 años utilizando con nuestros pacientes, aunque abogamos por un tratamiento más integrador, que se adapte a cada persona en concreto e incluya otras herramientas para entender también qué otras variables psicopatológicas y qué otros factores sociales pueden haber detrás de este uso compulsivo, para de esta forma poder ayudar a los pacientes de una manera más completa.

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