Dr. Sergio Morchón Ramos

Especialista en medicina preventiva de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitario de Bellvitge
Este miembro de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitario de Bellvitge nos explica por qué cuesta tanto abandonar el tabaco, y lo importante que es recurrir a la ayuda de un experto.
Dr. Sergio Morchón Ramos, especialista en medicina preventiva, y miembro de la U
“Las tasas de recaída rondan el 80% en cuanto se fuma el primer cigarrillo”

03/02/2012

El tabaco es un factor de riesgo para padecer numerosas enfermedades y afecciones estéticas, además de suponer un perjuicio para la economía doméstica. Por ello, cada día muchas personas deciden dejar de fumar. El doctor Sergio Morchón, que forma parte del equipo asistencial e investigador de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitario de Bellvitge, nos explica por qué cuesta tanto abandonar el tabaco, y lo importante que resulta la ayuda de un experto que realice un tratamiento a medida, en función de las características del fumador (consumo, grado de adicción, intentos previos…), para evitar las temidas recaídas.

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Conozco a muchos ex fumadores y a otras tantas personas que están intentando dejar el tabaco, y me llama la atención las discrepancias entre ellos. Algunos dicen que la ansiedad por fumar les duró sólo unos días, mientras que otros, al cabo de meses, dicen seguir sintiendo una gran necesidad física de fumar. ¿Cuánto puede durar verdaderamente el “enganche” físico? ¿No es más un problema psicológico?

La adicción al tabaco no es igual en todos los fumadores. Existen algunos que presentan una elevada adicción, y otros que no tanto. Es por ello que cada fumador puede llegar a ser diferente y requerir diferente tipo de ayuda y tratamiento. Por lo general, la dependencia física a la nicotina puede durar entre dos y tres semanas, siendo muy variable su intensidad. La dependencia psicológica obviamente también está presente en todos los fumadores, y la viven de una manera también muy diferente. Es ahí donde la fuerza de voluntad del fumador puede ser importante. En definitiva, es difícil valorar qué porcentaje de dependencia física y de dependencia psicológica presenta cada fumador, pero ambas son importantes y se han de valorar.

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Hace años leí un manual en el que decían que los ex fumadores, en realidad, eran “fumadores que no fuman” y, de hecho, hay muchos casos de gente que ha vuelto a fumar muchos años después de haberlo dejado (incluso cuatro o cinco años después). ¿Nunca se quitan las ganas de fumar?

Nosotros siempre hablamos de “fumadores que no fuman” o “fumadores en excedencia”, en lugar de ex fumadores. El cerebro de una persona que ha fumado durante unos años ya ha cambiado, y presenta los receptores que esperan la nicotina -aunque dormidos- durante toda su vida. Es por ello que en cuanto fume el primer cigarrillo, aunque sea después de varios años de abstinencia, se desencadenará toda una cascada de reacciones en su cerebro que le llevarán en pocas semanas a volver a consumir las cantidades que fumaba. El fumador que no fuma no presenta unas ganas intensas de fumar durante toda su vida, sino que recordará el placer que le proporcionaba fumar; sabe convivir con estos recuerdos y no le crean ningún tipo de problema ni molestia.

El cerebro de una persona que ha fumado durante unos años presenta los receptores que esperan la nicotina -aunque dormidos- durante toda su vida

Yo he fumado durante algunas temporadas de mi vida, pero el cuerpo jamás me “pidió nicotina” y, si no tenía tabaco, ni me molestaba en salir a comprarlo. Conozco otros casos similares ¿A que se debe que algunas personas, aunque fumen, no se enganchen nunca al tabaco, mientras que otras fuman cada vez más?

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Todo depende del nivel de adicción a la nicotina. Existen algunos fumadores (menos del 3%) que no son dependientes a la nicotina, y pueden estar temporadas fumando pocos cigarrillos, otras fumando algo más, e incluso meses o años sin fumar. Estas personas dejarán de fumar sin problemas cuando se lo propongan. En cambio, el 97% restante son adictos a la nicotina en mayor o menor medida, y siempre necesitarán su dosis mientras continúen fumando, ya sea de cinco cigarrillos o de tres paquetes diarios.

Siguiendo las tesis del refrán “más vale prevenir que curar”, y dado que se trata de una sustancia tan adictiva, lo mejor sería no empezar nunca a fumar. ¿Qué pueden hacer los padres para inculcar a sus hijos la idea de lo dañino e innecesario que es el tabaco?

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Es una de las asignaturas pendientes de la salud pública. Y es que actualmente la franja de población donde tenemos más problemas es la de los jóvenes. Los adolescentes, por el mero hecho de serlo, tienen menos sensación de peligro, además de buscar estímulos y alicientes de manera continuada. En estos casos el ejemplo de los padres y la educación sanitaria e información sobre el perjuicio del tabaco son factores fundamentales.

Los adolescentes tienen menos sensación de peligro, además de buscar estímulos y alicientes de manera continuada

Cuando una persona acude a su consulta porque ha decidido dejar de fumar pero cree que necesita ayuda para conseguirlo, ¿cuáles son los pasos a seguir? ¿en qué consiste el tratamiento, es un tratamiento estándar, o depende de las características, la edad, o el entorno del paciente?

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Actualmente existen tratamientos farmacológicos que han demostrado su eficacia en estudios científicos. Es por ello que desde la medicina hemos de recomendar siempre estos tratamientos a la gran mayoría de fumadores, simplemente por el hecho de que tendrán muchas más posibilidades de conseguir dejar de fumar. La terapia sustitutiva con nicotina, el bupropion y especialmente la vareniclina, son los únicos fármacos que han demostrado una elevada eficacia. Otros métodos alternativos como la acupuntura, el láser, la hipnosis o la homeopatía nunca han demostrado más eficacia que lo que se consigue por la propia fuerza de voluntad. Desde la Unitat de Tractament del Tabaquisme del Hospital Universitari de Bellvitge intentamos realizar un tratamiento a medida en función de las características del fumador (consumo, grado de adicción, intentos previos…).

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¿Cuánto tiempo suele durar el tratamiento hasta que se considera que el ex fumador está, por así decirlo, “fuera de peligro”?

Desgraciadamente el fumador nunca está “fuera de peligro”. Los receptores de nicotina de su cerebro, a pesar de permanecer “dormidos”, pueden despertarse en cuanto vuelva a entrar nicotina (el clásico “por un cigarrillo no pasa nada”). Las tasas de recaída rondan el 80% en cuanto se fuma el primer cigarrillo, pase el tiempo que haya pasado desde que dejó de fumar. De hecho, el fumador solo tiene dos opciones: o fuma lo que estaba fumando, o no fuma nada. Cosas intermedias como fumar uno al día, o uno después de cada comida, son inviables y solamente duran un par de semanas o tres. Pero no lo vamos a pintar tan negro: el fumador que ha dejado de fumar aprende a convivir con ese recuerdo de fumar que por lo general es muy esporádico. Habrá aumentado su calidad de vida, no será esclavo de nada, y no tendrá esa necesidad de fumar. Además, el riesgo de padecer enfermedades tan graves como el infarto de miocardio o los cánceres, se habrán normalizado a los pocos años. Tienen mucho a ganar y poco a perder.

La terapia sustitutiva con nicotina, el bupropion y especialmente la vareniclina, son los únicos fármacos que han demostrado una elevada eficacia

He oído que existe un fármaco para las personas que quieren dejar el alcohol y que, cuando toman este medicamento y beben, se sienten fatal físicamente. ¿No sería efectivo algo similar en el caso de los fumadores?, es decir, que si al fumar se sintiesen mal, ¿no dejaría entonces de apetecerles el tabaco?

Hace muchos años se llegaron a utilizar estas terapias aversivas, que no tuvieron demasiado éxito. Al contrario que en el alcohol, donde el cambio social, laboral y familiar es importantísimo al dejar de beber, no pasa lo mismo con el tabaco. El fumador acababa por volver a fumar después de realizar este tipo de tratamientos, que hoy en día están en desuso.

A algunas personas les gusta mucho tomar un postre dulce después de una buena comida, o acompañar un asado con un buen vino, ¿existen comidas o bebidas que inciten a fumarse un cigarro?

El fumador siempre tiene muchas cosas asociadas al cigarrillo, y una buena comida, el café, o una copa, son de las más importantes. Durante las primeras semanas sin fumar serán estos los momentos más complicados para un fumador, pero no pienso que haya que evitarlos, sino enfrentarse a ellos. En pocos días, esa asociación desaparecerá, y el fumador disfrutará más plenamente de esa comida o de esa copa, al haber recuperado el gusto y el olfato que le arrebató el tabaco.

¿Es más fácil evitar recaídas con la ayuda de un experto?

Definitivamente, sí. El control y el apoyo de las visitas sucesivas hace que el camino que ha de recorrer el fumador que intenta dejar de fumar sea más liviano. Siempre existe una persona a la que consultar o en la que apoyarse. Nuestra misión en esos momentos es hacerle ver al fumador el camino recorrido y los beneficios obtenidos. Los beneficios han de pesar más en la balanza que el recuerdo o el deseo de fumar.

¿Cree que la ley antitabaco puede contribuir a que disminuya el número de fumadores o, al menos, el de jóvenes que empiezan a fumar?

Hemos de partir de la base de que la llamada ley antitabaco no está pensada para disminuir el número de fumadores, sino para proteger la salud de los no fumadores. Evidentemente la implementación de la ley ha sido el empujón que necesitaban muchos fumadores para intentar dejarlo, y eso hemos de aprovecharlo. El fumador que está intentando dejar de fumar seguro que se beneficiará del hecho de que no se pueda fumar en bares y restaurantes, ya que así no tendrá tanto estímulo a su alrededor que le recuerde el tabaco.

La ley antitabaco no está pensada para disminuir el número de fumadores, sino para proteger la salud de los no fumadores

En ciertos lugares, como las cárceles, o los psiquiátricos, sí está permitido fumar, porque los residentes no pueden ir a otro lugar para hacerlo pero, en el caso de las personas que sufren algún trastorno mental, ¿puede ser contraproducente un tratamiento de deshabituación tabáquica?

Los últimos estudios, e incluso nuestra propia experiencia en la planta de psiquiatría de nuestro hospital, demuestran que en personas con trastorno mental se puede realizar una cesación tabáquica sin excesivos problemas. Obviamente el tratamiento debería realizarlo un experto, y permanecer en constante comunicación con el psiquiatra, pero es perfectamente posible. Ha de tenerse en cuenta que la mayor causa de muerte en los pacientes psiquiátricos son las enfermedades relacionadas con el tabaco.

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