27 de julio de 2021

Cambios en la superficie del ojo pueden indicar COVID persistente

Un estudio encuentra que los pacientes con COVID-19 persistente presentan daños en la córnea –pérdida de fibras nerviosas o aumento de las células inmunitarias (dendríticas)–, sobre todo aquellos con síntomas neurológicos.

Las personas con COVID persistente experimentan una variedad de síntomas que se mantienen durante más de cuatro semanas tras superar la fase agua de la enfermedad y que pueden resultar discapacitantes. De hecho, una investigación reciente ha llegado a identificar hasta 203 síntomas distintos en estos pacientes.

Ahora un nuevo estudio publicado en British Journal of Ophthalmology ha comprobado que la pérdida de fibras nerviosas y un incremento de las células dendríticas en la superficie del ojo (córnea) pueden ser una característica del COVID persistente que ayude a identificar este problema de salud. Las células dendríticas desempeñan un papel fundamental en la respuesta del sistema inmune primario porque capturan y presentan antígenos de patógenos invasores.

“Los pacientes con COVID prolongado tienen evidencia de daño pequeño en las fibras nerviosas que se relaciona con la gravedad del COVID prolongado y los síntomas neuropáticos y musculoesqueléticos”

Según los resultados del trabajo, estos cambios eran especialmente evidentes en los individuos que presentaban síntomas neurológicos como pérdida del olfato y el gusto, dolor de cabeza o neuropático, mareos o entumecimiento, tras la infección por SARS-CoV-2.

Daños en la córnea por COVID-19 persistente

La córnea es la parte transparente del ojo que se encuentra sobre la pupila, el iris y el interior lleno de líquido y cuya principal función es enfocar la mayor parte de la luz que llega al ojo. Para llevar a cabo la investigación se empleó una técnica láser de imágenes de alta resolución, no invasiva y en tiempo real denominada microscopía confocal corneal (CCM) que permite detectar el daño del nervio en la córnea y las alteraciones inflamatorias asociadas a la neuropatía diabética, la esclerosis múltiple y la fibromialgia.

Los investigadores seleccionaron a 40 personas que habían superado la infección por coronavirus entre uno y seis meses antes, que contestaron a un cuestionario del Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) para descubrir si tenían COVID persistente.

“La microscopía confocal corneal puede tener utilidad clínica como una prueba oftálmica objetiva rápida para evaluar a pacientes con COVID prolongado”

El cuestionario incluía síntomas generalizados, respiratorios, cardiovasculares, neurológicos, musculoesqueléticos, psicológicos y psiquiátricos, gastrointestinales, dermatológicos y de oído, nariz y garganta, con una puntuación total que varía de 0 a 28. Al cabo de cuatro semanas el 55% de los participantes (22 de 40) tenían síntomas neurológicos, que se mantuvieron en 13 de 29 (45%) a las 12 semanas.

Posteriormente se escanearon las córneas de los participantes usando CCM para buscar pequeños daños en las fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas. Compararon las exploraciones de la córnea con las de 30 individuos sanos que no habían padecido COVID-19, y observaron que los pacientes que manifestaban síntomas neurológicos cuatro semanas después de haberse recuperado de la infección aguda tenían mayor daño y pérdida de fibras nerviosas corneales y un mayor número de células dendríticas, que aquellos que no habían tenido COVID-19.

Los participantes que no tenían síntomas neurológicos mostraban un número de fibras nerviosas de la córnea similar al de los sujetos sanos, pero un mayor número de células dendríticas. Y las respuestas al cuestionario que indicaban síntomas de COVID persistente se relacionaban de forma significativa con la pérdida de fibras nerviosas corneales.

Aunque se trata de un estudio observacional que no permite establecer la causa y sus autores reconocen algunas limitaciones, como el pequeño número de participantes o haber recurrido a cuestionarios para determinar la gravedad de los síntomas neurológicos, también señalan que han demostrado que “los pacientes con COVID prolongado tienen evidencia de daño pequeño en las fibras nerviosas que se relaciona con la gravedad del COVID prolongado y los síntomas neuropáticos y musculoesqueléticos”, y concluyen que “la microscopía confocal corneal puede tener utilidad clínica como una prueba oftálmica objetiva rápida para evaluar a pacientes con COVID prolongado”.

Actualizado: 5 de mayo de 2023