23 de octubre de 2019

Ligan la falta de un esteroide en la placenta con riesgo de autismo

La falta de alopregnanolona (ALLO), una hormona que produce la placenta y resulta esencial para el desarrollo del cerebro del feto, puede aumentar el riesgo de que el bebé presente un trastorno del espectro autista (TEA).

Un estudio realizado con un modelo transgénico experimental sugiere que una de las hormonas que produce la placenta durante la gestación, la alopregnanolona (ALLO), es tan necesaria para el correcto desarrollo del cerebro del feto que cuando sus niveles descienden, o desaparece de forma abrupta –como sucede cuando se presenta un parto prematuro– el bebé es más propenso a desarrollar un trastorno del espectro autista (TEA).

La investigación, que se acaba de presentar en la conferencia anual Neuroscience 2019, ha sido realizada por científicos del Children's National Hospital de Chicago, en Estados Unidos. La producción de esta hormona neuroesteroide se incrementa en el segundo trimestre del embarazo y sus niveles alcanzan su apogeo al final de la gestación, por lo que los bebés prematuros –nacidos antes de la semana 37 de embarazo– no reciben la misma cantidad de ALLO que los nacidos a término.

Las crías macho que experimentaron una brusca reducción en el suministro de ALLO presentaron unos patrones de conducta más repetitivos y mayores deficiencias en su sociabilidad

Los investigadores decidieron comprobar qué sucedía cuando se interrumpía el suministro de ALLO, y para ello crearon un modelo experimental transgénico en el que eliminaron un gen imprescindible para la síntesis de esta hormona. Observaron así que cuando disminuía la producción de ALLO en las placentas, los descendientes experimentaban cambios permanentes en el desarrollo neuronal de una manera específica, por sexo y zona del cerebro.

Conducta repetitiva y menor sociabilidad

Claire Marie Vacher, la principal autora del trabajo, ha explicado que su estudio ha encontrado que la pérdida específica de ALLO en el útero conduce a alteraciones estructurales a largo plazo en el cerebelo –una zona del cerebro que interviene en la coordinación motora, el equilibrio y las habilidades sociales– y aumenta el riesgo de desarrollar autismo.

La especialista afirma que desde una perspectiva estructural, las anomalías en el cerebelo más pronunciadas aparecían en la materia blanca, donde encontraron un incremento del espesor de la mielina –una cobertura grasa que protege las fibras nerviosas–. Vacher ha añadido que las crías macho que experimentaron una brusca reducción en el suministro de ALLO presentaron unos patrones de conducta más repetitivos, así como mayores deficiencias en su sociabilidad, que son dos características habituales de las personas con TEA.

Los investigadores constataron, no obstante, que administrar una única inyección de ALLO durante la gestación permitió evitar las alteraciones en el cerebelo y los comportamientos sociales anormales en los modelos experimentales. Según Vacher, sus hallazgos proporcionan nuevas evidencias que resaltan la importancia que tienen las hormonas de la placenta en la creación y programación del desarrollo cerebral del feto.

Actualizado: 27 de mayo de 2020