Alfredo Corell

24 de junio de 2025
Alfredo Corell, catedrático de la Universidad de Sevilla, profesor de Inmunología en la Universidad de Valladolid, y miembro destacado de la Sociedad Española de Inmunología, acaba de publicar Inmunidad en forma. Conoce y entrena tus defensas (Editorial Planeta), un libro que combina ciencia y divulgación con el objetivo de que la población general conozca los secretos del sistema inmunitario. Con un lenguaje claro y ejemplos cotidianos, el autor nos invita a comprender cómo funciona esta compleja red de defensas que protege nuestro cuerpo y, sobre todo, qué podemos hacer para cuidarla y fortalecerla. Corell, que ha colaborado en ‘La Sexta Noche’, ‘La hora de La 1’, ‘Horizonte’, ‘Está pasando’ y en numerosas mesas y tertulias de todos los canales televisivos de RTVE, A3media, Mediaset y canales autonómicos e internacionales, y también participa con frecuencia en plataformas de desmentidos de bulos sobre salud en ‘Maldita.es’, ‘EFE-Verifica’, ‘Salud sin bulos’ y ‘Newtral’, nos habla sobre los mitos más frecuentes sobre la inmunidad (inmunofakes o inmunotimos), el impacto del estrés, el sueño y la alimentación en nuestras defensas, y el papel clave de las vacunas y los hábitos de vida saludable para entrenarlas y fortalecerlas día a día.
En tu libro afirmas que es posible entrenar las defensas, pero, ¿eso cómo se hace? ¿Cómo vamos a notar si lo estamos haciendo bien?

Existen varias pautas que explico en el libro. En general, hay que tomar de todos los alimentos sin excluir nada, excepto los hidratos de carbono refinados –los que no sean integrales– y los ultraprocesados. La dieta mediterránea y la dieta atlántica son perfectas y, si me apuras, algo que mucha gente no hace, que es tomar un probiótico al día, como un yogur, un kéfir o una leche fermentada.
Hay que hacer ejercicio –y me refiero a un ejercicio moderado, no extenuante– unos 150 minutos a la semana, incluyendo algo que ha estado denostado mucho tiempo, que son los ejercicios de fuerza, porque se ha demostrado que entrenar los músculos es bueno para el sistema inmunitario porque se generan unas sustancias en los músculos que estimulan las defensas. Las personas que realizan ejercicios intensivos y extenuantes, como puede ser maratón, bicicleta de fondo, carrera de fondo… tienen que hablar con algún médico para que les indique algún suplemento que pueda paliar en parte sus consecuencias.
Otro aspecto a cuidar es el sueño. Respetar el ciclo noche/día y no tener un déficit de sueño es fundamental, lo que significa, en el caso de una persona adulta, dormir como mínimo siete horas y media. En el sueño hay ciclos, y durante un sueño completo puede haber 4 o 5 ciclos, que se componen de varias fases, y en una de las fases del sueño se enciende el sistema inmunitario en formato inflamatorio. Eso es necesario porque es un reseteo para que se coloquen todas las células en su sitio y al día siguiente esté todo en condiciones, pero si no cumplimos ese horario de sueño podemos levantarnos con ese modo inflamatorio encendido y eso es nefasto porque promueve cambios metabólicos y puede llevar a situaciones como la obesidad y la diabetes.
Y te pongo un ejemplo: en un país de siestas como España pasaría lo mismo si la siesta es muy prolongada y la persona entra en esa fase profunda en la que el sistema inmunitario se va a resetear y te puedes levantar con ese modo inflamatorio activado y se pueden producir desajustes metabólicos. Por eso, el tiempo adecuado de una siesta para no entrar en esa fase sería de entre 20 y 30 minutos.
El control del estrés es otro de los factores clave. Estamos en un momento en el que se ha normalizado estar ansioso y somos uno de los países del mundo donde se consumen más medicamentos ansiolíticos. Es verdad que vivimos en un mundo trepidante, muy rápido, donde vamos con mucha prisa, y hay situaciones que no se pueden cambiar y son estresantes, como ocurre si te casas, si te separas, si se te muere alguien querido, si estás pasando por un periodo de exámenes en la universidad… Y hay que saber manejar esas situaciones porque, por ejemplo, en los periodos de exámenes a los estudiantes universitarios les salen pupas en la boca, conjuntivitis, diarrea, contraen catarros con facilidad…
Para evitar o minimizar esto debemos realizar actividades que generen otras sustancias que contrarresten el cortisol –que es el responsable del estrés y de que las defensas se vengan abajo–. Esas sustancias se consiguen haciendo ejercicio, teniendo sexo, bailando, leyendo un libro, escuchando música, dando un paseo por un entorno agradable…; en definitiva, realizando actividades placenteras que contrarrestan en cierto modo el problema del estrés.
Otro aspecto que más que entrenar podemos alterar es dejar de consumir tóxicos, como el tabaco. En el caso del alcohol, actualmente es una droga muy establecida que no está mal vista socialmente; de hecho, lo que se ve raro es la gente que no bebe alcohol. Y también se está produciendo un repunte del uso de drogas. No es tanto la coca –aunque se sigue usando–, sino la metanfetamina, la mefedrona, el éxtasis… Hay que controlar el consumo de tóxicos. Yo me tomo un vino de vez en cuando, pero no puedo decir que esto sea saludable, tengo que asumirlo como un placer.
Dedicas un capítulo al ‘Impacto de la tecnología en nuestras defensas’. ¿Es el abuso de la tecnología una de las conductas que deberíamos evitar para no perjudicar al sistema inmunitario?
Efectivamente, hay que añadir la tecnología a la lista. Ya hay estudios que indican que el uso excesivo de pantallas y estar enganchado a este tipo de artilugios (consolas, smartphones, ordenadores…) hace que las defensas respondan peor. Y esto se ha publicado, pero es difícilmente explicable. Sin embargo, si lo piensas, una persona que está muchas horas con una pantalla al final no se mueve tanto –pasa más horas sentado–, come peor –porque en vez de ir a comprar y prepararse algo saldable en casa es más tendente a encargar comida y que se la traigan–, duerme peor –porque si se queda enganchado con las pantallas hasta el último minuto antes de acostarse alterar su higiene del sueño.
Debemos realizar actividades placenteras que generen sustancias que contrarresten el cortisol, que es el responsable del estrés y de que las defensas se vengan abajo
Además, si está con una consola compitiendo con otros colegas, o en redes sociales mirando publicaciones, o viendo si le han dado likes o han comentado las suyas, o contestando a sus seguidores, todo eso le genera ansiedad. Por lo tanto, el abuso de la tecnología conduce a comer mal, dormir mal, dejar de hacer ejercicio y experimentar un mayor estrés, y todo esto explica que su consumo excesivo no sea bueno para la inmunidad.
Enfermedades autoinmunes y alergias: el sistema inmune como enemigo
¿Es posible prevenir de alguna forma la aparición de enfermedades autoinmunes en las que es nuestro propio sistema inmunológico el que ataca al organismo?
A nivel personal no es posible prevenirlas porque las enfermedades autoinmunes en general tienen una base de predisposición genética, aunque esto no es suficiente y tampoco se conocen todos los genes que predisponen a desarrollarlas. Normalmente existe un mecanismo desencadenante que puede ser muy variado. Muchas veces es una infección, pero también puede ser el consumo o inhalación de un tóxico.
Por ejemplo, en la esclerosis múltiple –una enfermedad donde el sistema inmune actúa contra el recubrimiento de nuestros nervios y lo daña– se sabe que el mecanismo desencadenante (o uno de ellos) es una infección por el virus de Epstein Barr, que es un virus ampliamente conocido y que casi todo el mundo va a contraer a lo largo de su vida, ya que el 95% de la población se ha infectado con este patógeno en algún momento.
Sin embargo, actualmente un ciudadano no sabe si tiene una predisposición genética a alguna enfermedad, salvo que tenga antecedentes en la familia; por ejemplo, si su madre y su padre son diabéticos tiene más probabilidades de desarrollar la enfermedad y habría que ver si se puede prevenir, pero en la inmensa mayoría de los casos desconocemos esta predisposición.
Para las personas que padecen una enfermedad autoinmune en la tercera parte del libro ofrezco estrategias para afrontarla; tanto en el caso de patologías autoinmunitarias, como si se trata de alergia, cáncer… Por ejemplo, si eres alérgico al polen y estás en plena época de polinización debes ponerte mascarilla y gafas en la calle para minimizar el contacto con el polen. Y hay estrategias muy concretas destinadas a las personas con cáncer. Algunos pacientes, por ejemplo, dejan de hacer ejercicio, sin embargo, hay muchos estudios que avalan que el ejercicio físico mejora la respuesta inmunitaria frente al cáncer y que los pacientes que hacen ejercicio se recuperan mejor.
Precisamente te iba a preguntar por qué las alergias, que son uno de los problemas asociados a una reacción inadecuada o exagerada del sistema inmunitario, han aumentado tanto. ¿A qué se debe que cada vez haya más personas que desarrollan una o varias alergias en algún momento de su vida?
La eclosión de alergia y de enfermedades autoinmunitarias se asocia en cierta medida a que vivimos en un entorno muy estéril, muy limpio. No me refiero con esto a que haya que vivir entre porquería, pero nos hemos acostumbrado a que los niños jueguen en la calle en un suelo de corcho, en vez de con tierra, y tenemos lavavajillas anti-bacterias y todo tipo de agentes desinfectantes en casa, y eso hace que el entorno sea mucho más limpio y que los niños desde pequeños se entrenen peor. Cuando un niño empieza a coger mocos en la guardería, eso es bueno para las defensas porque se están entrenando; aunque para los papás sea un engorro, para el sistema inmunitario infantil es beneficioso
El abuso de la tecnología conduce a comer mal, dormir mal, dejar de hacer ejercicio y experimentar un mayor estrés, lo que explica que su consumo excesivo no sea bueno para la inmunidad
La llamada hipótesis de la higiene explica que este entorno tan estéril, esta burbuja, hace que el sistema inmunitario se entrene peor y se dedique a cosas que no debía, y así salen las alergias y las enfermedades autoinmunes. Y otro de los motivos que también influye es que estos problemas de salud cada vez se diagnostican antes y mejor. Además, te diré que la OMS tiene un estudio en el que predice que las alergias van a seguir aumentando y que en el año 50 tendremos aproximadamente a la mitad de la población alérgica, así que de momento no hay medios de contención para las alergias.
Actualmente las personas que han recibido un órgano tienen que tomar inmunosupresores de por vida, que perjudican su salud no solo por sus numerosos efectos secundarios, sino porque reducen sus defensas frente a infecciones. ¿Crees que en un futuro sería posible reducir o suprimir esta medicación sustituyéndola con otras estrategias?
Estamos en camino de disponer de una inmunosupresión más específica; por ejemplo, los inmunosupresores más amplios y, digamos, más groseros que hay son los corticoides, que se usan no solo en una persona que está trasplantada, sino en una persona con una enfermedad inflamatoria. Estos fármacos suprimen todo y tienen múltiples efectos secundarios, entre otros, que coges infecciones o dejas de vigilar el cáncer y desarrollas un tumor.
Pero los inmunosupresores son cada vez un poquito más específicos, y llegamos al punto en el que algunos inmunosupresores son inmunoterapia, y son tan específicos que ya solo se dirigen a la diana para la que han sido diseñados. En los próximos años esta inmunosupresión va a hilar cada vez más fino y van a facilitar mucho la vida a estas personas, porque van a padecer menos infecciones y menos procesos tumorales.
Suplementos nutricionales e ‘inmunofakes’: mitos a desterrar
Otro tema que tratas en el libro es el de los suplementos nutricionales. ¿Es beneficioso tomarlos, o solo se debería hacer en aquellos casos en los que existan determinadas necesidades o carencias?
Yo ahí soy bastante explícito: cuando no padeces ninguna enfermedad y tienes una alimentación completa que incluya todos los grupos, salvo los hidratos refinados y los ultraprocesados, no necesitas ningún suplemento porque todo lo que necesita tu sistema inmunitario está en la alimentación que tomas. Quizá lo único que habría que hacer es tomar un poco el sol porque la vitamina D que se obtiene a través de los alimentos solo es un 20% de la que necesitamos, por lo que hay que tomar el sol 15 o 20 minutos diarios en horas que no sean punta para que nuestro cuerpo sintetice la vitamina D que nos hace falta.
Además, hay momentos en los que puede ser necesario tomar un suplemento; por ejemplo, alguien con una enfermedad que le impida comer algún alimento, una persona que hace una dieta estricta y a la que le han excluido un grupo de alimentos, personas que practican un deporte extremo… Hay situaciones en las que puede ser adecuado suplementar, pero para toda la población sana y que come de todo, en principio no.
¿Cuáles son los mitos o ‘inmunofakes’ que crees que es más importante desmentir o pueden ser más peligrosos?
Mucha gente está preocupada por su salud en general y por sus defensas en particular, y por eso los inmunofakes son tan peligrosos, porque si miras en redes sociales, en internet y en medios de comunicación siempre encuentras un anuncio de algo que es bueno para las defensas, incluso para las defensas de tu perro. Y ante el interés que muestra la población –y más todavía si tiene que ver con los niños– tienen el campo abonado para que estos productos se compren, aunque algunos sean timos. Otros, más que un timo, son un envoltorio, porque lo que contienen son vitaminas y minerales que se sabe que sí son útiles para el sistema inmunitario, pero te lo venden como una nueva panacea.
Hay muchos estudios que avalan que el ejercicio físico mejora la respuesta inmunitaria frente al cáncer y que los pacientes que hacen ejercicio se recuperan mejor
Yo he analizado una colección de productos –no podía analizar todos porque ha sido un análisis exhaustivo que me ha llevado muchísimo tiempo– y me ha sorprendido una cosa que está muy extendida que yo no conocía hasta hace poco, que se llama Immunocal, que se distribuye con venta piramidal, es decir, se trata de comprarla en grandes cantidades y vendérsela a amigos o a quien quieras, y que no tiene ninguna evidencia detrás. Lo único que contiene es alguna vitamina o algún mineral interesante.
Por el lado bueno, hay productos como el Actimel que, aunque no sacan una matrícula de honor en todos los aspectos que he analizado, son productos que tienen mucha evidencia por detrás y valen tanto para población general, como para situaciones concretas como diarreas de niños, porque ayudan a reducirlas o a que se recuperen antes. En el análisis, por tanto, hay luces y sombras.
El de los probióticos es un ámbito muy amplio y hay probióticos que no son suplementos, sino alimentos, como el yogur, el kéfir o la leche fermentada, que yo incluyo en la dieta diaria, ya que hay que tomar al menos uno al día. En situaciones excepcionales donde haya problemas intestinales o la toma de un antibiótico es posible que solo con estos alimentos probióticos no sea suficiente, pero mi consejo es que mientras esto sea suficiente no se tome ningún probiótico de farmacia, y mucho menos de internet. No se deben tomar salvo por indicación del médico o el farmacéutico si hay problemas de salud, pero insisto en que una persona sana lo que debe incluir en su dieta diaria es un probiótico alimentario. Incluso en el caso de estar siguiendo un tratamiento antibiótico se sabe que el Actimel funciona perfectamente para fortalecer la flora bacteriana.
¿Qué mensaje les darías a los ‘antivacunas’?
Que las vacunas salvan cinco millones de vidas al año al proteger contra enfermedades prevenibles por la vacunación y que todavía estamos en desarrollo de vacunas contra enfermedades que todavía provocan muchas muertes como son el sida o la malaria. Creo son incontestables en muchos aspectos, pero no solo las vacunas, ya que hay muchos desarrollos de conocimiento y tecnológicos que algunos no quieren entender porque buscan una explicación mágica a las cosas. Están los terraplanistas, los que niegan que se haya llegado a la luna, los que dicen que las estelas de los aviones nos están contaminando…, se busca una explicación mágica a todas estas cosas.
Cuando un niño empieza a coger mocos en la guardería, eso es bueno para las defensas porque se están entrenando; aunque para los papás sea un engorro, para el sistema inmunitario infantil es beneficioso
Recuerda que se decía que el COVID lo habían inventado para controlarnos y hacer un cambio del orden mundial…, y hay gente que entiende mejor esas explicaciones mágicas y fantasiosas. Lo que tenemos que hacer es mucha pedagogía para explicar cómo funcionan las vacunas a las personas que no son fanáticas. Y creo que también habría que hacer algo de legislación para que las personas que hacen este tipo de declaraciones tan en contra de la salud fueran acusadas por un delito. Porque muchas veces famosos de muchos campos aparecen en redes sociales o en medios de comunicación que les dan un altavoz para decir que las vacunas del COVID no sirven para nada y que son un veneno, y esto debería estar penalizado porque puede afectar a la salud de las personas que les creen.
Sobre las vacunas también explico algo al final del libro que me parece interesante destacar y es que, cuando alguien se vaya a vacunar, no lo haga después de un fin de semana en el que haya estado de marcha, haya tomado muchas copas, le haya dado el sol, haya comido mal, haya dormido mal… Después de un fin de semana de fiestón que no se vaya a vacunar porque sus defensas no van a responder igual de bien.