Dr. Adolfo de la Fuente

Experto en linfoma de Hodgkin, Jefe del Servicio de Hematología de MD Anderson Cancer Center Madrid
El linfoma de Hodgkin es un cáncer hematológico que le acaba de ser diagnosticado al actor Dani Rovira. El Dr. de la Fuente, oncólogo del MD Anderson Cancer Center, nos explica sus síntomas y tratamiento.
Entrevista al Dr. Adolfo de la Fuente
“En personas jóvenes con un estadio temprano o no avanzado el pronóstico del linfoma de Hodgkin es bueno y las tasas de remisión completa y de pacientes curables son muy altas y pueden estar en torno a ocho o nueve de cada 10 (se acerca a un 90%)”

27/03/2020

Esta semana el actor Dani Rovira ha anunciado que padece linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer de la sangre, que afecta sobre todo –aunque no únicamente– a adultos jóvenes de entre 20 y 40 años, y cuya incidencia (casos nuevos diagnosticados cada año) en Europa es de 2,5 a 3 casos por cada 100.000 habitantes, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Hablamos con el Dr. Adolfo de la Fuente, jefe del Servicio de Hematología de MD Anderson Cancer Center Madrid, que nos explica cuáles son los signos de alerta que nos pueden hacer sospechar que padecemos esta enfermedad, así como las pruebas que se hacen para diagnosticarlo y los tratamientos disponibles en la actualidad, y cuya elección depende tanto del estado en el que se encuentra el tumor cuando es detectado, como de las características individuales del paciente.

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¿Qué es el linfoma de Hodgkin?

Cualquiera de las células de los tejidos que tenemos en el cuerpo se puede malignizar y convertir en un cáncer, y los linfomas son enfermedades malignas, cánceres de la sangre, en las que las células que se han malignizado son los linfocitos. Lo que vamos a ver clínicamente en un linfoma es el crecimiento de los ganglios, adenopatías, y a veces masas, así como también en algunas ocasiones infiltración de algunos órganos. En el caso del linfoma de Hodgkin lo más habitual es que apreciemos un crecimiento de los ganglios, y adenopatías que llegan a constituir masas.

No existe ninguna evidencia que nos lleve a pensar que el linfoma de Hodgkin pudiera ser hereditario, o que se pueda transmitir de padres a hijos

Hay muchos tipos de linfomas; inicialmente se clasificaban según el aspecto del tejido tumoral –cómo lo veíamos al microscopio–, pero a día de hoy hay un conocimiento mucho mayor en cuanto a cuáles son esos mecanismos y esas alteraciones que se han producido en esas células que les ha permitido convertirse en un cáncer, y además no ser destruidas por los mecanismos de control del organismo, y según sean esas alteraciones, esas diferencias, se van haciendo clasificaciones cada vez más complejas.

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¿Cuáles son sus causas o factores de riesgo? ¿Hay más probabilidades de padecer este cáncer si se tienen antecedentes familiares?

En algunos cánceres se ha observado una clara relación con la exposición a algún elemento externo, y creo que la asociación más fuerte es la que existe entre el tabaco y el cáncer de pulmón y el de vejiga; sin embargo, en otras enfermedades malignas no hay una clara relación con ningún agente externo, y en el caso del linfoma de Hodgkin en nuestro entorno lo más habitual es que sea mala suerte, me refiero a que no está relacionado con ningún tipo de hábito, ni una exposición a determinados factores externos.

El principal motivo por el que consulta una persona que luego es diagnosticada de un linfoma de Hodgkin es haberse notado un bulto (en el cuello, en la región submandibular, en las ingles…)

Hay otros tipos de linfomas en los que sí se ha visto una relación con algunos virus, y también en el caso de algunas leucemias hay un posible vínculo con la exposición a otros factores externos como radiación o productos químicos, pero en el de Hodgkin no hay un claro desencadenante. Como en todas las enfermedades siempre puede haber alguna agrupación familiar, pero esto es anecdótico, y no existe ninguna evidencia que nos lleve a pensar que el linfoma de Hodgkin pudiera ser hereditario, o que se pueda transmitir de padres a hijos.

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Parece ser que afecta más a personas jóvenes, ¿significa esto que a partir de cierta edad ya no se puede tener este tipo de cáncer?

El que exista una mayor tendencia en un subgrupo de población es como cualquier otra variable que podamos analizar en medicina, porque nunca podemos decir "esto no va a pasar, o esto siempre va a pasar". Es más, el linfoma de Hodgkin tiene un primer pico en personas jóvenes, de entre 20 y 40 años, y luego vuelve a haber un segundo pico en personas de más de 60 años. Pero para nada significa que alguien con un perfil de 50 años no pueda tener un linfoma de Hodgkin, porque la edad no es un factor excluyente.

Linfoma de hodgkin

Los síntomas del linfoma de Hodgkin son inespecíficos

¿Qué síntomas pueden hacer sospechar a una persona que padece esta enfermedad?

Lo síntomas de los linfomas, sobre todo en los estadios iniciales, son muy inespecíficos y bastante ambiguos. El principal motivo por el que consulta una persona que luego es diagnosticada de un linfoma de Hodgkin es haberse notado un bulto durante su aseo personal, el afeitado, etcétera, y se lo puede notar en el cuello, en la región submandibular, en las ingles… Todos a veces hemos tenido algún ganglio que se ha inflamado un poco durante un catarro, faringitis, o algún otro tipo de infección, pero si una persona ve que eso no va a menos, sino que incluso sigue creciendo, le lleva a consultar al médico.

Alrededor de un tercio de los pacientes pueden presentar fiebre, sudoración, y a veces un malestar inespecífico que puede incluir cansancio y pérdida de peso

Si la enfermedad no es diagnosticada en momentos iniciales –que en nuestro entorno es bastante frecuente–, aparte del crecimiento de estos ganglios y el aumento del número y tamaño de los bultos, también es habitual, en alrededor de un tercio de los pacientes, que cuando vienen al médico ya presenten también fiebre, sudoración, y a veces un malestar inespecífico que puede incluir cansancio y pérdida de peso. Pero no son síntomas muy específicos, y el hecho de tenerlos no significa necesariamente que se padezca un linfoma de Hodgkin.

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¿Cuáles son las pruebas que se realizan para su diagnóstico?

Para poder ponerle nombre y apellidos a este problema lo que necesitamos es hacer una biopsia de esa adenopatía, de modo que si alguien consulta al médico por un bulto o una adenopatía que nos parece sospechosa de ser un linfoma, lo que haremos es realizar una biopsia de ese ganglio para poder hacer un estudio anatomopatológico, y ser capaces de identificar el problema.

¿Cómo se trata? ¿Es posible curarlo por completo sin recaídas?

El tratamiento de un linfoma de Hodgkin a día de hoy se basa en quimioterapia, y en ocasiones también se utiliza radioterapia para consolidar la respuesta. Es importante haber hecho un estudio completo de la persona que padece el linfoma para tener la información sobre en qué estadio se encuentra la enfermedad, si es temprano o avanzado, y conocer otras características de la persona que pueden condicionar cómo vamos a enfocar el tratamiento.

El linfoma de Hodgkin tiene un primer pico en personas jóvenes, de entre 20 y 40 años, y luego vuelve a haber un segundo pico en personas de más de 60 años

En personas jóvenes con un estadio temprano o no avanzado el pronóstico es bueno y las tasas de remisión completa y de pacientes curables son muy altas, y pueden estar en torno a ocho o nueve de cada 10 (se acerca a un 90%). Cuando la enfermedad está en un estadio más avanzado pueden disminuir un poco las probabilidades de éxito, al igual que cuando nos encontramos con personas de edad más avanzada, porque como ocurre siempre en medicina a la hora de solucionar algo o intentar vencer una enfermedad, cuanto mayor es uno suele ser una limitación.

Cuando la enfermedad está en un estadio más avanzado pueden disminuir un poco las probabilidades de éxito, al igual que cuando nos encontramos con pacientes de edad más avanzada

El principal factor limitante a la hora de intentar ayudar a una persona mayor con una enfermedad de este tipo es el hecho de que su estado de salud general le dificulte soportar los tratamientos, porque algunas de estas terapias podrían suponer un riesgo para esa persona por sus efectos secundarios potencialmente graves, que hace que no sean recomendables. La exigencia de esfuerzo al cuerpo que suponen ciertos tratamientos de quimioterapia puede ser también muy grande, y hay que hacer un análisis de la situación del paciente para no someterle a tratamientos que puedan tener efectos secundarios no aceptables.

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Si se desconocen los factores de riesgo, supongo que será difícil prevenir esta enfermedad, ¿verdad?

Sí, no hay nada específico que podamos hacer para prevenir un linfoma de Hodgkin, aunque no cabe duda que llevar una vida saludable y una alimentación equilibrada –que en nuestro entorno es la dieta mediterránea– es una opción excelente. Creo que las recomendaciones habituales de no incurrir en hábitos tóxicos como el tabaquismo y el consumo de alcohol, mantener una vida activa, una buena dieta…, aunque no se hayan identificado claramente como factores que puedan reducir el riesgo de desarrollar un linfoma de Hodgkin, son recomendables para todo el mundo.

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