Alberto Soler

Psicólogo, experto en crianza, padre de tres hijos, divulgador y coautor de ‘La gran guía de la crianza'
El psicólogo Alberto Soler da las claves sobre la crianza hasta los 6 años y alerta del impacto de las maternidades idealizas que se muestran en las redes sociales: “Tenemos a muchísimas madres con una sensación de culpa e ineficiencia enormes”.
Alberto Soler
“Bastante tienen las familias como para encima tener que seguir la estela de gurús e influencers que les muestran una manera idealizada, irreal y yo diría que manipulada de lo que es la maternidad real”

15/12/2023

En 2017 los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger publicaron ‘Hijos y padres felices: cómo disfrutar de la crianza’ (Kailas), una guía para padres con hijos de entre 0 y 3 años que acumula ya seis ediciones. Ahora vuelven a la carga, con La gran guía de la crianza (Paídos) un volumen de más de 600 páginas que amplía la mirada hasta los seis años y que ofrece pautas y consejos “más concretos” para dar respuesta a los problemas y dudas que atenazan a madres y padres con más frecuencia, entre ellos la sensación de “culpa e ineficiencia paralizantes” que afecta a muchas madres al comparar su realidad con la que muestran gurús e influencers en redes sociales. “Estas personas muestran en redes una manera idealizada, irreal y yo diría que manipulada de lo que es la maternidad real. Y eso es muy cruel”, sostiene Alberto Soler, que aconseja a padres y madres tomar las decisiones sobre crianza basándose en la evidencia científica y “no en lo que te dicen personas random por las redes sociales”.

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Hijos y padres felices: cómo disfrutar de la crianza, vuestro primer libre, era ya en sí mismo una guía. ¿Qué hay de nuevo en La gran guía de la crianza?

Portada "La gran guía de la crianza"

Lo fundamental es que hemos intentado ser más concretos. En nuestro primer libro, más que dar consejos o pautas concretas, lo que hacíamos era reflexionar sobre temas habituales en la primera infancia. Además, nos centrábamos en la etapa 0-3 años. Ahora lo que intentamos es dar un recurso a familias con niñas y niños entre 0 y 6 años. Es decir, ampliamos edad y, sobre todo, lo que hacemos es ser más concretos, dando respuesta a los problemas o dudas que se dan con más frecuencia.

Hijos y padres felices es un libro de 2017. ¿Se nota también la evolución de Alberto Soler y Concepción Roger en estos seis años en el nuevo libro?

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Sí, sí, es inevitable. Nosotros tenemos mucha más experiencia como padres, mucha más experiencia como profesionales; y también hemos reflexionado muchísimo más todos los temas que tratamos. En algunos no hay tanto cambio, pero en otros, a la vez que nosotros hemos pulido algunos puntos de vista, también se ha avanzado a nivel de conocimientos científicos y de recomendaciones oficiales.

No me resisto a hacerte una pregunta: ¿Hace falta realmente una guía para criar a un hijo?

(Risas) No sé si hace falta una guía, un blog, un influencer o un podcast, pero lo que está claro es que hace falta un acompañamiento. Y eso todas las madres y todos los padres lo echamos de menos. Lo ideal es que ese acompañamiento llegue por parte de personas cercanas, con experiencia, pero como no nos cansamos de decir, la pérdida de tribu hace que este tipo de recursos sean cada vez más necesarios. Nosotros intentamos aportar desde la experiencia y desde la profesionalidad.

“Para criar hace falta un acompañamiento y eso todas las madres y todos los padres lo echamos de menos”

Te hacía la pregunta anterior porque a veces tengo la sensación de que estamos profesionalizando la crianza, de que parece que tenemos que estudiar para ser padres y madres, de que hemos llevado la dinámica competitiva de las relaciones laborales a la crianza hasta el punto de convertirla en un trabajo más.

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Creo que se está profesionalizando porque se ha profesionalizado el dar consejos sobre maternidad y crianza. Es un área de mercado con muchas personas dedicándose a él. El problema es que al final se acaba generando una presión sobre las familias, que bastante tienen con lo que tienen para encima tener que seguir la estela de gurús e influencers que les muestran una manera idealizada, irreal y yo diría que manipulada de lo que es la maternidad real. Y eso es muy cruel. Las consecuencias las vemos en consulta y me enfadan bastante.

Justo te iba a preguntas por las consecuencias. ¿Vivimos por culpa de esta “profesionalización” las crianzas con más angustia, más inseguridades y menos disfrute?

Sí, sí, sin duda. Lo veo mucho en consulta. El otro día justo lo hablaba con una paciente que pasa algo parecido a los trastornos de conducta alimentaria. Por redes se transmiten unos ideales de belleza que no son alcanzables para la inmensa mayoría de las personas, y eso genera que cierta población vulnerable acabe pasándolo mal y desarrollando trastornos de conducta alimentaria para parecerse a un modelo que no existe. Pues con la maternidad, salvando las distancias, pasa algo parecido.

“Tenemos a muchísimas madres (padres menos) con una sensación de culpa e ineficiencia enormes, que llegan a ser paralizantes, porque no lo llegan a hacer tan bien como esos modelos que ven a través de redes sociales”

Tenemos a muchísimas madres (padres menos) con una sensación de culpa e ineficiencia enormes, que llegan a ser paralizantes, porque no lo llegan a hacer tan bien como esos modelos que ven a través de redes sociales. Esta paciente que te comentaba y yo lo bautizamos un poco en broma como Trastorno de Conducta Maternal. Hay que reflexionar sobre lo nocivo que puede llegar a ser ese mensaje de perfección irreal.

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El libro, como decías, abarca la primera crianza, desde los 0 a los 6 años. Supongo que si le preguntara a una pediatra la respuesta sería distinta, pero en tu caso como psicólogo, ¿en qué etapa del desarrollo dirías que es más habitual que los padres vayan a consulta?

Es muy habitual entre los 2 y 4 años. Hay una época en la que vienen con mucha frecuencia, cuando los hijos empiezan a demandar mucha más autonomía, cuando se producen los llamados “terribles dos años” y se producen rabietas con más frecuencia… Esa sería la época con más demanda junto a la de alrededor de los seis años, que es cuando empiezan a asomar algunos trastornos como el TDAH, identificación de altas capacidades, etc.

Dedicáis un capítulo del libro a la importancia de criar en equipo. Las mujeres han salido en masa al mercado laboral, pero los hombres no hemos cubierto todavía ese espacio en las labores de cuidado que ha quedado desierto. ¿Esa falta de equipo es un lastre para la crianza de los hijos?

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Por supuesto. Es muy difícil que llegue un caso a nuestro centro relacionado con la crianza de los hijos en el que el tema de la corresponsabilidad no tenga algún papel. Diferencias de criterio, diferencias en el reparto de tareas, la carga mental, que es una constante… Porque sí, avanzar hemos avanzado y desde que salió nuestro primer libro hasta ahora avances se han producido en la corresponsabilidad, o al menos así lo reflejan las estadísticas. Pero esos avances se han producido en tareas concretas. En lo que son la carga mental y otras tareas invisibilizadas los hombres tenemos todavía todo el trabajo por delante.

“Es muy difícil que llegue un caso a nuestro centro relacionado con la crianza de los hijos en el que el tema de la corresponsabilidad no tenga algún papel”

Cuando hablamos de equipo, en ese equipo también debería incluirse a la familia extensa, a quien dedicáis otro capítulo en el libro: abuelos, tíos, etcétera. La tribu de la que antes hablabas. Pienso en mi madre, que tenía a varias de mis tías alrededor. Y me veo a mí y a mi mujer, solos en la ciudad. ¿Criamos cada vez más solos? ¿Afecta eso a la forma en que criamos?

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Es un mal social hacia el que nos está llevando este momento de desarrollo. La movilidad geográfica, trabajo en remoto… muchas veces a costa de alejarnos de la familia. Económicamente quizás renta, aunque no sé a quién, pero a nivel familiar es una desgracia porque nos aísla; y nuevamente la que suele pagar más el plato roto suele ser la madre, la mujer, que es quien más suele frenar su carrera laboral, quien se ve más sola, más aislada, con más dudas.

Hace una semana vi una película titulada ¡Salta! que va de agujeros negros y viajes en el espacio-tiempo. Hay un momento en el que uno de los protagonistas, ya adulto, vuelve a su adolescencia, ve a su yo adolescente durmiendo y le da un beso y le dice: “tranquilo, todo saldrá bien”. ¿Vale ese consejo para esos padres que se inician hoy en la crianza y la viven con agobio?

Absolutamente. Sin duda. Cada época de la crianza y la educación de los hijos tiene lo suyo, no hay una época que sea especialmente peor. Al final la época más dura y complicada es la que estás viviendo en cada momento, porque cuando miras hacia atrás sueles recordar las cosas más positivas y minimizar las negativas; y cuando miras hacia adelante lo haces con optimismo. Pero sí, al final el mensaje es ese de la película: tranquilos, que las cosas suelen salir bien.

“Al final la época más dura y complicada de la crianza es la que estás viviendo en cada momento”

Te voy a pedir para terminar un imposible: si tuvieses que resumir las más de 600 páginas del libro en tres o cuatro consejos para una crianza saludable, ¿cuáles serían?

Uf, vamos a intentarlo, venga. El primero sería “cuida lo que tienes en casa”: cuida a tu pareja y cuida el clima familiar que tienes, porque al final de la historia lo que van a recordar tus hijos cuando sean mayores va a ser el ambiente que se respiraba en casa.

El segundo: toma decisiones cuando tengas dudas basándote en la evidencia, no basándote en lo que te dicen personas random por las redes sociales.

Tercero, no juzgues a otras familias. Cada familia lleva su cruz, cada familia está atravesando lo suyo, así que no juzgues sus decisiones.

Y cuarta recomendación: ojito con las pantallas.

¿Ojito con las pantallas en la primera infancia?

Las pantallas implican diferentes dificultades en diferentes momentos del desarrollo. Aunque suene feo lo de prohibir, en la etapa 0-2 años las pantallas deberían estar prohibidísimas, ya que son negativas para el neurodesarrollo.

Pero luego a partir de los 6-8 años, con el acceso temprano a Internet, la posibilidad de acceder a contenidos como los pornográficos sin filtro, la cosa se vuelve a complicar. Y luego ya en la adolescencia se vuelve a poner feo. Es un tema que va por oleadas.

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