Alicia Iglesias

Coach de organización y autora de ‘Pon tu vida en orden’
Siguiendo la estela de Marie Kondo, pero con su propio método, Alicia Iglesias nos da las claves para poner nuestra casa y nuestra vida en orden, unos pequeños cambios que te ayudarán a ser feliz al sacar más tiempo para ti.
Alicia Iglesias
“Con la casa desordenada tendremos más problemas familiares, discusiones, estrés y ansiedad, y la sensación de querer salir huyendo de nuestro propio hogar”

08/03/2018

Seguro que en alguna ocasión te has visto desbordado por la cantidad de tareas que tenías que hacer, y te has dado cuenta de que te falta tiempo para ti mismo. Esto puede cambiar si sigues los consejos que nos ofrece Alicia Iglesias, coach profesional de organización, y autora del libro Pon tu vida en orden (Ed. Plataforma Editorial, 2018). Cómo limpiar la casa rápida y eficazmente, planchar menos, o enseñar a nuestros hijos a mantener sus juguetes recogidos son algunos de los trucos que ha compartido con nosotros esta experta en planificación, conocida por muchos como la Marie Kondo española, aunque a diferencia de la japonesa tiene su propio método de organización, al que ha llamado ‘21 días para tener tu casa en orden’, y que divulga a través de su blog Orden y limpieza en casa. Así que, si quieres recuperar tu propio espacio y disfrutar de más tiempo para ti, sigue leyendo y conoce sus tips para organizar mejor tu día a día.

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La salud de tu corazón

¿Por qué consideras que es tan importante la organización del tiempo, del espacio, y de la vida en general?

Es fundamental para poder bajar ese ritmo frenético que llevamos y tener menos estrés. Para vivir más tranquilos y más felices es tan importante ordenar la casa, como planificar el tiempo. Hay que saber que tener la casa desordenada tiene unos efectos sobre nosotros, y que probablemente tendremos más problemas familiares, más discusiones, más estrés, y mucha más ansiedad, pero también la sensación de querer salir huyendo de nuestro propio hogar.

En cambio, si tu casa está ordenada y entras por la puerta y no tropiezas con una mochila, esa tarde seguramente vaya mejor que si al llegar tropiezas con algo y te caes, y ya todo lo malo viene rodado, especialmente en lo que a los sentimientos se refiere, porque serán negativos durante al menos un buen rato. Como digo en el libro, hay que buscar la sensación de paz absoluta que experimentamos al entrar a la habitación de un hotel, porque es la que deberíamos intentar tener en nuestro día a día.

Pero con el ritmo de vida tan intenso que llevamos, ¿cómo podemos conseguir este orden sin invertir demasiado tiempo en ello?

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Es muy agobiante, pero si te organizas y te planificas puedes conseguirlo. Cuando la gente dice que debe irse a casa porque tiene que limpiar, es una generalidad, y no se trata de decir 'hoy voy a limpiar la casa’, sino 'hoy me toca limpiar el baño, el salón, o la cocina'. Así que limpias una estancia, y ya está, terminado. El truco está en planificar las tareas de la casa e involucrar a todos los miembros de la familia, teniendo en cuenta su disponibilidad horaria. Otro factor muy importante es tener pocas cosas, porque cuantas menos cosas tienes, menos problemas te generan.

Deshacernos de todo aquello que no usamos

Si menos es más, ¿por qué acumulamos tanto?

Menos es más, siempre. Las personas acumulan muchas cosas influidas por dos factores; uno corresponde a las generaciones anteriores, que han pasado la época de la guerra y la posguerra, en la que había muchas más carencias que ahora, y siempre nos han inculcado el pensamiento de que las cosas no se pueden tirar porque costaron un dinero.

Hay que buscar en nuestro día a día la sensación de paz absoluta que experimentamos al entrar a la habitación de un hotel

El otro principal problema que solemos tener es la compra compulsiva; me acuerdo de que cuando yo era pequeña un pantalón costaba 6.000 pesetas, y aunque ahora también hay pantalones de 36 euros, también los encuentras por 15 euros, y esta bajada en los precios de la ropa y de otros artículos nos lleva a un rápido consumo.

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Tendemos a comprar cuando estamos estresados o cansados después de unos días de mucho trabajo; pasas por una tienda y piensas que te lo mereces por trabajar tan duro, por ejemplo, y esto nos lleva a acumular. Lo mismo pasa con la ropa y complementos del hogar. Antes una cristalería era un lujo, y ahora te puedes comprar un vaso por 50 céntimos de euro, y esto provoca que compremos más y que acumulemos más prendas y objetos innecesarios.

Niño ordenando el armario
Es importante educar a los niños para que recojan sus cosas después de utilizarlas.

Y también están los motivos sentimentales que hacen que nos cueste mucho desprendernos de objetos que hemos heredado o que nos han regalado y que, aunque nos parezcan horribles, no somos capaces de tirar, o nos influye el hecho del qué dirá la gente si nos deshacemos de ellos. En estos casos lo que hay que hacer es agradecerlo y decir alguna mentira piadosa para no molestar a la otra persona, y después tirar o regalar el objeto en cuestión.

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¿Qué factores debemos tener en cuenta para decidir si un objeto es necesario, o si podemos deshacernos de él?

Lo primero que hay que preguntarse es si te gusta; después, si es una prenda de armario, hay que comprobar si todavía te vale, porque a mí me gustaban mucho mis pantalones de antes de ser madre, de una talla 36, pero la realidad es que ahora no voy a volver a usarlos. Si te gusta, y no te vale, puedes quedártelo si tienes espacio; si no te gusta, o no tienes suficiente espacio, una de dos, o te deshaces de otra cosa para que ésta ocupe su lugar, o le dices adiós.

No hay que pensar a muy largo plazo, eso de que quizás dentro de un tiempo lo necesite no puede nublar nuestra capacidad de decisión

No hay que pensar a muy largo plazo, y eso de que quizás dentro de un tiempo lo necesite no puede nublar nuestra capacidad de decisión. Si hay algo que sabes que solo utilizas un par de veces al año, como por ejemplo un pantalón de esquiar, lo puedes guardar, pero si un día haces submarinismo, y no lo vuelves a hacer pero pasan los años y el equipo sigue guardado en el mismo lugar, o lo pones a la venta por Internet, o lo donas, o lo regalas, pues solo te ocupa espacio.

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Una persona que quiera comenzar a ordenar “su vida”, ¿por dónde debe empezar?

Sin duda debe empezar por la alimentación. Primero debería organizar sus menús mensuales; una vez que tienes el estómago ordenado y ya no necesitas preguntarte '¿qué como hoy?', te liberas enormemente y dispones de mucho más tiempo para dedicarlo a ordenar tu casa. Esto resulta imprescindible para los que se llevan el táper al trabajo, porque si no se planifican los menús no se van a poder llevar la comida nunca. Además, esta planificación también permite ahorrar dinero y, lo más importante, te alimentarás mejor.

Consejos para ahorrar tiempo en la limpieza del hogar

Dices que es posible limpiar el baño en cinco minutos, la cocina en ocho, y tener la casa perfecta en media hora. ¿Cómo hay que hacerlo?

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Lo primero que se debe hacer es coger una agenda o algo que sirva para que te organices. En segundo lugar, hay que saber que no todos los días es necesario limpiar el baño ni la cocina a fondo. Hay que ordenar las tareas por días; por ejemplo, hoy te toca quitar la ropa del tendedero, guardarla y limpiar el baño, mañana limpias la cocina y el polvo, y así con el resto de días y de tareas del hogar. Yo también me apoyo en las nuevas tecnologías a la hora de la limpieza. Para mí es imprescindible el robot aspirador, porque aunque no todos los días aspiramos la casa, si tienes el robot que lo hace por ti, es una carga que te quitas de encima.

Una vez lavada la ropa, la mejor manera de evitar que se arrugue es tender las camisas en perchas

Por ejemplo, si hoy toca el baño, se podría echar el líquido limpiador en el váter, y en la bañera o el plato de ducha, para que vaya actuando, y mientras tanto limpias las estanterías o el lavamanos, pero siempre sin mover los objetos que haya encima, porque se trata de una limpieza de mantenimiento. Después, basta con barrer, pasar la bayeta por la bañera o plato de ducha y por la taza del váter, tirar de la cadena y, para rematar, fregar el suelo; con un poco de habilidad, todo esto se puede hacer en menos de cinco minutos.

mujer con toallas en la mano
Las limpiezas a fondo mejor hacerlas una vez al mes y las grandes, donde se mueven hasta los muebles, dos veces al año.

Yo suelo recomendar que las limpiezas a fondo se realicen una vez al mes, y en este caso sí se limpian el baño y la cocina más a fondo, pero como se lleva más o menos al día, ya nunca va a ser un batallón. Otro buen momento para llevar a cabo una limpieza general es cuando hacemos el cambio de la ropa de invierno a la de verano, o viceversa, que son dos veces al año, y se puede aprovechar incluso para mover los muebles.

Y la plancha… ¿Cuáles son los trucos para aliviar esta tarea doméstica?

Lo primero es no convertirse en un histérico o histérica de la plancha extrema, porque conozco gente que plancha hasta la ropa interior. Uno de los trucos es no poner la lavadora muy cargada, hay que ceñirse a los kilos que indican las instrucciones del electrodoméstico, y no cargarla ni mucho, ni demasiado poco. Una vez lavada la ropa, la mejor manera de evitar que se arrugue es tender las camisas en perchas, y las sábanas muy estiradas. Después, hay que separar la ropa que necesita planchado y guardarla en una zona destinada a ello, y ya solo queda planificar un día para realizar esta tarea.

Evitas los productos tóxicos como el amoniaco, y tus aliados en la limpieza son el bicarbonato y el vinagre…

En mi casa se limpia casi todo con vinagre y bicarbonato; es una forma muy conocida de limpiar el horno o la vitrocerámica, pero yo también los utilizo como limpiador multiusos para pasar una bayeta por los muebles, o para fregar el suelo. El váter, que es una zona más delicada, también la limpio con una mezcla de bicarbonato, vinagre y jabón. En cuanto al olor, a mí no me molesta, pero es cierto que mucha gente es más delicada para los olores, y en ese caso se puede reducir poniendo la mitad de vinagre y la mitad de bicarbonato, y añadiendo más agua. Otra opción es añadir algunas gotitas de aceites esenciales, por ejemplo de limón o de árbol de té, que desprenden un aroma fuerte que permite camuflar un poco el olor a vinagre.

Tendemos a comprar cuando estamos estresados o cansados, y esto nos lleva a acumular prendas y objetos innecesarios

A nivel de limpieza, algunas personas tienden a mantener su casa como un ambiente hospitalario, y no hace falta. Nuestro cuerpo está adaptado a vivir con gérmenes alrededor, y tenemos un sistema inmunológico que nos protege. De hecho, a veces el exceso de limpieza extrema hace que tengamos muchos más problemas de salud. Solo hay que pensar en la sensación que tienes cuando abres una botella de amoniaco, que apenas puedes respirar; eso no puede ser bueno, y tu propio organismo te lo está diciendo. Creo que es un buen momento para pararse a pensar y ser conscientes de todos los productos tóxicos que nos rodean, e intentar limitar su presencia al máximo.

Mantener el orden cuando se tienen hijos

Y una pregunta que seguro que se hacen los que tienen hijos. ¿Cómo se puede mantener el orden con uno o varios pequeños en casa?

Principalmente teniendo muy pocas cosas. Hay muchos niños que tienen una cantidad inmensa de juguetes, que incluso no utilizan nunca, pero esto es responsabilidad de los padres, que deben controlar los objetos que entran en casa. En mi opinión, creo que hay que hablar mucho con las familias, pactar lo que se le va a regalar al niño, y lo que no. Un buen ejemplo es el día de Reyes; si tienes una casa pequeña, es evidente que no se le podrán comprar regalos de un metro.

Muchos niños tienen una cantidad inmensa de juguetes, que incluso no utilizan, y es responsabilidad de los padres controlar los objetos que entran en casa

También es importante hablar con los niños y hacerles entender que se debe tener un volumen de cosas limitado. Noviembre es el mes perfecto para hablar con nuestros hijos, explicarles que van a llegar nuevos juguetes, y que es un buen momento para donar aquellos que ya no usamos tanto. De esta manera, ellos también aprenden a no tener un apego excesivo por lo material, que yo creo que es algo que los adultos sí tenemos. Esto no significa que puedan tirar las cosas o tratarlas mal, sino que entiendan que las cosas son cosas, sin más.

Se les debe educar en que recojan sus juguetes, ropa y objetos personales cuando terminen de usarlos. Yo siempre aconsejo empezar unos quince minutos antes de la hora de irse a dormir y decirles que recojan; si no hacen caso, volver a intentarlo cinco minutos después, y si tampoco así lo conseguimos, podemos comenzar nosotros la tarea haciéndoles partícipes de la misma. Esto se puede plantear como un juego cuando son pequeños, y si se acostumbran se convertirá en una rutina más, como lavarse los dientes antes de acostarse.

Dices que la clave no está en tener más tiempo, sino en aprender a disfrutarlo y a no obsesionarse con él. ¿Cómo podemos evitar ser esclavos del reloj?

Yo no llevo reloj, así que el primer paso podría ser este y, sobre todo, programar las tareas que tengamos que realizar en cualquier ámbito (laboral, familiar, personal…) durante el día, para intentar hacerlas lo más rápido y fácilmente posible.

Y el tiempo de ocio se debe planificar de igual forma; creo que es fundamental concretar los tiempos de relax, y que incluso se deben planear más unas vacaciones, o una escapada, que otras tareas. Cuando hago talleres siempre pongo el mismo ejemplo, y es que yo tengo ahora una vida bastante ocupada, al igual que la mayoría de mis amigas, pero todos los jueves quedamos para tomar algo, sacamos ese hueco de donde sea y nos vemos porque, cuando quieres, puedes.

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