La rosácea no es una enfermedad que se pueda prevenir, del mismo modo que tampoco se puede eliminar completamente. Aparece por primera vez y desaparece completamente por causas no del todo conocidas, y suele durar varios años. Durante ese tiempo hasta la mitad de los casos cursa en brotes con empeoramientos puntuales. Estos brotes sí se pueden prevenir con medidas generales y la higiene adecuada que ayudan a hacer más llevadera la enfermedad y evitar recaídas.
Algunas de estas medidas para prevenir los brotes de rosácea son:
Identificar los desencadenantes: a cada persona le afectan más o menos ciertos factores desencadenantes. Los más frecuentes son el calor, el ejercicio físico, beber alcohol, comer comida picante o caliente, y la exposición solar. Saber cuáles te afectan más puede ayudar a evitarlos y a prever un brote de rosácea.
- Iniciar un tratamiento precoz: si la rosácea se abandona a su evolución natural es mucho más difícil controlarla después. Lo ideal es acudir al dermatólogo ante la presencia de síntomas y una vez diagnosticada conocer qué tratamientos deben utilizarse cuando aparecen los brotes.
- Hidratación cutánea: se debe aplicar cremas hidratantes a la piel de forma cotidiana. Eso favorece la integridad de la barrera cutánea y evita que le afecten las agresiones externas.
- Evitar productos irritantes: lociones de limpiado ácidas o demasiado secantes pueden desencadenar un brote de rosácea. También se deben evitar los productos exfoliantes faciales.
- Utilizar crema fotoprotectora: la fotoprotección con factor 50 que cubra además los rayos UVA es esencial para que la enfermedad se mantenga controlada.
- Buscar el maquillaje adecuado: el enrojecimiento facial puede persistir a pesar del control de la enfermedad, para disimularlo existen maquillajes específicos que camuflan las rojeces gracias a sus tonos verdosos.
- Usar champús y geles suaves: de este modo la piel no se irrita con tanta frecuencia, y tampoco los ojos, que suelen ser muy sensibles a la caída de champú en la ducha.