Andrea Combalia

Dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), autora de ‘Piel sana in corpore sano’
El aspecto de la piel puede darnos muchas pistas sobre nuestra salud, explica Andrea Combalia, dermatóloga y autora de ‘Piel sana in corpore sano’, que nos da algunos consejos prácticos para tener una piel sana, bonita y radiante.
Entrevista a Andrea Combalia
“Hay que desconfiar de los productos que prometen cerrar los poros, ya que es imposible hacerlo, de los productos crece pelo, o de los que ofrecen resultados inmediatos, como mínimo necesitaremos esperar 28 días para comprobar si la rutina es efectiva”

25/03/2021

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, pero muchas veces no le prestamos toda la atención que requiere. Cada vez es mayor la información disponible en internet y las redes sociales sobre cómo cuidarla y conseguir que esté bonita y sana, y para ayudarnos a conseguirlo la Dra. Andrea Combalia, dermatóloga y autora de Piel sana in corpore sano (Grijalbo) nos ha dado algunos prácticos consejos. La experta nos advierte, sin embargo, que “hablar sin conocimiento puede tener consecuencias, sobre todo cuando influenciamos a otras personas o aconsejamos productos que al final aplicamos sobre nuestro cuerpo”, y que el exceso de información, o ‘infoxicación’, puede acabar deteriorando la salud. Dejarse asesorar por un experto es el primer paso para conseguir una piel radiante, además de ser conscientes de dónde se busca información relacionada con la piel. Descubre cómo lograr tu rutina perfecta, los pasos básicos que debe incluir y cómo hacer frente al reciente maskné –alteraciones en la piel por el uso de la mascarilla–.

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Piel sana in corpore sano: Dra. Andrea Combalia

¿Por qué escribiste ‘Piel sana in corpore sano’ y a quién va dirigido?

Es un libro que nació de la idea de extrapolar más allá de las cuatro paredes de mi consulta los consejos que intentó dar día tras día a mis pacientes, y de divulgar un poquito más acerca de la piel, que aunque es un órgano más de nuestro cuerpo muchas veces es un desconocido para nosotros; no sabemos bien qué ocurre, o por qué. Por eso decidí divulgar temas acerca de cómo funciona nuestra piel y también desde el punto de vista del conocimiento médico, ya que la piel está de moda y parece que todo el mundo tiene derecho a hablar de ella. Esto está bien, porque hay libertad de expresión, pero hablar sin conocimiento puede tener consecuencias, sobre todo cuando estamos influenciando a otras personas o aconsejando productos que al final aplicamos sobre nuestro cuerpo.

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Respecto a lo que dices, es cierto que últimamente han proliferado, por ejemplo, perfiles de Instagram en los que múltiples influencers hablan de cuidado facial y recomiendan productos. ¿Crees que el exceso de información también puede ser contraproducente?

Efectivamente, es lo que conocemos como infoxicación, qué es la intoxicación de la información. A veces no sabemos qué creer o qué no creer, y encontramos tanta información que en mi opinión la responsabilidad al final debe caer en el propio consumidor. Hay que saber qué consultas, dónde lo lees, o qué información consideras veraz, porque incluso pueden darte instrucciones completamente contradictorias. Tienes que ser tú mismo el que debe saber elegir qué es lo que realmente tiene una base contrastada, y si eso le va a ir bien a tu piel, o no. Debo incidir en que no todas las pieles son iguales, ni necesitan el mismo producto, y que el producto que le va bien a los demás puede que a ti no te vaya bien; por eso es tan importante hacer siempre una valoración antes de adquirir cualquier producto.

Hay que tener en cuenta la mezcla de productos, porque puedes adquirir muchos sin saber si se pueden mezclar entre ellos o no, en una rutina lo que buscamos es que haya una sinergia entre ellos

También hay que tener en cuenta la mezcla de productos, porque puedes adquirir muchos sin saber sí se pueden mezclar entre ellos o no. Parece que los productos actúan de manera independiente, pero en una rutina lo que buscamos es que haya una sinergia entre ellos, que les permita actuar de manera conjunta, y mezclar ciertos productos desestabiliza algunos principios activos y no obtenemos ningún resultado. Por eso es tan importante vigilar lo que nos ponemos en la piel, y cómo y cuándo nos lo ponemos.

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Por ejemplo, la vitamina C para ser efectiva en principio debe ser formulada en un pH ácido, y si mezclamos determinados productos podemos desestabilizar este pH. Es imprescindible tener en cuenta las combinaciones que hacemos porque hay mucha ciencia detrás de un producto cosmético; evidentemente, se tiene que mirar desde un punto de vista médico para comprobar si realmente está mejorando la piel, pero también desde un punto farmacocinético. Por eso es un grave error creer lo que nos están contando sin que haya sido contrastado. Yo recomiendo dejarse asesorar por personas expertas en el tema, ya seamos nosotros como dermatólogos, o nuestros compañeros farmacéuticos, que también nos ayudan muchísimo a pie de calle, en la farmacia, donde también puedes encontrar un buen consejo sobre las rutinas del cuidado de la piel. Por supuesto, cuando hay una patología, como puede ser acné, se debe acudir a los dermatólogos para tratar este desequilibrio cutáneo.

Andrea Combalia con su libro: piel sana in corpore sano

En el cuidado de la piel, a veces menos es más

Se está abogando mucho por la tendencia del skinimalismo en la piel, que consiste en aplicarse los mínimos productos y reducir al máximo la rutina facial. ¿Es necesario usar muchos productos para conseguir una piel bonita?

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Hay ciertas cosas que sí son fundamentales, como puede ser una correcta higiene por la mañana y por la noche y una buena hidratación de la piel posterior, y también es fundamental la fotoprotección. Además de eso, se pueden añadir antioxidantes, que sabemos que aplicados sobre la piel nos aportan beneficios, y los transformadores, que son ingredientes como ácido salicílico, retinoides, ácido glicólico o algunos despigmentantes, que nos ayudan a mejorar la textura de la piel.

Es tan importante lo que nos ponemos en la piel, como el hecho de cómo y cuándo nos lo ponemos

Es cierto que debido al marketing, o incluso a algunas rutinas como las coreanas, se incita a tener muchos productos en casa, que en muchas ocasiones no son necesarios. Por ejemplo, hay sérums que si tienen una alta concentración de ácido hialurónico muchas veces ya hidratan muy bien. Cada vez más vemos geles de limpieza facial que respetan nuestro pH cutáneo, por lo que los tónicos ya no tienen un papel tan importante. Hay que ir adaptando la rutina, que al final no es más que la suma de productos, y podemos hacer una simplificación porque muchos se complementan  permitiéndonos minimizar la rutina. Si se quiere algo muy sencillito con una correcta higiene mañana y noche, una buena hidratación mañana y noche y una buena fotoprotección, puede ser más que suficiente en muchos casos, ya sea en hombres o en mujeres.

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Cada vez existen más productos destinados al cuidado facial masculino, ¿crees que cada género tiene que tener unos productos diferenciados?

Desde mi punto de vista la cosmética no tiene género, esto ya es más un tema de marketing, aunque es cierto que en general los hombres tienden a tener la piel más gruesa y más grasa, y por ello a veces toleran ingredientes a mayores concentraciones, o requieren rutinas más destinadas a regular este exceso de grasa en la piel. Eso no quiere decir que sea una rutina femenina o masculina, sino que hay que individualizar cada caso.

La piel no es simplemente un envoltorio o una cobertura, sino un órgano de nuestro cuerpo al que hay que escuchar

En los packaging encontramos mucho marketing, y parece que estén orientados en cuestión de género, pero deberíamos dejar de pensar en eso y hacerlos unisex, teniendo en cuenta los ingredientes indicados para los objetivos que se busquen, y el tipo de piel, y en función de eso se recomendarán más unos u otros, independientemente del género.

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Hablando del marketing, ¿qué reclamos deben hacernos desconfiar de un producto?

Habrá que desconfiar de los productos que, por ejemplo, prometen cerrar los poros, ya que es imposible hacerlo, y también de los productos crece pelo, o de aquellos que ofrecen resultados inmediatos; esto no es posible porque la piel se renueva cada 28 días, por lo que como mínimo necesitaremos que pase ese tiempo para comprobar si la rutina es efectiva.

En el caso de las personas que tienen una piel más grasa, que es cuando se produce el maskné, debemos intensificar la higiene facial, cambiar la mascarilla según las horas de uso, y aplicar sobre la piel productos que nos seboregulen

Mascarillas y factores que influyen en alteraciones de la piel

También dices que la piel nos comunica y nos informa de cómo está nuestro cuerpo, ¿cuáles son las manifestaciones de alerta?

Yo te diría que cualquier cosa que aparezca en nuestra piel debería ser una alerta. En principio, la piel debería estar en equilibrio, pues es un órgano como tal y si está estable nos transmite que estamos bien. Sin embargo, cuando aparece un acné, una rosácea, psoriasis, una dermatitis atópica…, probablemente también haya otros problemas de salud.

El marketing y algunas rutinas, como las coreanas, incitan a tener muchos productos en casa, que en muchas ocasiones no son necesarios

Yendo más allá, por ejemplo, una piel amarillenta a veces indica que hay una enfermedad en el hígado, o una piel apagada o marronácea aparece cuando hay alteraciones en el riñón. Por eso es muy importante saber que la piel no es simplemente un envoltorio o una cobertura, sino que forma parte de nuestro cuerpo y que está muy bien decorarla con maquillaje, con joyas o con ropa, pero hay que escucharla.

Todos estos problemas de salud de los que alerta la piel pueden ser consecuencia de un mal estilo de vida, como no llevar una dieta sana o no descansar lo suficiente. ¿Pueden los productos conseguir la mejor versión de nuestra piel, incluso con malos hábitos?

Ya podemos utilizar los productos más adecuados, que si no los acompañamos con un correcto estilo de vida, ya sea descansando correctamente, comiendo alimentos saludables, evitando los procesados y azúcares e introduciendo más vegetales que actúan cómo antioxidantes, previniendo el estrés, y evitando el sedentarismo practicando algún deporte o ejercicio regularmente, no van a hacer milagros.

Hay dos problemas principales que se asocian con el uso de la mascarilla, la piel grasa y la irritación

Llama la atención que el 80% del envejecimiento de la piel está causado por factores externos. Muchas veces nos hemos fijado en la medicina o en la genética, pero ahora sabemos que hay muchos otros factores que influyen, como el tabaco, el alcohol, dormir bien o mal, el estrés, la mala alimentación o el sedentarismo en sí; por eso es fundamental abordarlos si se quiere conseguir una piel cuidada. No podemos tener una piel sana si olvidamos todo lo que contribuye a su salud.

Con el uso generalizado de las mascarillas contra el COVID-19 han aumentado los casos de alteraciones en la piel, generando lo que se conoce como maskné. ¿Qué recomiendas para cuidar la piel bajo la mascarilla y evitar el acné y los puntos negros que origina?

Hay dos problemas principales que se asocian con el uso de la mascarilla, la piel grasa y la irritación. En el caso de las personas que tienen una piel más grasa, que es cuando se produce el maskné, debemos intensificar la higiene facial, intentar quitarnos cuanto antes la mascarilla, por ejemplo, al llegar a casa, cambiarla según las horas de uso, y aplicar sobre la piel productos que nos seboregulen, es decir, que regulen esta producción de grasa, llamados comedolíticos, como pueden ser los que contienen ácido salicílico, o el ácido glicólico.

Desde mi punto de vista la cosmética no tiene género, esto ya es más un tema de marketing, aunque en general los hombres tienden a tener la piel más gruesa y más grasa

Las personas que tienen la piel más sensible e hiperreactiva no están presentando brotes de acné con la mascarilla, sino que tienen la piel de la zona más irritada, y en este caso es fundamental una correcta hidratación y reparación para evitar que la fricción con la mascarilla empeore el estado de la piel del rostro.

Por último, se ha hablado mucho de si la piel tiene la capacidad de adaptarse a los productos, y que estos dejen de hacer efecto, ¿es esto cierto, o es solo un mito?

Hay quienes piensan que cada vez que acabamos un producto hay que cambiarlo por otro porque si no la piel se acostumbra, sin embargo, que la piel se acostumbre a un producto es algo bueno porque esto nos permite, por ejemplo, introducir el retinol y otros ingredientes a ciertas concentraciones que nos aportan muchos beneficios. Si nuestra piel se acostumbra a ellos ya no se irrita, por lo que es un punto muy beneficioso. En general es fundamental encontrar una rutina que mantenga la piel sana a lo largo del tiempo y continuar con ella.

El 80% del envejecimiento de la piel está causado por factores externos, como el tabaco, el alcohol, dormir mal, el estrés, la mala alimentación o el sedentarismo

En el caso de que nuestra piel requiera algunos cuidados especiales, como por ejemplo ahora con el uso de la mascarilla, o en determinadas etapas de la vida, como en la menopausia, en la que la piel se vuelve más seca, o en la adolescencia, que se encuentra más grasa. Hay que ir adaptando un poquito la rutina, pero no es necesario que cambiemos los productos una vez que los acabamos, pues esto no significa que hayan dejado de hacer efecto, al contrario, la palabra rutina significa algo que hacemos de manera habitual, por lo que si queremos que sea efectiva y obtener beneficios, lo tenemos que hacer durante meses o años.

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