Cirrosis
No abusar del alcohol y protegerse contra la hepatitis son las medidas más efectivas para evitar la cirrosis, una afección que supone un daño progresivo e irreversible para el hígado, que compromete sus funciones.

Complicaciones de la cirrosis

Por: María Alba Jiménez

Licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y pediatría en el Hospital General de Villalba

Actualizado: 29 de julio de 2022

Estos son algunos de los problemas y complicaciones que pueden derivarse de una cirrosis:

Hipertensión portal

La vena porta es una vena muy voluminosa cuya función es la de llevar los nutrientes al hígado para que los metabolice. El incremento de presión en este sistema venoso es lo que se conoce como hipertensión portal. En la cirrosis hepática, este aumento de presión se debe a que existe una obstrucción del flujo de sangre hacia el hígado debido a las alteraciones que se producen en el paciente cirrótico (fibrosis y alteración de la estructura normal del órgano). La hipertensión portal es la responsable de las principales complicaciones de la cirrosis.

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Hemorragia digestiva por varices

Al aumentar la presión en la vena porta, por comunicación con otros vasos sanguíneos, se origina la dilatación de venas en el esófago y el estómago para intentar derivar el flujo de sangre por esos vasos. Estas dilataciones venosas se conocen como varices, y clínicamente son mucho más importantes las que se encuentran en el esófago.

Si se produce la rotura de alguna de estas varices, lo que ocurre en dos tercios de los enfermos con cirrosis, se origina un sangrado digestivo que puede exteriorizarse en forma de vómitos de contenido hemático. Este sangrado es una urgencia que amenaza seriamente la vida del paciente (mortalidad de 25-50%) y que requiere atención médica inmediata.

Ascitis

La acumulación excesiva de líquido en la cavidad abdominal es debida a la hipertensión portal y a la disminución de albúmina (una proteína) en suero, como consecuencia de la insuficiencia hepática. La ascitis se manifiesta con un abdomen prominente. Cuando el líquido que se acumula es bastante, se produce ascitis a tensión donde, además del abultamiento del abdomen, puede existir dolor.

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En todo paciente con ascitis se debe hacer una punción abdominal para tomar una muestra del líquido (paracentesis) para estudiar la causa.

Ojos amarillentos por cirrosis

El tratamiento suele consistir en la restricción de sal en la dieta, el uso de diuréticos potentes, la infusión de albúmina intravenosa, o la evacuación del líquido mediante paracentesis.

Peritonitis bacteriana espontánea

Se puede definir como la infección del líquido de la ascitis. En los cirróticos, los sistemas de defensa antibacteriana se encuentran alterados por diversos mecanismos. Esto explicaría la elevada incidencia de infecciones en estos pacientes. Entre estas infecciones, destaca la peritonitis bacteriana espontánea, que suele manifestarse con dolor abdominal y fiebre. Muchas veces los pacientes apenas presentan síntomas abdominales, y este cuadro se expresaría como un empeoramiento de su enfermedad hepática o con la aparición de una encefalopatía.

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El tratamiento es con antibióticos por tratarse de una infección.

Encefalopatía hepática

Cuando el hígado está dañado, deja de filtrar los productos tóxicos de la sangre. De esta forma, se produce un aumento en los niveles de sustancias como el amoniaco y otros elementos, que pueden llegar al sistema nervioso central y provocar un daño importante. A esta lesión cerebral causada por el daño del hígado se la conoce como encefalopatía hepática. Esta enfermedad deteriora el funcionamiento cerebral y cursa con confusión mental, somnolencia, temblores e incluso coma. Pese a parecer un problema grave, es totalmente reversible con tratamiento, que consiste en la administración de laxantes como la lactulosa, y de antibióticos que disminuyan la flora bacteriana productora de amoniaco.

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Síndrome hepatorrenal

Es una complicación muy grave en los pacientes con cirrosis y ascitis, que consiste en un daño agudo del riñón. No se conoce bien la causa de este cuadro, pero se sabe que la peritonitis bacteriana espontánea y el alcoholismo son dos situaciones que favorecen su aparición. El tratamiento definitivo será el trasplante hepático.

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