Evelyn Segura
25/04/2019
Estamos programados para sobrevivir o morir en el intento, no hay más opciones que esas. Nuestro propósito más primitivo es perpetuar la existencia y para ello es necesario encontrar una pareja y adaptarse a todo lo que nos rodea, pero también existen muchos otros aspectos de la naturaleza y de los seres que habitan en ella que desconocemos. Evelyn Segura, bióloga y comunicadora científica, se encarga de divulgarlos, tanto en el programa ¡Qué animal! De La 2 de Televisión Española, como colaboradora en la sección de actualidad del mundo animal en Arusitys, un programa de La Sexta y ahora gracias a su nuevo libro, Adaptarse o morir (Ed. Paidós, 2019) en el que desgrana algunos detalles desconocidos del mundo animal y desmiente algunos mitos de la cultura popular. Seguro que alguna vez te has preguntado porqué no nos acordamos de cuando somos bebés, de porqué somos uno de los pocos animales que nacemos totalmente dependientes o si las mascotas que nos acompañan en casa tienen sentimientos hacia nosotros. Todas estas y muchas más curiosidades nos las ha desvelado Evelyn Segura, si tú también quieres conocer las respuestas a estas preguntas solo tienes que seguir leyendo.
Todos tenemos una estrategia de supervivencia innata, pero ¿crees que los humanos somos capaces de adaptarnos o nos hemos olvidado de sobrevivir?
No nos hemos olvidado de sobrevivir, lo que pasa es que no nos hemos adaptado bien al entorno, sino que modificamos ese entorno en función de nuestras necesidades o nuestros caprichos. Cambiamos todo aquello que nos rodea para tener una supervivencia más cómoda. Yo creo que hemos llegado a un punto de comodidad más que una supervivencia animal.
Pero todavía queda algo de esa supervivencia animal en nosotros, que no es más que la de perpetuar la existencia de la especie mediante los hijos. Y para ello necesitamos contar con una pareja que buscamos en función de su ADN, como explicas en el libro ¿cómo podemos hacerlo sin apenas darnos cuenta?
Esto es un tema de interés para el mundo científico y existen varios estudios sobre ello. Hay investigaciones que dicen que somos capaces de reconocer a las personas que tienen un ADN más compatible con el nuestro a través del olfato. Se supone, que en función de nuestro código genético desprendemos un olor determinado y que puede ser atractivo para aquellas personas con las que somos más complementarios. Nosotros tenemos unas defensas y un código genético que lo que acaba haciendo es configurar un sistema inmunológico determinado, unas herramientas de defensa del organismo que lo que hace es detectar todo lo que es ajeno a nuestro cuerpo. Lo que el ser humano hace es seleccionar a la persona que es más bien su polo opuesto, de esta manera, se ofrece a la descendencia una mayor amplitud o variedad de herramientas de defensa, que se traduce en una mejor salud.
En el terreno físico lo que más nos interesa de la otra persona es la simetría facial, porque eso demuestra que su organismo está sano
En el tema físico, aunque tengamos un poco de pudor de reconocer que el físico es importante, en realidad sí que lo es. Somos animales visuales, vemos el entorno a través de la información que nos llega por el sentido de la vista y al seleccionar a una pareja, además del olor, evidentemente también influye el físico. Un ejemplo de ello es que nos fijamos en las proporciones faciales, el rostro juega un papel muy importante, aunque unos se fijan más que otros. Parece ser que lo que más nos interesa de la otra persona es la simetría facial, porque eso demuestra que su organismo está sano, por lo que son una pareja potencial digna de ser seleccionada.
Pero también intervienen algunas hormonas como la feniletilamina…
Sí, podríamos decir que es la “droga natural del amor”. La feniletilamina es un compuesto químico de la familia de las anfetaminas que inunda nuestro cerebro cuando nos enamoramos y que provoca un deseo irrefrenable y obsesivo por la persona amada. Pero también podemos encontrar esta sustancia en alimentos como el plátano, las lentejas o el chocolate, un dulce que se suele asociar al placer pero que su consumo provoca unos efectos insignificantes en nuestro cerebro.
El enamoramiento no dura más de cuatro años
Me ha llamado la atención que dices que no podemos estar enamorados más de cuatro años ¿Por qué? ¿Pasa lo mismo en los animales?
Cuando nos enamoramos nuestro cuerpo sufre un desgaste energético enorme, además de padecer un efecto parecido al de las drogas. Algunos expertos aseguran que este estado extenuante no puede sostenerse más de cuatro años, pero no todos somos iguales ni tampoco las relaciones. En cualquier caso, es una etapa que se concentra al inicio de una relación y que una vez se termina, toca acomodarse una nueva fase de la relación con mucha menos euforia y excitación.
Los animales también tienen alteraciones hormonales durante la época de apareamiento, que podríamos considerar equivalente a nuestro enamoramiento, y que su función también se centra en establecer los lazos necesarios para procrear.
Cada animal tiene tiempos de gestación diferentes ¿Cuánto dura el embarazo más corto y más largo de todas las especies?
El embarazo más corto es el de la zarigüeya con una duración de tan sólo unos 12 o 13 días, pero hay truco. Las zarigüeyas son mamíferos marsupiales, así que las crías nacen muy poco desarrolladas y deben permanecer a buen recaudo en el marsupio de 60 a 90 días más. En cuanto a la gestación más larga entre los mamíferos es la de los elefantes, que puede alargarse hasta casi los dos años. Sin embargo, hay un embarazo todavía más largo y corresponde al tiburón anguila. Este habitante de aguas profundas ronda los tres años y medio de gestación.
Cuando nos enamoramos nuestro cuerpo sufre un desgaste energético enorme, además de padecer un efecto parecido al de las drogas
Los factores que intervienen en que un animal tenga un tiempo de gestación y no otro son multifactoriales. La anatomía, la fisiología y la disponibilidad de alimento pueden ser algunos condicionantes del tiempo de gestación. La evolución ha determinado el tiempo y el tipo de gestación más adecuado para cada especie.
Dices que los humanos empezamos a gestarnos como hembras y luego nos diferenciamos entre hombres y mujeres ¿Cuándo empieza esta diferenciación?
Durante las primeras semanas de gestación, el feto en realidad no tiene sexo definido, pero los pezones ya están ahí. Se sigue un patrón de desarrollo femenino hasta que unos sesenta días después de la fecundación los cromosomas sexuales entran en acción. En ese momento, si hay cromosoma Y se procede a la diferenciación masculina, pero sus pezones no desaparecen. Al no suponer ni costoso ni inviable para la salud del organismo masculino, la evolución no se ha molestado en eliminarlos. Son un pequeño recuerdo de nuestro origen.
Hablando de recuerdo, ¿por qué nadie se acuerda de su propio nacimiento ni de los tres años siguientes? ¿A qué se debe esta amnesia?
Nacemos indefensos y dependientes de los cuidados parentales para sobrevivir. Nuestro encéfalo está muy poco desarrollado y necesita bastante tiempo para adquirir la complejidad que nos caracteriza. Al nacer, aún no estamos preparados para guardar recuerdos, pero ello no supone un riesgo para nuestra supervivencia. Eso sí, una cosa es recordar y la otra reconocer. Un bebé reconoce perfectamente la voz de su madre.
Las dragonas de Komodo pueden optar por reproducirse solas a falta de machos
Pero entonces, ¿por qué nacemos a los 9 meses de embarazo si todavía no estamos preparados para valerlos por nosotros mismos?
Hay dos teorías que lo explican y que, en mi opinión, no son excluyentes. Por una parte, somos animales con una gran cabeza. Si naciéramos con el mismo nivel de desarrollo que otras especies próximas, nuestra cabeza sería demasiado grande para poder avanzar por un canal del parto que debimos estrechar para erguirnos. La bipedestación nos complicó la llegada al mundo.
Por otra parte, un embarazo es altamente costoso y quien haya pasado por uno sabrá que las últimas semanas son extenuantes y que llegamos a pensar que no podemos más. Pues es cierto. Los bebés nacen cuando las madres literalmente, no pueden más. El momento del parto se produce cuando las necesidades del pequeño ya no pueden ser satisfechas por la madre.
Las hembras de la mayoría de animales son las encargadas de traer al mundo a los descendientes, pero el papel del macho en algunos casos es incluso más reseñable. Entre todos los animales, ¿cuál podría recibir el título a mejor padre?
Buenos padres hay más de los que imaginamos en el mundo animal, así como la repartición equitativa de los cuidados parentales. Sin embargo, si tengo que escoger uno quizás me quedo con el pingüino emperador. Dos meses después de llegar a la colonia de cría, la hembra pone un huevo que traspasa rápidamente al macho con sumo cuidado. Mientras ella regresa al mar para alimentarse, el buen padre se encarga de incubar a su único huevo, sobre sus patas y cubierto por un pliegue emplumado. Pueden transcurrir dos meses hasta el regreso de la madre y no es fácil soportar cuatro meses sin comer y soportando temperaturas de sesenta grados bajo cero y rachas de viento de 200km/h. Si el pollo nace antes de la llegada de la hembra, el macho aún es capaz de regurgitar una sustancia para alimentar a su pequeño. Una crianza nada fácil.
Hay muchas historias sin fundamento científico arraigadas en el conocimiento popular como la influencia de la luna en el momento de dar a luz a un bebé
Dices que cromosómicamente no somos tan distintos a otros seres vivos ¿A qué animales nos parecemos más?
Genéticamente los humanos somos muy parecidos a los chimpancés, pues compartimos nada más y nada menos que un 98%. Aunque seguro que esto no te llama la atención, pero lo que realmente puede sorprendernos más es que con una col la similitud cromosómica es de un 40%. Eso sí, la lectura de ese ADN es otra historia.
Cómo viven los animales la muerte y algunos mitos del mundo animal
¿Qué es la partenogénesis? ¿Cómo es posible? ¿Se puede dar en otros animales?
La definición estricta de partenogénesis es la generación de un nuevo individuo a partir de una célula sexual femenina no fecundada, algo así como un autoembarazo. A pesar de lo extraño que pueda parecer, en la naturaleza hay algunos ejemplos. Los zánganos, por ejemplo, se originan a partir de huevos no fecundados de la abeja reina. Las lagartijas cola de látigo no necesitan machos para tener descendencia, ellas solas se bastan. Los peces Molly amazonas también son una especie unisexual, pero en este caso, no han renunciado completamente al sexo. Para desencadenar el proceso de desarrollo del óvulo, copulan con machos de especies con las que están muy emparentadas y logran evitar la degeneración genómica robando parte del ADN del macho. Las dragonas de Komodo también pueden optar por reproducirse solas a falta de machos, en este caso es una buena estrategia cuando no encuentran pareja. En este caso, de los huevos no fecundados nacerán machos que, una vez adultos, podrán reproducirse.
Recuerdo haber visto una imagen de un elefante con su cría muerta acariciándola durante horas o a perros que no se separan de sus dueños fallecidos ¿Los animales también pueden sentir tristeza?
Sí. Es difícil y controvertido asignar a los animales los mismos sentimientos que los humanos, puesto que no podemos estar seguros si sienten exactamente lo mismo que nosotros. En cualquier caso, algunos animales sí establecen fuertes relaciones con otros individuos y sienten su pérdida. Cuando se invierte mucho tiempo y energía en la cría de la descendencia o en establecer relaciones sociales con otros individuos de un grupo, es una pérdida importante que lamentan.
Y el suicidio ¿es solo cosa de los humanos?
La respuesta es compleja, pero sí. El suicidio implica autoconsciencia y voluntad explícita de acabar con la propia vida. Por lo que conocemos hoy en día sobre los animales, sólo podemos atribuir el suicidio a los humanos. En realidad, el suicidio es ir contra natura. Lo que nos dicta el instinto es querer vivir y sobrevivir. Cuando algún animal muestra un comportamiento que nos pueda parecer lo contrario, como un perro que deja de alimentarse cuando pierde a su dueño, es una reacción a la pérdida, pues no quiere ser alimentado por otra mano, no una voluntad de querer morir.
Dedicas un apartado a desmentir algunos de los mitos existentes alrededor del conocimiento científico ¿Nos puedes contar alguno de ellos?
Tenemos una mente inquieta y tremendamente curiosa. Antiguamente el conocimiento era mucho más limitado y cuando no se podía explicar lo que observaba, se inventaban historias que intentaban responder a esas inquietudes. Leyendas y mitos nacían de la necesidad de entender el mundo y se aceptaban a falta de una explicación mejor. Sin embargo, gracias a los avances científicos hemos podido entender cómo funciona realmente el mundo y desvelar muchos de sus secretos.
Los cambios climáticos han sucedido a lo largo de la historia del planeta, pero jamás a la velocidad que está ocurriendo el actual, ni tampoco que su causa principal sea una especie
Pero todavía hay muchas historias sin fundamento científico arraigadas en el conocimiento popular como la influencia de la luna en el momento de dar a luz a un bebé, que los murciélagos no ven o que aprovechamos tan sólo un 10% de nuestro cerebro. A mí, me cuesta entender por qué nos resulta más fácil creer en los mitos que en los resultados demostrados de un estudio científico.
El gran impacto de los humanos en el planeta
A pesar de que los humanos solo representamos el 0,01% de la biomasa del planeta somos los que más daños le causamos. ¿Hemos perdido la capacidad de valorar las consecuencias de nuestros actos?
No sé si nunca hemos sido consecuentes… lo que sucede es que somos muchos, estamos en casi todos los rincones del planeta y nuestro impacto es cada vez mayor. A pesar de tener unos complejos cerebros nos cuesta mucho pensar como especie y no valoramos nuestro impacto global. Lo que sucede al otro lado del planeta no lo sentimos como propio y nos cuesta identificarnos con ello. Nos hemos acostumbrado a vivir acomodados y con unos lujos innecesarios a los que no estamos dispuestos a renunciar fácilmente. Quiero creer que, aunque demasiado poco a poco, vamos mejorando y adoptando un estilo de vida más sostenible.
Una de las teorías de la bipedación es que surgió como adaptación al cambio climático de ese tiempo. ¿Cómo crees que podría afectarnos el cambio climático que estamos viviendo en la actualidad?
De muchos modos. En realidad, ya nos está afectando y los ecosistemas más vulnerables, como los bosques tropicales, ya están padeciendo sus efectos. El mundo tal y como lo conocemos hoy día está cambiando y no hay otra opción que modificar nuestra forma de vivir en él. Los cambios climáticos han sucedido a lo largo de la historia del planeta, pero jamás a la velocidad que está ocurriendo el actual, ni tampoco que su causa principal sea una especie. Si queremos vivir por mucho tiempo debemos frenar nuestro impacto y replantearnos seriamente nuestro modo de vida.