Espondilitis anquilosante
La espodilitis anquilosante es una enfermedad reumática inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones sacroilíacas y de la columna, causando dolor y rigidez y dificultando la movilidad. Su diagnóstico se puede retrasar entre uno y tres años.

Tratamiento de la espondilitis anquilosante

Por: María Dolores Tuñón

Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria

Dr. José Antonio Nuevo González

Revisado: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 28 de julio de 2022

Actualmente no existe ningún tratamiento que cure por completo la espondilitis anquilosante. El objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente empleando fármacos y técnicas de rehabilitación para reducir la inflamación de las articulaciones, evitar que la columna se anquilose, mejorar la movilidad y suprimir el dolor.

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Para el tratamiento de la espondilitis anquilosante se recurre a las siguientes opciones:

  • Antiinflamatorios: el paracetamol, la indometacina y el ibuprofeno evitan la inflamación y el dolor de forma simultánea. Se deben pautar al paciente de manera continuada durante varios años a la mínima dosis eficaz. Pueden provocar daños en la pared del estómago, por lo que conviene asociarlos con un protector gástrico.
  • Corticoides: suelen ser de utilidad las infiltraciones en los casos de afectación de articulaciones periféricas o afectación de los tendones (entesistis), pero poca eficacia en el tratamiento oral a largo plazo.
  • Sulfasalazina: tiene mejor efecto en articulaciones periféricas, evitando que la enfermedad progrese. Este fármaco es muy empleado en enfermedades articulares porque presenta pocos efectos adversos (entre los que se encuentran vómitos, dolor de cabeza, y que tiñe la orina de un tono anaranjado). Otros fármacos parecidos como el Metotrexate, Azatioprina y Leflunomida son controvertidos o muy variables según los estudios en los que se han analizado.
  • Terapia biológica: han supuesto una revolución en el tratamiento de la espondilitis anquilosante en los últimos años. Actualmente se utilizan medicamentos que combaten al factor de necrosis tumoral, implicado en la inflamación de esta y de otras enfermedades reumatológicas. Se dispone de adalimumab, etanercept, infliximab y golimumab, con unos índices de eficacia muy elevados sobre todo en aquellos pacientes refractarios a otros tratamientos preliminares y con un grado de inflamación muy alto. Asimismo, muestran una notable eficacia en manifestaciones como la uveítis, y disminuyen el riesgo cardiovascular asociado a la enfermedad. No están exentos de efectos secundarios por lo que deben ser prescritos por expertos en la enfermedad.
  • Ejercicios: es conveniente realizarlos para prevenir la rigidez en las articulaciones, así como para mejorar la expansión del tórax y, con ello, la función respiratoria. Estos ejercicios se iniciarán en un centro de rehabilitación, con el objetivo de que el paciente los repita después en su domicilio. En general se recomienda el deporte aeróbico adaptado a cada individuo y evitar deportes de riesgo o cuyo contacto físico pueda suponer traumatismos. El reposo está contraindicado debido a la propensión de esta enfermedad a producir anquilosis articular. En los casos en los que el diagnóstico correcto llega demasiado tarde, el reposo absoluto en cama puede degenerar en una rigidez casi irreversible.
  • Cirugía: la artroplastia en la articulación de la cadera tiene unos resultados muy favorables, y permite al paciente desenvolverse con independencia.

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Creado: 25 de marzo de 2011

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