13 de abril de 2020

Vinculan la contaminación con mayor tasa de mortalidad por coronavirus

La exposición continuada al aire contaminado puede ser un factor de riesgo en la infección por coronavirus, ya que dos estudios asocian la polución con más probabilidades de tener síntomas graves de COVID-19, e incluso de fallecer.

En las zonas donde se respira un aire más contaminado se está produciendo un mayor número de muertes por COVID-19, según un estudio de la Universidad de Harvard, que ha relacionado por primera vez la polución atmosférica con una mayor incidencia de la infección por coronavirus, y un pronóstico más grave en los afectados.

Los resultados del trabajo, que se han publicado en MedRxiv, han revelado que las personas que han contraído el SARS-CoV-2 y residen en áreas cuyos niveles de contaminación del aire eran elevados antes de que se iniciase la pandemia tienen un mayor riesgo de morir a causa de la infección que aquellas que residen en zonas donde se respira un aire más limpio.

Un incremento de tan solo 1 μg/m3 en las partículas finas PM2.5 se asoció a un aumento en la tasa de mortalidad del COVID-19

La investigación se llevó a cabo en Estados Unidos, tomando como referencia las muertes, ingresos hospitalario y test realizados en 3.080 condados (que equivalen a nuestros municipios), con el objetivo de comparar los datos por la contaminación provocada por las partículas PM2.5 –con un tamaño inferior a 2,5 micrómetros, originadas por las emisiones del tráfico y la industria, y que al inhalarlas pueden provocar inflamación en los pulmones– que se habían medido en estos lugares entre 2000 y 2016, y cuál era su efecto sobre la epidemia.

Los investigadores se basaron en complejos modelos matemáticos para llegar a sus conclusiones. Observaron así que un individuo que lleve décadas residiendo en un condado que presente elevados niveles de partículas finas como estas tiene una mayor probabilidad de fallecer a causa del coronavirus que los que residen en áreas que se encuentran menos contaminadas por estas sustancias. En concreto, descubrieron que un incremento de tan solo 1 μg/m3 en las partículas PM2.5 se asoció a un aumento de un 15% en la tasa de mortalidad del COVID-19.

La polución aumenta la incidencia de enfermedades cardiovasculares

Los autores del trabajo consideran que la polución atmosférica es un factor de riesgo para la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y totales, y de hecho se le atribuyen 5,5 millones de muertes prematuras en todo el mundo cada año, y parten de la hipótesis de que el aumento de pacientes con patologías cardiovasculares, y otras, asociadas a la contaminación del aire que respiraron entre los años 2000 y 2016, ha tenido como consecuencia que haya más personas con una salud frágil y más factores de riesgo a la hora de afrontar el nuevo virus, y que por ello pueden padecer síntomas de coronavirus más graves que aumenten sus probabilidades de fallecer.

Los investigadores sugieren que de no haberse producido unos niveles de polución atmosférica tan elevados durante ese periodo de tiempo, la mortalidad habría disminuido en un 10% por cada microgramo por metro cúbico de partículas de PM2.5 de menos. Ponen como ejemplo el caso de Manhattan (el distrito de la ciudad de Nueva York con mayor población), asegurando que si en los últimos 20 años se hubiera reducido su nivel promedio de partículas en una sola unidad, o un microgramo por metro cúbico, es probable que hubieran fallecido 248 menos personas por COVID-19 en este momento de la epidemia.

La exposición a largo plazo al aire contaminado vuelve a los individuos más vulnerables a sufrir las consecuencias más graves del COVID-19

El COVID-19 puede desencadenar una neumonía viral que también se manifieste con síntomas extrapulmonares y diversas complicaciones –según la OMS uno de cada siete enfermos desarrolla dificultad para respirar y otras complicaciones graves–, incluido el síndrome de dificultad respiratoria aguda, cuya tasa de mortalidad varía del 27% al 45%.

Francesca Dominici, profesora de Bioestadística en Harvard, ha explicado que sus hallazgos sugieren que la exposición a largo plazo al aire contaminado vuelve a los individuos más vulnerables a sufrir las consecuencias más graves del COVID-19. El equipo de científicos ha declarado que los resultados del estudio podrían servir para adoptar precauciones especiales en las zonas con elevados niveles de contaminación para frenar la transmisión del coronavirus y establecer más medidas que ayuden a controlar la epidemia.

Aunque el confinamiento al que se ha sometido a la población de los países afectados para tratar de frenar el contagio ha permitido una drástica reducción del tráfico, y con ello ha disminuido significativamente la contaminación del aire provocada por el tráfico, los investigadores señalan que si se adoptasen medidas para garantizar que el aire que respiramos fuese más limpio, esto contribuiría a que se redujesen las muertes por coronavirus.

Riesgos de la contaminación atmosférica para la salud

Existen numerosas evidencias científicas que han relacionado la exposición a partículas finas con un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón, un ataque al corazón, un ictus, e incluso el fallecimiento prematuro, y es que según los expertos respirar estas sustancias tóxicas microscópicas inflama y deteriora el revestimiento de los pulmones, y va debilitando con el tiempo la capacidad del organismo para combatir las infecciones respiratorias.

En el caso de la infección por coronavirus, el estudio de la Universidad de Harvard no es el único que asocia la polución del aire con un agravamiento de los síntomas del COVID-19, y un equipo de investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y de la Universidad de Siena (Italia) también han analizado la posibilidad de que exista un vínculo entre la elevada tasa de mortalidad que se ha observado en el norte de Italia y el nivel de contaminación atmosférica en esta región.

Los resultados de su trabajo, que han publicado en Environmental Pollution, indican que esto es muy posible, aunque existan otros factores que estén influyendo en el curso de la enfermedad en distintos pacientes, como afirma Dario Caro, del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Aarhus, que ha puntualizado que la elevada edad media de la población italiana, las evidentes diferencias entre los sistemas de salud regionales italianos, o la capacidad de las UCI, han desempeñado un papel clave en la letalidad del SARS-CoV-2, probablemente más que el nivel de contaminación.

Dos de las regiones más contaminadas de Europa

Caro, junto el profesor Bruno Fediana y el Dr. Edoardo Conticini, dos investigadores de salud de la Universidad de Siena, se centraron en tratar de comprender por qué en el norte de Italia la tasa de mortalidad es de hasta el 12%, mientras que solo es de alrededor del 4,5% en el resto del país. En el artículo publicado en la citada revista, con el título '¿Puede considerarse la contaminación atmosférica como un cofactor en el nivel extremadamente alto de mortalidad por SARS-CoV-2 en el norte de Italia?' demuestran que existe una probable correlación entre la contaminación del aire y la mortalidad en Lombardía y Emilia Romagna, dos de las zonas más afectadas del norte del país.

Existe una probable correlación entre la contaminación del aire y la mortalidad por coronavirus en Lombardía y Emilia Romagna, dos de las zonas más afectadas del norte de Italia

Se trata de dos de las regiones más contaminadas de Europa, según datos del satélite Aura de la NASA, que reveló que en ellas había elevados niveles de contaminación atmosférica. Los científicos compararon estos datos con el denominado Índice de calidad del aire –una medida de la calidad del aire desarrollada por la Agencia Europea del Medio Ambiente que registra datos de miles de estaciones de medición en toda Europa, y proporciona una visión geográfica de la prevalencia de diversas fuentes contaminantes en la UE.

Según estos datos las personas que habitan las regiones del norte de Italia soportan mayores niveles de contaminación del aire, lo que puede tener como consecuencia que los pacientes que han contraído COVID-19 y viven allí desarrollen más complicaciones debido a que su organismo se encuentra debilitado como resultado de la exposición continuada a la polución atmosférica.

Los investigadores consideran poco probable que este modelo se repita en Dinamarca, donde la población no está expuesta a factores similares, ni a los mismos niveles de contaminación que los residentes en el norte de Italia. Caro concluye que aunque las autoridades de los países afectados por la pandemia han aplicado diferentes enfoques para preparar a sus sistemas de salud para afrontarla, esto no explica las tasas de prevalencia y mortalidad que se observan en el norte de Italia en comparación con el resto del país, lo que les hace concebir la esperanza de haber encontrado un factor –la contaminación del aire– que ayude a comprender la elevada tasa de mortalidad por COVID-19 en esta región.

Actualizado: 4 de mayo de 2023