Endoscopia digestiva alta o gastroscopia
La endoscopia digestiva alta o gastroscopia es una prueba que sirve para diagnosticar y tratar enfermedades del esófago, el estómago y el duodeno. Te contamos cómo se hace y cuáles son sus usos terapéuticos.

Qué es una endoscopia digestiva alta o gastroscopia

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

La endoscopia digestiva alta, también conocida como gastroscopia, es una prueba médica que sirve para diagnosticar y tratar enfermedades del tubo digestivo superior, es decir, del esófago, el estómago y el duodeno.

Se realiza por medio de un endoscopio, que es un aparato que consiste en un tubo flexible de alrededor de un centímetro de diámetro y algo más de 100 cm de largo. El endoscopio se introduce por la boca y se hace avanzar por todo el intestino superior. Permite ver el interior del intestino, pues dispone de una cámara de video en su extremo, cuya imagen se ve a través de un monitor.

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Además, el tubo del endoscopio cuenta con varios canales en su interior por donde se pueden introducir distintos instrumentos, y que permiten realizar pruebas diagnósticas como la toma de biopsias, o incluso realizar tratamientos como por ejemplo la cauterización de vasos sangrantes o la extirpación de pólipos. 

Cuándo se hace una endoscopia digestiva alta

Los motivos más frecuentes por los que se puede solicitar la realización de una endoscopia digestiva alta o gastroscopia son los siguientes:

  • Estudiar problemas del esófago como esofagitis, estrechamientos del esófago o tumores.
  • Estudiar problemas del estómago como gastritis, úlceras gástricas o tumores.
  • Estudiar problemas del duodeno como la úlcera duodenal.
  • Diagnosticar una hernia de hiato o un reflujo gastroesofágico.
  • Encontrar la causa de un vómito con sangre (hematemesis).
  • Ante anemias ferropénicas (por falta de hierro), cuando se sospecha que se deben a una pérdida crónica de sangre por el tubo digestivo superior.
  • Ante la presencia de heces negras (melenas) que se deben a la mezcla de heces con sangre digerida originada por una hemorragia del intestino superior.
  • Encontrar la causa de síntomas como dolor abdominal superior, dificultad para tragar (disfagia), vómitos, o una pérdida de peso no explicada.
  • En enfermos con cirrosis hepática, pues esta enfermedad produce un engrosamiento de las venas del esófago y del estómago. Estos engrosamientos se denominan varices esofágicas. Tienen el riesgo de romperse y sangrar, por lo que se pueden controlar por medio de la endoscopia digestiva alta.
  • Tomar muestras para diagnosticar enfermedades como la enfermedad celiaca, la infección por Helicobacter pylori (una bacteria muy relacionada con la úlcera gastroduodenal), o tumores digestivos.
  • Permite acceder a la salida de la vía biliar en el duodeno. Allí se puede inyectar un contraste para dibujar la vía biliar y pancreática y diagnosticar enfermedades a este nivel. Esta prueba se llama colangiografía retrógrada endoscópica.

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Usos terapéuticos de la gastroscopia

Además de para diagnosticar enfermedades digestivas, el procedimiento puede utilizarse con fines terapéuticos como en los siguientes casos:

  • Sacar cuerpos extraños que puedan haberse tragado y enclavado en el intestino superior.
  • Dilatar el esófago en casos de estrechamientos esofágicos, como el que se produce en una enfermedad denominada achalasia o acalasia.
  • Extirpar pólipos del intestino superior.
  • Tratar sangrados digestivos por medio de la cauterización del vaso sangrante o ligando varices esofágicas que puedan sangrar.

A diferencia de la colonoscopia, en la endoscopia digestiva alta no se requiere una preparación especial del tubo digestivo.

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Creado: 4 de octubre de 2012

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