Endoscopia digestiva alta o gastroscopia
La endoscopia digestiva alta o gastroscopia es una prueba que sirve para diagnosticar y tratar enfermedades del esófago, el estómago y el duodeno. Te contamos cómo se hace y cuáles son sus usos terapéuticos.

Qué es una endoscopia digestiva alta o gastroscopia

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 28 de mayo de 2024

La endoscopia digestiva alta, también conocida como gastroscopia, es una prueba médica que sirve para diagnosticar y tratar enfermedades del tubo digestivo superior, es decir, del esófago, el estómago y el duodeno.

Se realiza por medio de un endoscopio, que es un aparato que consiste en un tubo flexible de alrededor de un centímetro de diámetro y algo más de 100 cm de largo. El endoscopio se introduce por la boca y se hace avanzar por todo el intestino superior. Permite ver el interior del intestino, pues dispone de una cámara de video en su extremo, cuya imagen se ve a través de un monitor.

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Además, el tubo del endoscopio cuenta con varios canales en su interior por donde se pueden introducir distintos instrumentos, y que permiten realizar pruebas diagnósticas como la toma de biopsias, o incluso realizar tratamientos como por ejemplo la cauterización de vasos sangrantes o la extirpación de pólipos. 

Cuándo se hace una endoscopia digestiva alta

Los motivos más frecuentes por los que se puede solicitar la realización de una endoscopia digestiva alta o gastroscopia son los siguientes:

  • Síntomas gastrointestinales persistentes: cuando un paciente presenta síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos, dificultad para tragar (disfagia), acidez persistente, o pérdida de peso inexplicada, una endoscopia puede ayudar a identificar la causa subyacente.
  • Estudiar problemas del esófago como esofagitis o estrechamientos del esófago.
  • Estudiar o detectar problemas del estómago como gastritis o úlceras gástricas .
  • Estudiar problemas del duodeno como la úlcera duodenal.
  • Detección de cáncer: la endoscopia es fundamental para detectar y evaluar el cáncer del esófago, estómago y duodeno. Permite tomar biopsias de tejido sospechoso para un diagnóstico preciso.
  • Diagnosticar una hernia de hiato o un reflujo gastroesofágico (ERGE): en pacientes con síntomas graves o complicaciones de ERGE, como esofagitis erosiva, la endoscopia puede evaluar el daño y ayudar a planificar el tratamiento adecuado.
  • Encontrar la causa de un vómito con sangre (hematemesis).
  • Ante anemias ferropénicas (por falta de hierro), cuando se sospecha que se deben a una pérdida crónica de sangre por el tubo digestivo superior. 
  • Ante la presencia de heces negras (melenas) que se deben a la mezcla de heces con sangre digerida originada por una hemorragia del intestino superior.
  • Encontrar la causa de síntomas como dolor abdominal superior, dificultad para tragar (disfagia), vómitos, o una pérdida de peso no explicada.
  • En enfermos con cirrosis hepática, pues esta enfermedad produce un engrosamiento de las venas del esófago y del estómago. Estos engrosamientos se denominan varices esofágicas. Tienen el riesgo de romperse y sangrar, por lo que se pueden controlar por medio de la endoscopia digestiva alta.
  • Tomar muestras para diagnosticar enfermedades como la enfermedad celiaca, la endoscopia permite tomar biopsias del intestino delgado para detectar los cambios característicos de esta afección. También sirve con el mismo fin para tumores digestivos.
  • Ayudar a identificar infecciones, como la infección por Helicobacter pylori, una bacteria muy relacionada con la úlcera gastroduodenal.
  • Permite acceder a la salida de la vía biliar en el duodeno. Allí se puede inyectar un contraste para dibujar la vía biliar y pancreática y diagnosticar enfermedades a este nivel. Esta prueba se llama colangiografía retrógrada endoscópica.
  • Síndrome de Barrett: en pacientes con ERGE crónico, la endoscopia se utiliza para detectar y vigilar el esófago de Barrett, una condición precancerosa.
  • Evaluación de masas o lesiones: si se detecta una masa o lesión en estudios de imagen como radiografías, ecografías o tomografías, la endoscopia puede proporcionar una visualización directa y permitir la toma de biopsias.
  • Monitorización de tratamientos: en pacientes que han sido tratados por afecciones como úlceras o cáncer, la endoscopia permite evaluar la efectividad del tratamiento y vigilar la recurrencia de la enfermedad.

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Usos terapéuticos de la gastroscopia

Además de para diagnosticar enfermedades digestivas, el procedimiento puede utilizarse con fines terapéuticos como en los siguientes casos:

  • Sacar cuerpos extraños que puedan haberse tragado y enclavado en el intestino superior: si un objeto es ingerido accidentalmente y queda atrapado en el tracto gastrointestinal superior, la gastroscopia puede usarse para localizar y extraer el objeto de manera segura.
  • Dilatar el esófago en casos de estrechamientos esofágicos, como el que se produce en una enfermedad denominada achalasia o acalasia. En casos donde hay un estrechamiento (estenosis) del esófago, el estómago o el duodeno, la gastroscopia permite dilatar la zona afectada mediante el uso de dilatadores mecánicos o balones neumáticos.
  • Extirpar pólipos del intestino superior: los pólipos gástricos o esofágicos pueden ser extirpados durante una gastroscopia. Estos pólipos pueden ser benignos o, en algunos casos, tener el potencial de convertirse en cancerosos, por lo que su eliminación puede prevenir el desarrollo de cáncer.
  • Tratar sangrados digestivos por medio de la cauterización del vaso sangrante o ligando varices esofágicas que puedan sangrar. La gastroscopia puede identificar la fuente de sangrado en el tracto gastrointestinal superior y detenerlo mediante diversas técnicas, como la inyección de medicamentos, la aplicación de calor (coagulación térmica) o el uso de clips hemostáticos.
  • Colocación de stents: en casos de obstrucción maligna (por cáncer) o benigna (por estenosis), se pueden colocar stents (tubos de malla metálica) para mantener abierto el esófago, el estómago o el duodeno y permitir el paso de los alimentos.
  • Tratamiento de varices esofágicas: en pacientes con cirrosis hepática, pueden desarrollarse varices en el esófago que tienen un alto riesgo de sangrado. La gastroscopia permite ligar estas varices con bandas elásticas (ligadura endoscópica) para prevenir o tratar el sangrado.
  • Terapia fotodinámica: este tratamiento se utiliza para ciertos tipos de cáncer en el tracto gastrointestinal superior. Implica la administración de un medicamento fotosensibilizante seguido de la exposición a una fuente de luz durante la gastroscopia para destruir las células cancerosas.
  • Control de la acidez gástrica: en casos de reflujo gastroesofágico grave o enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), la gastroscopia puede ayudar a aplicar técnicas como la ablación por radiofrecuencia para reducir la producción de ácido en el estómago.
  • Alivio paliativo de síntomas del cáncer: en pacientes con obstrucción o estrechamiento debido a cáncer avanzado, la gastroscopia puede ser utilizada para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida mediante procedimientos paliativos.

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Estos usos terapéuticos de la gastroscopia muestran la versatilidad y la importancia de este procedimiento no solo para el diagnóstico, sino también para el tratamiento efectivo de diversas afecciones gastrointestinales.

Hay que tener en cuenta que, a diferencia de la colonoscopia, en la endoscopia digestiva alta no se requiere una preparación especial del tubo digestivo.

Creado: 4 de octubre de 2012

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