La atrofia vaginal o vaginitis atrófica –muy frecuente en mujeres postmenopáusicas–, provoca sequedad e inflamación de la vagina. Conoce sus causas y, sobre todo, qué puedes hacer para aliviar sus síntomas.
En las mujeres posmenopáusicas, el déficit de estrógenos produce una sintomatología muy variada que va desde los sofocos hasta un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Otras manifestaciones como la atrofia vaginal pueden pasar inadvertidas, o incluso ser encubiertas por la propia paciente por vergüenza o por otros motivos de tipo cultural o religioso, por lo que sus síntomas pueden persistir durante años si no se instaura el tratamiento adecuado.
En ocasiones la atrofia vaginal puede no producir ningún síntoma. Cuando es sintomática, las manifestaciones clínicas más frecuentes son:
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Menor lubricación vaginal. La sequedad vaginal es el síntoma más frecuente.
Dolor o malestar vaginal al mantener relaciones sexuales, lo que se conoce en términos médicos como dispareunia. Suele conllevar asociada una pérdida de interés por la actividad sexual.
La dispareunia afecta a un 10-15% de las mujeres en edad fértil, y aumenta hasta el 40-50% en mujeres mayores de 50 años.
Prolapso vaginal (las paredes vaginales se desplazan hacia abajo de manera que la vagina pierde su localización habitual). El prolapso vaginal es consecuencia del adelgazamiento de la pared de la vagina y de la pérdida de los pliegues mucosos de ésta, como consecuencia de la disminución de los niveles de estrógenos.
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Ardor de la vagina.
Pequeños sangrados vaginales, especialmente después del coito. También se pueden producir con más facilidad úlceras o lesiones en la pared vaginal.