Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una afección crónica de la piel, que afecta sobre todo a niños pequeños, en la que se alternan etapas de mejoría con otras en las que los brotes son frecuentes. Te ofrecemos recomendaciones para minimizar las molestias que ocasiona.

Síntomas de dermatitis atópica

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Actualizado: 12 de septiembre de 2024

Aunque pueden variar en función de la edad de aparición, ya sea que hablemos de bebés, niños o adultos,y de cada persona, los síntomas de la dermatitis atópica más habituales son los siguientes:

  • Se presenta picor (prurito), que es uno de los principales síntomas, y que puede llegar a ser muy intenso y llevar a rascarse la piel –lo que a su vez puede empeorar la inflamación y causar lesiones cutáneas–, sobre todo a lo largo de la noche, y provocar irritabilidad y alteraciones en el sueño y en el carácter.
  • La piel se muestra muy seca (xerosis): la piel afectada suele ser extremadamente seca y áspera al tacto, ya que la barrera cutánea está comprometida y no retiene adecuadamente la humedad. Esto puede contribuir a la aparición de grietas o escamas y a la picazón y la irritación.
  • Erupciones cutáneas: se presentan como parches rojos, inflamados y escamosos en la piel con erupciones que pueden ser elevadas, abultadas o incluso supurantes. Estas erupciones pueden variar en tamaño y pueden ser pequeñas manchas o cubrir áreas más grandes del cuerpo. A menudo se localizan en pliegues de la piel como detrás de las rodillas, en los codos, tobillos, en el cuello, en la cara y en las manos y muñecas.
  • La áreas de piel afectadas pueden estar muy inflamadas y enrojecidas, lo que indica la presencia de un proceso inflamatorio activo en la piel.
  • Erosiones o pequeños bultos en la piel que exudan (liberan líquido claro o amarillento) con el rascado, lo que indica una posible infección secundaria. Las ampollas pueden generar costras o grietas.
  • Si se desarrolla eccema crónico, la piel puede aparecer muy engrosada (liquenificada) y agrietada e incluso llegar a desprenderse escamas. En algunos casos, especialmente si la persona se rasca mucho, la piel puede volverse más gruesa, áspera y con un aspecto más oscuro en las áreas afectadas de forma crónica.
  • Debido al rascado intenso pueden aparecer zonas de piel en carne viva.
  • Sensación de ardor o dolor: algunas personas con dermatitis atópica pueden experimentar una sensación de ardor o dolor en la piel afectada.
  • Alteraciones en la pigmentación: con el tiempo, las áreas afectadas de la piel pueden volverse más claras o más oscuras que la piel circundante.

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Hay que tener mucho cuidado a la hora de rascar las lesiones, porque se pueden producir pequeñas heridas que, además de sangrar, pueden infectarse, lo que dificulta sensiblemente la mejoría de la lesión. Esto es especialmente importante en bebés y en niños pequeños, ya que no comprenden que no deben tocar las lesiones, y el picor los empuja al rascado (ver consejos para el paciente).

Es importante tener en cuenta que la dermatitis atópica tiende a tener un curso crónico y recurrente, con períodos de exacerbación (empeoramiento de los síntomas) seguidos de remisión (alivio de los síntomas). Así, las lesiones pueden aparecer de manera continua o en forma de episodios intermitentes, a cualquier edad; y desaparecer en cualquier momento para no volver a sufrir una recaída. Los síntomas pueden variar en intensidad a lo largo del tiempo y pueden estar relacionados con factores desencadenantes como alérgenos, estrés, clima y productos químicos irritantes.

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Si sufres dermatitis atópica, es importante buscar atención médica. Un dermatólogo o un médico de atención primaria pueden hacer un diagnóstico y proporcionar un plan de tratamiento adecuado para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

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