Uretritis
La uretritis se caracteriza por la presencia de una secreción purulenta o mucopurulenta a través de la uretra, y es frecuente que cause dificultad para orinar y escozor. Conoce cómo se contrae y cuál es su tratamiento.

Diagnóstico de la uretritis

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 28 de junio de 2022

Ante un paciente con sospecha de uretritis, la realización de una buena historia clínica y una exploración física detallada es fundamental, pues con ambas se consigue prácticamente llegar al diagnóstico de esta enfermedad. Además, existen una serie de pruebas complementarias que ayudan a conseguir un diagnóstico más preciso. En ocasiones, si las pruebas de laboratorio no se pueden realizar, la existencia de factores de riesgo (relaciones sexuales de riesgo) y unos síntomas compatibles es suficiente para iniciar el tratamiento.

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En la anamnesis (entrevista realizada por el médico sobre los antecedentes y síntomas del paciente) es importante preguntar al enfermo sobre relaciones sexuales de riesgo, ya que como hemos dicho la uretritis está causada fundamentalmente por gérmenes de transmisión sexual. La presencia de síntomas como escozor con la micción y secreción uretral son altamente sugestivos de uretritis. La exploración física tiene que ser detallada, siendo especialmente relevante la exploración de los genitales. También hay que comprobar si existen o no otras lesiones asociadas, como úlceras genitales o ganglios linfáticos inflamados en la región genital o en sus alrededores.

Las pruebas de laboratorio que mas se utilizan para el diagnóstico de la uretritis gonocócica son:

  • Tinción de Gram: Toma de muestra de la secreción procedente de la uretra para análisis microbiológico, bien por emisión espontánea de la gota purulenta o bien con torunda. La observación al microscopio de gérmenes con forma redondeada, agrupados en parejas y que no se tiñen con la tinción de Gram (en términos médicos se habla de diplococos Gram-negativos) ofrece el diagnóstico de presunción de uretritis. La presencia de cinco o más células polimorfonucleares (tipo de glóbulo blanco con una forma característica) en el frotis de secreción uretral, o diez o más en la muestra de la primera orina (tras un período sin orinar de cuatro horas como mínimo), sugiere también el diagnóstico de uretritis. Por último, algunos autores dan el mismo valor a un resultado positivo para glóbulos blancos en las tiras reactivas de orina.
  • Cultivo de la secreción uretral: es la prueba de elección para confirmar el diagnóstico. El cultivo es positivo cuando se observa el crecimiento de gérmenes causantes de uretritis, en este caso Neisseria gonorrhoeae. También se puede realizar cultivo de muestras obtenidas del recto o de la faringe si se considera oportuno, en base al tipo de relaciones sexuales que haya mantenido el paciente.
  • Otras pruebas: EIA (enzimoinmunoanálisis) de muestras de orina, o métodos de detección del ADN como la PCR (reacción en cadena la polimerasa). Estas pruebas no están disponibles en todos los hospitales, y son más complejas y difíciles de realizar; sin embargo, pueden ser útiles en algunos casos.

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Las pruebas empleadas para el diagnóstico de la uretritis producida por Chlamydia son las siguientes:

  • Cultivo: es necesario que la muestra incluya células epiteliales, ya que Chlamydia es un parásito que se localiza en el interior de las células, y el pus no contiene suficientes gérmenes.
  • Métodos de detección de ADN: tienen una elevada sensibilidad, cercana al 98-100%. Pueden realizarse en una muestra de orina. Se trata de técnicas caras que no se pueden permitir todos los laboratorios.
  • Métodos de detección de antígenos, como la inmunofluorescencia directa o el enzimoinmunoanálisis.

Finalmente, en todos aquellos pacientes que padezcan uretritis se recomienda realizar un análisis de sangre completo, en el que se incluya un estudio que permita descartar la presencia de otras enfermedades como VIH o sífilis, hepatitis B y C, ya que el mecanismo de transmisión es el mismo.

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