Isa Duque, la Psico Woman

Psicóloga, sexóloga, terapeuta sistémica familiar y autora de ‘Acercarse a la generación Z’
Isa Duque, psicóloga autora de ‘Acercarse a la generación Z’, afirma que etiquetamos a los jóvenes con adjetivos tan injustos como violentos, y aboga por un cambio en nuestra mirada adultista para comprender a la juventud.
Isa Duque, la Psico Woman, psicóloga
“Nos encanta hablar de los jóvenes, pero no los conocemos. Solo tenemos que mirarlos sin prejuicios, sin adultismo, y vamos a descubrir cosas maravillosas”

08/06/2022

Generación de cristal, blanda, perdida… La sociedad y los medios consideran a los jóvenes de hoy como personas menos capaces que generaciones anteriores. Y esto ejerce innumerables violencias sobre esta parte de la población, muchas veces sutiles o tan normalizadas que cuesta detectarlas. Isa Duque (@lapsicowoman en redes sociales), psicóloga y sexóloga, cuenta en Acercarse a la generación Z (Zenith), cómo son los jóvenes hoy, cuáles son sus intereses, sus códigos, sus herramientas, para que otras generaciones se sientan más cerca de ellos y ellas. Aboga por un cambio en la mirada, libre de prejuicios, y por una escucha atenta. Algo que, como ya nos advierte, no hacemos desde tiempos de Aristóteles. Quizás sea hora de cambiarlo.

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Escribes, “La generación Z tiene mucho más que ver contigo de lo que crees”. ¿A quién está dirigido tu libro?

Isa Duque, autora de ‘Acercarse a la generación Z’

Mi libro está dirigido a todas las personas que estén en contacto con la generación Z, con la juventud actual, así que yo creo que puede servir para todo el mundo porque de una u otra forma nos relacionamos con la juventud actual.

¿Cómo tratamos, en general, a los jóvenes en nuestra sociedad?

Ya Aristóteles expresaba comentarios negativos en torno a la juventud. Vivimos en una sociedad que no atiende las necesidades, las preocupaciones, de la gente joven. Existe el “adultismo”, que son actitudes y comportamientos de rechazo, discriminación, a personas menores de edad. Dentro de esto encontramos la “juvenofobia”, que sería toda esa demonización que se hace sobre los jóvenes.

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Como decía, no es un fenómeno nuevo, pero es cierto que en los últimos años creo que, por un lado, no se ajusta a la realidad de la juventud y, por otro, se han usado adjetivos muy injustos cuando en realidad se trata de una generación muy resiliente. Vienen de familias que han estado pasando crisis desde 2008, han pasado una pandemia mundial, ahora estamos en un contexto bélico y político complicado… Y no es justo lo que se dice.

A veces pensamos que los jóvenes nos se comunican, no socializan, y sí que lo hacen, lo que pasa es que lo hacen con otros códigos

Además, esta “juvenofobia” se traduce en violencias: yo lo observo en violencias cotidianas, que se escuchan en la calle con comentarios despectivos hacia los jóvenes; lo veo en los titulares de los medios, que dan una imagen distorsionada de cómo son los jóvenes hoy; también es violencia que a nivel político no se les escuche, no se les pide su opinión, no se les deje participar; o no tener en cuenta su salud mental, cómo han afrontado ellos y ellas esta pandemia que ha impactado tan directamente en la juventud, que es en una etapa de cambio.

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¿Son distintas las violencias que sufren los jóvenes hoy?

Pues creo que son las mismas violencias que han sufrido siempre, pero ahora también trasladadas al entorno virtual. Ciberbullying, sextorsion, grooming, cibermisoginia… Son ciber violencias.

¿Podemos decir que hemos normalizado esa violencia?

Hemos normalizado las ciber violencias, sobre todo en las mujeres, hasta el nivel de que solo por ser mujeres y estar en redes sociales asumimos que siempre va a haber alguien que nos va a violentar.

¿Por qué dirías que ocurre esto?

Como decía esto no es nuevo. Aristóteles decía: “Los jóvenes no tienen control, están siempre de mal humor, han perdido el respeto a los mayores y carecen de toda moral”. Esto es algo que se viene repitiendo desde entonces. Ahora creo que se ha juntado este adultismo con la tecnofobia y la neofobia y se ha generado un cóctel que ha dado lugar a etiquetas negativas como “generación de cristal”, “generación blanda” o “generación perdida”.

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¿Qué es lo que más nos cuesta entender? ¿Qué solemos poner más en cuestionamiento quienes pertenecemos a otra generación?

El tema de las redes sociales. El hecho de que esta generación nazca con una prolongación del cuerpo como es un smartphone ha provocado que, aunque sus anhelos, sus deseos, sus miedos, sus crisis, sean exactamente iguales que las de otras personas en otros momentos vitales, los vivan de otra forma distinta por las nuevas formas de comunicarse.

Se han usado adjetivos muy injustos, cuando en realidad se trata de una generación muy resiliente

A veces pensamos que los jóvenes no se comunican, no socializan, y sí que lo hacen, lo que pasa es que lo hacen con otros códigos. Con otras herramientas. El uso primordial que hacemos de las redes sociales es para relacionarnos.

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¿Se puede escapar del ‘adultismo’ del que hablas?

Yo creo que, como cualquier otra violencia estructural, la “juvenofobia” se puede trabajar. Igual que podemos detectar en nosotros mismos el racismo, la gordofobia, el sexismo, el machismo, pues igual con la “juvenofobia”. De hecho, en el libro propongo ejercicios muy concretos para trabajarnos el “adultismo”.

La sexualidad también está presente en el libro. ¿Qué dirías que caracteriza a la generación Z en este sentido?

A esta generación les atraviesa no haber recibido una educación sexual de calidad. En el caso de la juventud actual esto es aún más peligroso porque su fuente de información es Google o el porno masivo, al que sabemos que cada vez tienen acceso antes y que está cargado de violencia.

Los jóvenes necesitan una educación sexual integral, de calidad, crítica, con perspectiva de género, comunitaria

Por otro lado, en positivo, diría que, pese a lo anterior, es una generación que nos da mil vueltas en cuanto a la aceptación de la diversidad, a tener conciencia sobre el género, la orientación psicoafectiva.

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¿Cómo debería ser una educación sexual realmente saludable?

Una educación sexual integral, de calidad, crítica, con perspectiva de género, comunitaria. La sexualidad abarca muchas áreas de la persona: no sólo son las relaciones sexuales, sino que la sexualidad también tiene que ver con la corporalidad, con la concepción que tenemos del propio cuerpo, con la identidad, con los afectos... Al decir comunitaria me refiero a que todas las personas estamos educando en la sexualidad con nuestra forma de comunicarnos, de comportarnos, de educar en la igualdad.

Al final del libro ofreces un glosario para comprender muchas de las palabras y situaciones actuales. ¿Por qué es importante el lenguaje?

Cuando nos acercamos al entorno de la juventud actual nos encontramos con palabras que se nos escapan y eso nos aleja. Boomer, Ghosting, Bombing, Crush, Shippeo, Hype… Es interesante facilitar, acercar, hacer puentes entre las personas de diferentes edades, y el glosario trata de hacer esto.

El lenguaje es muy importante. Es todo. No tenemos por qué hablar con sus palabras, pero al menos no demonizarlas

El lenguaje es muy importante. Es todo. No tenemos por qué hablar con sus palabras, pero al menos no demonizarlas.

Para alguien que vaya muy perdido: ¿por dónde empezar a entender el universo que rodea a los adolescentes?

Le diría a aquellas personas más perdidas que se acerquen a la persona joven o adolescente y que le haga preguntas, que se interesen por sus gustos. Qué redes sociales le gusta más, qué series, qué música, y que se pongan al lado sin juzgar lo que le vayan a enseñar. Que miren de forma más limpia.

Nos encanta hablar de los jóvenes, pero no los conocemos. Solo tenemos que mirarlos sin prejuicios, sin adultismo, y vamos a descubrir cosas maravillosas.

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