Ana Belén Medialdea

Psicóloga especializada en el enfoque de terapia breve y autora de ‘Las 5 estaciones de la autoestima’
La autoestima no se hereda, se construye, afirma la psicóloga Ana Belén Medialdea, autora de ‘Las 5 estaciones de la autoestima’, que ofrece consejos para cuidarnos, respetarnos, valorarnos, y fortalecer así nuestra autoestima.
Ana Belén Medialdea
“Para cuidar nuestra autoestima a veces no hace falta hacer cosas de más, sino dejar de hacer cosas que no nos están viniendo bien”

20/10/2022

“La autoestima es como una pócima o un antídoto que podemos tomar para protegernos de muchos problemas relacionados con nuestra salud mental”, escribe la psicóloga Ana Belén Medialdea en la introducción de Las 5 estaciones de la autoestima: aprende a cuidarte, respetarte y valorarte (Zenith). En el libro, fruto de su experiencia personal y profesional, la psicóloga aborda la autoestima (“una asignatura pendiente”) desde la perspectiva de la terapia breve estratégica, un modelo de terapia que rehúye al niño herido que todos llevamos dentro para centrarse en el presente, en aquello que podemos hacer ahora para mejorar nuestro presente y nuestro futuro. “Buscar las causas de nuestra poca autoestima en el pasado nos lleva a victimizarnos, y desde ese papel de víctima no asumimos la responsabilidad con nosotros mismos”, explica. La responsabilidad hacia nosotros mismos es precisamente una de las cinco estaciones hacia la autoestima que plantea en su libro. Nos subimos en el tren con Ana Medialdea para conocerlas todas.

PUBLICIDAD


Mucha gente piensa que tener autoestima es mirarse en el espejo y verse guapa o guapo.

Libro ‘Las 5 estaciones de la autoestima’

Es un error. Para mí la autoestima es el concepto, el respeto, la relación y el sentimiento que tenemos sobre nuestra propia persona. Yo siempre la defino como la relación que tenemos con nosotros mismos, y que a su vez influye también en cada cosa y en cada situación que vivimos, así como en la relación que tenemos con los demás y con nuestro mundo, porque cuando no nos sentimos bien con nosotros mismos en realidad es difícil que nos sintamos bien con nadie.

Tener una autoestima sana significa también vivir nuestra vida cuidándonos y respetándonos, nos guste o no lo que vemos en el espejo. Significa también decir que no cuando no queremos, poner límites para protegernos, vivir con la libertad de no depender de las opiniones de los demás.

PUBLICIDAD

¿Por qué unas personas, ya desde la infancia, tienen más autoestima que otras? Dices en el libro que la autoestima se construye, que no se hereda, pero a veces pareciera que sí.

Es verdad que la autoestima depende también del contexto en el que crecemos. Si crecemos con una familia que continuamente nos está diciendo todas las cosas malas que hacemos, que nos pone el foco constantemente en ello, eso nos llevará a estar más en tensión y a sentir que no valemos. Pero desde el modelo de terapia que yo sigo, la terapia breve estratégica, no nos centramos en el pasado.

Estamos mucho más acostumbrados a saber qué tenemos que hacer para gustar al otro que a saber qué tenemos que hacer para gustarnos a nosotros mismos

“Quizás no eres la persona responsable de tus heridas, pero sí de curártelas”, escribes.

PUBLICIDAD

Exacto. Entendemos que todas las personas tenemos un pasado, que todas hemos podido aprender cosas en nuestro entorno y nuestro contexto, pero de lo que se trata es de que ahora, desde nuestro yo adulto, podamos aprender cuáles son aquellas cosas que nos ayudan a construir nuestra autoestima para poder cultivarlas.

El problema está cuando esa autoexigencia se apodera de nosotros y nos empieza a dar miedo no hacer las cosas perfectas, cuando dejamos de dormir por la noche, cuando no nos permitimos fallar

Muchas veces el buscar las causas de nuestra poca autoestima en el pasado nos lleva a victimizarnos. Y desde ese papel de víctima no asumimos la responsabilidad con nosotros mismos. En ese sentido, la frase que citabas no solo es muy bonita, sino también muy liberadora, porque le estamos dando una oportunidad a esa persona para que, independientemente del pasado más o menos duro que haya podido tener, se pueda enfocar en su presente para darse un presente y un futuro mejores.

PUBLICIDAD

La importancia de conocerse a uno mismo

La primera estación de las cinco que componen la autoestima se centra en tomar conciencia de uno mismo. ¿Nos conocemos poco por regla general?

Yo creo que sí, que la autoestima y el conocimiento de nosotros mismos son asignaturas pendientes. Si te das cuenta, nos educan para ser responsables con los demás, para hacer el bien a los demás… Y ojo, eso es muy bueno e importante. Pero, sin embargo, no se nos enseña a respetarnos a nosotros mismos. Estamos mucho más acostumbrados a saber qué tenemos que hacer para gustar al otro, que a saber qué tenemos que hacer para gustarnos a nosotros mismos.

Buscar las causas de nuestra poca autoestima en el pasado nos lleva a victimizarnos, y desde ese papel de víctima no asumimos la responsabilidad con nosotros mismos

¿Cuánto daño nos hacen las creencias y las etiquetas en ese sentido? A veces nos conocemos casi más por las etiquetas que nos han puesto. Somos esas etiquetas.

PUBLICIDAD

Exacto. Cuando nacemos somos una hoja en blanco en la que vamos añadiendo todas esas etiquetas y creencias que nos van diciendo e imponiendo los demás, y que al final se acaban convirtiendo en un autoengaño. Nosotros mismos acabamos pensando y actuando en base a esas etiquetas.

Para empezar a ser responsables de nosotros mismos hay que tomar conciencia de qué responsabilidades externas que hemos ido asumiendo tenemos que ir soltando para conectar más con nuestras necesidades internas

Y es algo que nos puede hacer mucho daño, porque si esos autoengaños son disfuncionales nos van a limitar y nos van a robar muchas oportunidades. Identificar esas etiquetas que nos han puesto o que nosotros mismos nos hemos puesto es muy importante para aprender a cuestionarlas y darnos otra oportunidad.

PUBLICIDAD

La segunda estación pasa por hacerse cargo de nosotros mismos. ¿Por qué nos cuesta tanto?

Siempre digo que el primer paso para empezar a ser responsables de nosotros mismos pasa por tomar conciencia de qué responsabilidades externas que hemos ido asumiendo de cara hacia afuera tenemos que ir soltando para conectar más con nuestras necesidades internas.

Tener una autoestima sana significa también decir que no cuando no queremos, poner límites para protegernos, vivir con la libertad de no depender de las opiniones de los demás

Entre las cosas que nos impiden hacernos cargo de nosotros mismos citas varios ejemplos, desde pedir constantemente la opinión a los demás, a no pedir ayuda, pasando por el miedo a fallar y no estar a la altura. ¿Cuáles suelen ser los límites con los que más chocamos en este sentido?

Chocamos en realidad con todos. Por ejemplo, lo que comentas de pedir ayuda: cuando tenemos una fuerte autoexigencia, pedir ayuda lo vemos como un símbolo de debilidad. Sin embargo, es algo fundamental para ayudarnos y ser bondadosos con nosotros mismos. El tema de pedir opinión, por poner otro ejemplo, es algo que hacemos hasta con las cosas más banales, sin ser conscientes de cómo eso nos puede afectar.

Cuando pedimos opinión a otra persona y decidimos en función de lo que nos dice que tenemos que hacer dejamos que otro elija por nosotros. Eso fomenta la inseguridad

Cuando pedimos opinión a otra persona y decidimos en función de lo que esa otra persona nos dice que tenemos que hacer, en realidad estamos decidiendo que otra persona elija por nosotros. Y eso fomenta la inseguridad. Y a mayor inseguridad, mayor miedo a cometer errores, a afrontar la vida por nosotros mismos, y mayor dependencia de los demás.

Perfeccionismo en su justa medida y claves del autocuidado

En la tercera estación, el respeto, la protección y los límites, hablas precisamente de los peligros de la autoexigencia. ¿Dónde acaba lo positivo de la autoexigencia y empieza la tiranía hacia nosotros mismos?

Esta pregunta es muy interesante. Ser autoexigentes con nosotros mismos es positivo, porque nos ayuda a dar lo mejor de nosotros y a intentar ir un paso más allá: mejorar. El problema está cuando esa autoexigencia se apodera de nosotros y nos empieza a dar miedo no hacer las cosas perfectas, cuando dejamos de dormir por la noche porque sentimos que tenemos que hacer un trabajo perfecto, cuando no nos permitimos fallar, cuando el simple hecho de ver que las cosas no salen como queremos nos quita el sueño, nos activa la sintomatología de la ansiedad, estamos de mal humor e irritables, cuando dejamos de cuidarnos porque sentimos que no podemos permitírnoslo, cuando nos sobrecargamos con más cosas de las que podemos, etcétera.

¿Cuánto tiene que ver el hecho de que no nos conozcamos bien con nuestra incapacidad para valorarnos y respetarnos, que sería la cuarta estación de la autoestima?

Tiene mucho que ver, porque cuando no nos conocemos a nosotros mismos solemos valorarnos y validarnos a través de la mirada de los demás. Si alguien nos dice que hemos hecho algo bien, nos sentimos útiles y valorados. Pero eso genera un problema de dependencia en base a los demás.

Ser autoexigentes con nosotros mismos es positivo, porque nos ayuda a dar lo mejor. El problema está cuando esa autoexigencia se apodera de nosotros

Si no nos valoramos a nosotros mismos porque no nos conocemos y porque no sabemos realmente cuáles son esas cosas que hacemos bien, vamos a buscar siempre ese reforzamiento en los demás. Y, claro, si nos rodeamos de personas que nos ayudan a conectar con nuestro valor, estupendo. Pero si nos rodeamos de personas que a lo mejor tampoco saben valorarse a sí mismas, podemos llegar a asumir que no valemos nada.

La última estación es el autocuidado. Hay un movimiento de personas cada vez mayor que reniega de este concepto porque parece poner la responsabilidad de estar bien en las personas, cuando igual lo que no está bien es el mundo en el que vivimos: precariedad, inflación, horarios laborales infinitos, etcétera.

Obviamente, la sociedad en muchas ocasiones nos impide tener ese autocuidado. Pero en el libro hablo de la responsabilidad de nosotros mismos en el cuidado, ya que depende de nosotros también el hacer pequeñas cosas por nosotros dentro de la medida de nuestras posibilidades.

Cuando no nos conocemos a nosotros mismos solemos valorarnos y validarnos a través de la mirada de los demás

Es en los momentos más difíciles y duros cuando más necesitamos el autocuidado, cuando alguien está en un momento muy vulnerable es cuando más necesita conectar consigo mismo y poder hacer algo, por muy pequeñito que sea, que le ayude a sentirse un poquito mejor.

¿Cuáles serían para Ana Belén Medialdea los pilares del autocuidado?

Un pilar sería permitirnos descansar más allá del dormir. Buscar pequeños momentos de no hacer nada nos puede ayudar a dejar espacios en nuestra mente para conectar con el presente. Otro pilar pasaría por empezar a buscar pequeñas cosas al día que nos guste hacer. Esto es importante para no irnos a la cama sin haber hecho algo por nosotros.

Y luego te destacaría la importancia de establecer límites a los demás, pero también a nosotros mismos. Soltar aquellas cosas que estamos haciendo de más en nuestro día a día también ayuda, por ejemplo. Para cuidar nuestra autoestima a veces no hace falta hacer cosas de más, sino dejar de hacer cosas que no nos están viniendo bien.

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD