¿Eres una persona indecisa? Aprende a tomar decisiones
La incapacidad para tomar decisiones puede conllevar importantes interferencias en tu vida social y laboral. No seas inseguro, descubre cómo coger el toro por los cuernos y aprender a tomar tus propias decisiones.

Prevención: cómo no dejar que otros decidan por ti

Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 29 de julio de 2022

No caer en el problema de la indecisión no pasa por un cambio de conducta puntual, sino por un cambio de actitud hacia los problemas. Para ello, debemos tener una orientación positiva o activa ante las dificultades, lo que supone verlas como un desafío, siendo optimistas respecto a nuestras capacidades para resolverlas. Para ello, debes asumir que una buena toma de decisión requiere que inviertas tiempo y esfuerzo en su solución. Lo bueno nunca es gratis, sino que requiere esfuerzo.

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También debes aceptar que aunque la situación ideal no sea posible, eso no quiere decir que la opción tomada tenga que ser mala. Simplemente es distinta. Tener esto más presente te ayudará a dar el paso.

Por el contrario, aléjate de la actitud negativa al problema. Para ello, no valores la toma de decisión como una amenaza de problemas insolubles, la mayoría no lo son. Mucho menos dudes de tu capacidad para tomar la decisión, pues si tú dudas, harás dudar al resto. Nadie más que tú puede convencerte de tus propias capacidades. Asume también que equivocarse a la hora de tomar la decisión es parte del trato… y de la vida. Y que los errores también pueden ayudarte a que tu próxima toma de decisiones sea más clara.

Plan B
Idea un plan de acción para la toma de decisiones entre varias alternativas.

Tratamiento de la indecisión: 5 pasos para superarla

Si la falta de capacidad para decidir se vuelve algo habitual e interfiere palpablemente en tu día a día, es hora de tomar cartas en el asunto. La terapia psicológica más empleada para solucionarlo es la conocida como Entrenamiento de Resolución de Problemas, de D'Zurilla y Goldfried, cuyas fases son:

  • Orientación hacia el problema: consiste en relacionar con un problema determinado. Por ejemplo, “¿me compro un coche?”. Una vez que lo hayamos relacionado deberíamos preguntarnos si el problema es resoluble por nosotros y si merece la pena invertir esfuerzo y tiempo en hacerlo. Si la respuesta es positiva continuamos con la siguiente fase.
  • Definición del problema: consiste en entender bien el problema respondiendo a los interrogantes acerca de qué se trata exactamente, cuándo apareció… Siguiendo con el ejemplo anterior, decirte a ti mismo que te tienes que comprar un coche o no, no vale para nada. El problema realmente no es ese, la forma correcta de reformularlo debería ser: “necesito comprarme un coche desde hace unos meses y no acabo de decidirme por si luego me arrepiento debido al gasto económico que supone… o por si le molesta a mi pareja o… por si no es tan necesario, etcétera”.
  • Búsqueda de alternativas: la vida no se puede reducir a dos alternativas, por eso piensa en qué más posibilidades tienes. En esta fase no debe importarte que algunas de ellas te resulten absurdas, ya habrá tiempo para valorarlas. Por ejemplo, al problema de la duda sobre comprarte o no un coche puedes proponerte alternativas como esperar a tenerlo más claro, darte un plazo e ir revisando opciones de compra, comprarlo ya, no comprarlo, alquilar uno hasta que lo tengas más claro, comprar pero uno económico, etcétera. Como puedes ver en esta fase es más importante la cantidad de alternativas que la calidad de las mismas. Cuántas más mejor.
  • Elección de la alternativa: debes seleccionar la alternativa que más beneficios te suponga a largo plazo. Por ello, busca la alternativa o combinación de opciones que más te beneficie. Por ejemplo puedes decidir no abandonar la idea de comprar el coche pero ir barajando diferentes opciones junto a tu pareja.
  • Idea un plan de acción: imagínate poniendo en marcha la alternativa seleccionada. Si realmente te ves capaz de hacerlo, adelante, si no, selecciona otra más adecuada para tu forma de ser/actuar. Hay algunas alternativas ideales, pero que a veces no nos sentimos capaces de hacer. Por ejemplo si necesitas ya el coche es posible que tengas que tomar la decisión lo antes posible y no puedas consultar más posibilidades. Lo importante es que ajustes tu plan de acción a tu forma de ser.

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Creado: 25 de mayo de 2012

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