Dr. Estanislao Bachrach

Doctor en Biología Molecular por la Universidad de Buenos Aires y autor del libro ‘Ágil-Mente’.
Estanislao Bachrach, experto en biología molecular, nos explica que el cerebro puede seguir aprendiendo toda la vida, y que para favorecerlo y potenciar la creatividad debemos entrenar nuestra mente.
Entrevista Estanislao Bachrach, Dr. Biología Molecular Univ. Buenos Aires
“Con ciertos ejercicios mentales podemos modificar la estructura del cerebro y expandir nuestra creatividad”

El doctor en Biología Molecular, Estanislao Bachrach, nos invita a un recorrido por las partes creativas de nuestro cerebro con ‘Ágil-Mente’ (Ed. Conecta), un libro en el que encontraremos consejos y ejercicios prácticos para desarrollar todo nuestro potencial mental, aprender a focalizar la atención y ampliar nuestra memoria. Es la propuesta de este profesor de Harvard, autor de numerosas publicaciones relacionadas con el funcionamiento de nuestra mente y consultor en diferentes organizaciones internacionales sobre temas de innovación y creatividad. Tras recorrer medio mundo dando conferencias sobre las asombrosas capacidades de nuestra mente, asegura que este libro nos ayudará a conseguir una mayor lucidez y salud mentales basándonos en los últimos avances en neurociencia, que han demostrado que nuestro cerebro es capaz de aprender hasta el último día de su vida.

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Agilmente

En ‘Ágil-Mente’ describe nuestra mente como una gran ciudad vista desde el espacio, cuyas zonas menos iluminadas pueden encenderse hasta el último día. ¿Qué porcentaje de nuestro potencial creativo está aún por descubrir?

Dependerá muchísimo de cada persona. Unos tenemos desarrollado ese potencial creativo mucho más que otros. Lo que demuestra la neurociencia es que todas las personas tenemos latente ese potencial a los veinte, a los treinta, a los cuarenta, incluso a los ochenta años. Existe un área del cerebro muy particular situada justo debajo del oído derecho que es la responsable de que tengamos las ideas, las revelaciones, los ‘insights’. Se trata de áreas provistas de neuronas que tienen conexiones. Cuánto más conectadas estén las neuronas entre sí, más desarrollada estará esa área. Debido a la rutina y una vida cotidiana en la que usamos mucho la lógica y el análisis, esas conexiones se van apagando y desconectando. Durante muchos años se pensó que esa desconexión suponía una causa perdida. Pero desde hace entre cinco y seis años, se viene demostrando con rotundos artículos científicos que no importa que esas conexiones estén ya apagadas, porque se pueden volver a encender. ¿De qué dependerá? De practicar bien con técnicas que la neurociencia considera beneficiosas para desarrollar esas áreas. También es necesaria disciplina, intención… exactamente los mismos requisitos que se necesitan para practicar un deporte: si quieres ser bueno jugando al tenis no basta con que lo practiques una hora por semana, pero si todos los días le dedicas un poco de tiempo y practicas, en un año serás un buen jugador. Con el cerebro sucede exactamente lo mismo.

Ser creativo, ¿se nace o se hace?

Claramente, se hace. Pero sí es verdad que hay un porcentaje de la población, aunque la ciencia no puede explicar ni cómo ni por qué, que nace con lo que llamamos el ‘talento creativo’: gente que es 'talentosa', a la que se le ocurren ideas extraordinarias para la sociedad, para el resto del mundo, su empresa o su familia… Estos ‘genios’ son escasos, los científicos calculamos que tan sólo suponen un 2 por ciento de la población total. Es por ello que el 98 por ciento restante debemos trabajar persistentemente en la creatividad, no basándonos en un criterio de calidad de ideas, sino de cantidad de ellas: debemos trabajar sobre muchas ideas, para que alguna de ellas consiga ser extraordinaria y diferente. ‘Ágil-Mente’ se apoya precisamente en este concepto: trabaja mucho, piensa mucho, crea mucho… y así tendrás más posibilidad de que algunas de esas miles de ideas que se te ocurran, sean únicas y extraordinarias.

La mente nunca deja de aprender, pero debemos trabajar persistentemente en la creatividad, basándonos en un criterio de cantidad, más que de calidad

Debido a la diferente morfología del cerebro, ¿quién está más predispuesto a la creatividad: el hombre o la mujer?

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No existen estudios concluyentes que demuestren a nivel de género que uno u otro sexo es más creativo. Hombres y mujeres tienen capacidades creativas similares y parten desde el mismo punto. Pero sí que hay estudios en otros niveles: está demostrado científicamente que la mujer es más ‘multitarea’, más empática y más propensa a trabajar exitosamente con la emoción, la intuición y la lógica al mismo tiempo. Por otro lado, hay estudios que confirman que las mujeres poseen más neuronas que los hombres… ¡A pesar de que esto pueda no gustar a muchos hombres!

En muchas partes del libro explicas que la mejor forma de ser creativo es intentar pensar como lo haría un niño. ¿En qué se diferencia la forma de pensar durante nuestra infancia respecto a la mente adulta?

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La mente adulta tiene la misma plasticidad que la de un niño. Esto desmitifica muchos pensamientos, como el que dice que en edades avanzadas ya no se puede aprender otro idioma, o cursar una carrera universitaria, por ejemplo. A nivel neuronal puedes hacerlo casi con la misma facilidad que cuando eras un niño. La diferencia es que, con la edad adulta, adquirimos ciertos hábitos, más responsabilidades, más pereza y menos tiempo, y todas esas cosas sumadas hace que parezca que tenemos menos capacidades cerebrales. Pero cada vez vemos más ejemplos de personas adultas, con veinte años y también con setenta, que han empezado una carrera de nuevo, han aprendido a tocar instrumentos que desconocían de manera magistral, o que dominan a la perfección un idioma desconocido hasta ahora… ¿Cómo lo han conseguido? Olvidándose del tiempo, sacándose los hábitos de encima, poniéndole más intención y dejando a un lado la pereza. La edad de jubilación, cuando se tienen menos responsabilidades, se convierte, por lo tanto, en el momento perfecto para abrir nuevos horizontes. El mensaje es: ‘tengas la edad que tengas, puedes hacerlo’. Es cierto que no será fácil por el ritmo de vida que llevamos, pero el cerebro puede hacerlo y eso es lo importante.

La mente adulta tiene la misma plasticidad que la de un niño. Esto desmitifica muchos pensamientos, como el que dice que en edades avanzadas ya no se puede aprender otro idioma o cursar una carrera universitaria

En un época en la que los deterioros cognitivos y las enfermedades mentales parecen tener más incidencia que nunca, aseguras que el cerebro aprende hasta el último día de nuestra vida. ¿Qué podemos hacer para que nuestra mente se mantenga lo más lúcida y activa posible?

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Si llegamos a cierta edad sin la presencia de ninguna enfermedad neurodegenerativa, lo mejor es desafiarse a sí mismo proponiéndole al cerebro una actividad cognitiva radicalmente diferente a la que hayas hecho el resto de tu vida. Por ejemplo, si eres un abogado de sesenta años, no estudies nada que tenga que ver con las leyes y estudia historia del arte o ponte a dibujar. Al cerebro le costará mucho esfuerzo al principio, porque tiene muchos años de experiencia en la lectura de artículos relacionados con el Derecho y tú le estás diciendo ‘ahora te vas a dedicar a otra cosa distinta’. Es la clase de desafíos que mantienen un cerebro muy lúcido.

Es interesante desafiar al cerebro con una actividad cognitiva radicalmente diferente a la que hayas hecho el resto de tu vida

También es importante mantener al cerebro conectado socialmente: cuanto mayores somos, tenemos menos amigos y vamos perdiendo familiares, nos vamos alejando de nuestras conexiones sociales. Existen multitud de estudios que demuestran que ser asocial es muy perjudicial para el cerebro, al que le fascinan las redes sociales, le encanta hablar, charlar, comunicar, discutir… Necesita estar conectado socialmente para estar lúcido y sano. En este sentido, hay estudios en poblados muy aislados de la civilización que dicen que sus miembros mueren hasta diez años antes debido a la ausencia del contacto social. Salir con los amigos, aprender a bailar o divertirse con un juego didáctico son actividades que supondrán un continuo desafío para nuestra materia gris, tengamos la edad que tengamos.

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¿Qué le diría entonces a toda esa gente que se ve ya mayor para seguir aprendiendo cosas nuevas?

El mejor predictor de una buena salud mental es el ejercicio físico: nunca es tarde para empezar a practicarlo y es muy beneficioso, no sólo para el cuerpo, sino también para nuestro cerebro. Hoy en día el paradigma de la salud y la ciencia se basa en imponer como hábito entre 30 y 40 minutos diarios de caminata. Con ella es suficiente y no es necesario pasarse horas en el gimnasio. Salir a pasear favorece la interrelación con otras personas y la abstracción de los problemas del día a día y la crisis. Para que sea un acto saludable para el cerebro, debemos distraernos con los sentidos y dejar de lado los pensamientos. Tras tres meses realizando estos paseos ‘de los sentidos’ se aprecia la diferencia en nuestra mente. Ello es porque cuánto más oxígeno hay en nuestro cerebro, más neuronas tienen alimento, lo que conlleva una mayor capacidad de pensamiento. El segundo pilar para mantener la mente sana es una buena alimentación: comer bien ayuda también a nuestra cabeza.

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Encendiendo la ‘bombilla’

¿Cuál es el momento idóneo que favorece la aparición de ‘las musas’?

Es necesario aprovechar al máximo los momentos de tranquilidad del día, aunque no sea sencillo por culpa de los jefes, los clientes o los e-mails. ¿Por qué no cambiamos nuestros hábitos para favorecer esos momentos? Puedes bajar por la escalera, pensando, en lugar de por el ascensor, o prueba a comer un día solo, sin la presencia de compañeros, deja pensar a tu cerebro en los atascos de la mañana o en tu trayecto en el metro. Por otro lado, resulta buenísimo llevar siempre encima una libreta y anotar todo lo que se te ocurre: al principio serán cosas que no tienen mucho sentido, pero si las vemos una semana después las enlazaremos y podemos convertirlas en una buena idea.

¿Cómo es el proceso cerebral que tiene lugar para que surja una idea?

El cerebro tiene diferentes tipos de electricidad dependiendo de si estás despierto, estás dormido, estás alerta o tranquilo… Durante una conversación, por ejemplo, estamos ante un tipo de electricidad ‘beta’: estamos alerta, atendiendo a nuestro interlocutor y tomando decisiones. Es muy difícil que me surjan en esta fase ‘beta’ nuevas ideas porque el cerebro está ocupado en otra tarea. Las ideas vienen cuando estamos en la fase ‘alfa’, es el estado de mayor tranquilidad, despierto pero relajado en el sillón de casa, en la cama, conduciendo o sentado en el autobús. En esos momentos, es como si el cerebro si abriese porque tiene más espacio y empiezan a surgir las ideas. Todo esto se mide hoy en día con resonancias magnéticas nucleares o encefalografías en las que es impresionante apreciar como las ideas llegan cuando estamos en ‘alfa’ y la mente pasa entonces, tras la llegada de esa idea, a la fase ‘gamma’, la electricidad del ‘insight’, del ‘eureka’, de la aparición de la idea brillante. Es un momento que viene acompañado de muchísima adrenalina, que nos provoca las ganas de hacer, de movernos, de actuar. Las ideas vienen con ganas de acción. Es por ello que cuando uno tiene una buena idea que quiere desarrollar, lo mejor es que la lleve a cabo como mucho en los próximos dos días. De lo contrario, los niveles de adrenalina descienden y ya la desechamos con el pensamiento: “bueno, ya no importa”.

Cuando uno tiene una buena idea que quiere desarrollar, lo mejor es que la lleve a cabo, como mucho, en los dos días posteriores

Muchas veces los trabajadores que se dedican a tareas creativas, pero que pasan su jornada de ocho horas sentados en una silla de oficina, aseguran estar agotados al final de la jornada, más incluso que si hubieran desarrollado una actividad física. ¿Pensar cansa? ¿Por qué agota ‘darle al cerebro’?

Una persona en la oficina se cansa durante seis horas mucho más que un conductor conduciendo un camión durante doce. Pensar cansa. Debemos imaginar nuestra mente como una batería que cuando nos despertamos por la mañana está totalmente llena y que va descargándose según pasa la jornada. Sólo puede ‘recargarse’ con dos actividades: el descanso y comer. Lo que más cansa del día a día laboral no es pensar, sino realizar dos tareas al mismo tiempo. A diferencia de lo que muchas veces se cree, nuestro cerebro no está preparado para la multitarea. Aunque creamos que así es, nunca realizamos dos tareas al mismo tiempo, y cada vez cambiamos de una actividad a otra en milisegundos. El cerebro apaga correlativamente la actividad precedente para dar paso a la actual: estás redactando un informe (actividad 1) y te llega un correo (actividad 2). Para ello has cambiado la ventana del ordenador y también la de tu mente. De repente, entra en el despacho tu jefe –desconectas la actividad 2, para dar paso a la actividad 3–. Cuando sale del despacho y vuelves a la actividad 1, te cuesta reengancharte y recordar lo que estabas haciendo al principio. Esta ‘falsa multitarea’ es la causa número uno de por qué llegamos cansados a casa. Es importante tenerlo presente y cambiar de hábitos, como colgar durante al menos media hora un cartel de “No molestar” en la puerta del despacho. También es muy recomendable realizar una actividad física antes de llegar a casa desde el trabajo, como volver caminando o aprovechar ese momento para ir a tu clase de yoga o de pilates para recargar nuestra ‘batería’. Puede parecer que estás más cansado físicamente, pero estás más lúcido mentalmente al llegar a casa.

Una persona en la oficina se cansa durante seis horas mucho más que un conductor conduciendo un camión durante doce. Pensar cansa

¿Favorece para la salud mental la realización diaria de retos y ejercicios como los que nos propones en tu libro?

Es una experiencia que conllevará sufrimiento en ocasiones, pero lo importante es estar siempre al pie del cañón. La perseverancia no te asegura tener buenas ideas, pero la creatividad está directamente relacionada con la intencionalidad: no hay creativo en el mundo que no haya tenido intención de serlo. Picasso no buscaba el ‘Guernica’, sino que tuvo la intención de pintar y así llegó hasta él. Los ejercicios que propongo en ‘Ágil-Mente’ se basan precisamente en esta confianza en nuestra mente. No son la fórmula mágica, sólo de ti y de tu mente dependerá que cambie tu vida.

En los últimos tiempos hemos oído mucho sobre la actual crisis de valores y de nuevas ideas. ¿Crees que los difíciles tiempos que vivimos pueden mermar nuestro potencial imaginativo?

Crisis es igual a oportunidad. Vengo de un país, Argentina, donde tenemos una crisis importante cada ocho o nueve años y, sin embargo, hay muchos creativos y publicistas allí. En chino, el símbolo utilizado para designar el concepto ‘crisis’ es el mismo que para ‘oportunidad’. El recurso fácil es el de la queja: ‘todo está fatal’, ‘no es culpa mía, es culpa del gobierno, de las empresas, de la economía.’ Así nunca conseguiremos ideas nuevas, innovadoras.  Lo bueno es aprovechar la ventaja de que la mayoría no hará nada y tomará el camino de la queja vacía, del ‘no voy a poder’… Mientras tanto, un pequeño porcentaje decide salir de casa a cambiar las cosas mientras que el resto se queda sentado. Ésa es la actitud que propongo con ‘Ágil-Mente’. Evidentemente, hay aspectos que no podemos controlar, pero otros que sí: lo que pensamos, la intención que cada uno tenemos, cómo puedes salir tú y tu familia de tu ‘crisis particular’, de tus propios problemas. Cuando los agentes externos son negativos, es más difícil aún, pero nuestra mente está preparada para ese reto, de hecho, ya lo superó hace más de 100.000 años, cuando caía una tremenda tormenta que incendiaba la cueva o el poblado era atacado de repente por un leopardo. La mente humana siempre consigue abrirse camino.

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