COVID-19 deja huella: revelan efectos duraderos en la cognición y memoria

Un amplio estudio realizado en Inglaterra revela que las personas recuperadas de COVID-19 experimentaron déficits cognitivos leves pero duraderos, afectando a áreas como la memoria, el razonamiento y las funciones ejecutivas.
Afecta por COVID se lamenta por su pérdida de memoria

La pandemia de COVID-19 ha dejado huellas imborrables en varios aspectos de la vida cotidiana, tal vez tú mismo hayas detectado tras superar un contagio que has tenido pérdidas de memoria o te has sentido más torpe al realizar algunas tareas. ¿Afectado pues la infección por coronavirus a nuestras capacidades cognitivas y de memoria? Varias investigaciones han indagado sobre estas cuestiones, y un estudio reciente publicado el 29 de febrero en el New England Journal of Medicine y liderado por investigadores del Imperial College London arroja luz sobre esta pregunta, ofreciendo evidencia de impactos pequeños pero duraderos en el rendimiento de las tareas cognitivas y de memoria en personas que se habían recuperado de COVID-19 en comparación con aquellas que no habían tenido COVID-19. 

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Realizado en una muestra comunitaria extensa, el estudio REACT Long COVID enroló a más de 140.000 participantes para evaluar sus funciones cognitivas mediante una plataforma de evaluación en línea. Los hallazgos sugieren déficits leves en tareas cognitivas y de memoria, incluso un año o más después la infección, con efectos más marcados en aquellos que fueron hospitalizados, presentaron síntomas de larga duración o se infectaron con variantes anteriores del virus.

A los participantes en el estudio se les pidió que realizaran una innovadora evaluación cognitiva en línea en la plataforma Cognitron, que comprende tareas que pueden detectar cambios sutiles en diferentes aspectos de su función cerebral, como memoria, razonamiento, función ejecutiva, atención e impulsividad. La gran escala del estudio y la sensibilidad de las pruebas computarizadas permitieron examinar con gran detalle los factores que explicaban los déficits cognitivos post-COVID mientras se controlaba variables de la población como la edad, la demografía y las condiciones médicas preexistentes.

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El estudio reveló pequeños déficits que aún eran detectables un año o más después de la infección, incluso en personas que tenían una enfermedad de corta duración. Eran más grandes para las personas que tenían síntomas que duraban 12 semanas o más (consistentes con COVID prolongado), aquellos que habían estado en el hospital por su enfermedad o aquellos que estaban infectados con una de las primeras variantes del virus SARS-CoV-2.

Sin embargo, las personas que tenían síntomas más duraderos que se habían resuelto en el momento en que realizaron la evaluación cognitiva mostraron pequeños déficits que eran similares en tamaño a los de las personas que tenían una enfermedad de menor duración.

Los déficits cognitivos fueron mayores en las personas que fueron hospitalizadas, que tenían síntomas continuos de larga duración o que estaban infectados con variantes anteriores del virus

Los resultados mostraron que la COVID-19 se asociaba con déficits en múltiples áreas de la cognición, sobre todo en la memoria, como la capacidad de recordar imágenes de objetos que se vieron unos minutos antes. Los investigadores creen que esto puede deberse a problemas para formar nuevos recuerdos en lugar de un olvido acelerado.

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Las personas también mostraron pequeños déficits en algunas tareas que ponen a prueba las habilidades ejecutivas y de razonamiento, como aquellas que requieren planificación espacial o razonamiento verbal.

El profesor Adam Hampshire del Departamento de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres, coautor del estudio, destaca la importancia de estos resultados: “Los efectos a largo plazo de COVID-19 en la función cognitiva han preocupado al público, a los profesionales de la salud y a los responsables políticos. Nuestro estudio proporciona medidas objetivas de estos efectos en una muestra poblacional amplia.” El experto señala que "También descubrimos que las personas probablemente se vieron afectadas de diferentes maneras dependiendo de factores como la duración de la enfermedad, la variante del virus y la hospitalización".

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A pesar de los desafíos que representa COVID-19 para la cognición, el estudio ofrece un atisbo de esperanza. Los individuos con síntomas persistentes que eventualmente se resolvieron mostraron mejoras en sus funciones cognitivas, acercándose a los niveles de aquellos con enfermedades de corta duración. Para el profesor Paul Elliott, autor principal de este trabajo y director del programa REACT, de la Escuela de Ciencias Públicas Health at Imperial College London, dijo: "Es tranquilizador que las personas con síntomas persistentes después de COVID-19, que se han resuelto, puedan esperar experimentar cierta mejora en sus funciones cognitivas a niveles similares a aquellos que experimentaron una enfermedad breve". 

Además, el impacto cognitivo del coronavirus parece haber disminuido desde las primeras etapas de la pandemia, particularmente entre los infectados durante la predominancia de la variante Ómicron. El estudio subraya la necesidad de seguir monitoreando las consecuencias clínicas y cognitivas de la pandemia de COVID-19, dada la gran cantidad de personas afectadas, poniendo de manifiesto la necesidad de estrategias de apoyo y rehabilitación para los afectados. Este estudio representa pues un paso crucial hacia la comprensión y el manejo de las consecuencias cognitivas del COVID-19, destacando tanto la resiliencia como la vulnerabilidad de nuestro sistema cognitivo frente a esta enfermedad global.

Actualizado: 1 de marzo de 2024

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