Se realiza una cistoscopia cuando se quiere visualizar el interior de la vejiga urinaria y el trayecto de la uretra para confirmar un diagnóstico concreto. También permite tomar biopsias de las paredes de uretra y vejiga y, si es necesario, se pueden tratar enfermedades.

Las indicaciones más frecuentes de la cistoscopia son:

  • Comprobar si existe cáncer en las paredes de las vías urinarias, y tomar biopsias si se observan alteraciones sospechosas.

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  • Tomar muestras directas de la orina para analizar si existe infección, evitando así que se contamine la muestra al pasar por la uretra y salir al exterior.
  • Diagnosticar malformaciones de las vías urinarias y repararlas si es posible.
  • Diagnóstico y, en ocasiones, tratamiento, de la hipertrofia benigna de la próstata, que estrecha la uretra impidiendo el paso de la orina.
  • Solucionar las estenosis uretrales mediante resecciones transuretrales (RTU), que ensanchan el interior de la uretra.
  • Retirar cálculos urinarios que estén en la vejiga o impactados en la uretra.
  • Diagnosticar la presencia de quistes, divertículos, pólipos, y otras formaciones patológicas de la pared de la vejiga. En ocasiones se pueden solucionar mediante la cistoscopia.

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  • Estudiar en profundidad cistitis crónicas que no se han conseguido resolver con antibióticos.
  • Identificar úlceras en la mucosa urinaria y tomar muestras de las mismas si es necesario.
  • Estudiar la presencia de sangre en la orina, por si su origen es una hemorragia de las vías urinarias inferiores.

Creado: 4 de julio de 2013

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