Pablo Martínez-Lage

Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, experto en alzhéimer
La enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente en nuestro entorno. Hablamos sobre su tratamiento, diagnóstico precoz y retos de futuro con el coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.
Pablo Martínez-Lage, experto en demencias
“La actividad intelectual y social, el ejercicio físico y el control de los factores de riesgo vascular son medidas que podrían reducir el número de personas con demencia en un futuro”

25/12/2011

La enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente en nuestro entorno. Solo en España existen alrededor de 800.000 pacientes –no todos diagnosticados–, pero se estima que en 2050 la cifra llegará hasta el millón y medio de afectados. Actualmente, se cuenta con fármacos muy eficaces; no obstante, el principal reto es conseguir un diagnóstico precoz para que el tratamiento sea más efectivo. Asimismo, también se investigan las medidas adecuadas para proteger la reserva cognitiva porque todo ello permitirá avanzar hacia una mayor calidad de vida de estos pacientes. Hablamos sobre todo ello con uno de los mayores expertos en la materia de este país: Pablo Martínez-Lage.

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Con lo que se conoce hasta ahora sobre la enfermedad de Alzheimer, ¿en qué haría más incidencia, en la prevención o en el tratamiento?

Con lo que se conoce hasta ahora sólo puede hacerse más incidencia sobre el tratamiento. Disponemos de cuatro fármacos (donepezilo, rivastigmina, galantamina, memantina) que han demostrado su eficacia y que pueden estabilizar o mejorar los síntomas cognitivos y conductuales o el déficit funcional en pacientes con enfermedad de Alzheimer en fases leve, moderada o moderadamente avanzada. Es un efecto parcial y transitorio pero sin duda importante.

No obstante, la prevención de la enfermedad es un objetivo fundamental. Como en otras enfermedades neurodegenerativas el daño que el Alzheimer inflige al cerebro es básicamente irreversible. Por tanto, sería ideal poder detener, o cuanto menos retrasar, la evolución del proceso cuando todavía solo ha dado síntomas leves. El primer paso consiste en la detección o diagnóstico temprano, pero para ello sería necesario primero que los pacientes acudiesen pronto al médico y segundo que los médicos dispusieran de los elementos necesarios (formación adecuada, tiempo de consulta de no menos de una hora, posibilidad de llevar a cabo una evaluación neuropsicológica apropiada y acceso a las pruebas diagnósticas aconsejables).

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Con motivo del Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), la Sociedad Española de neurología (SEN) ha puesto de manifiesto que llevar a cabo actividades preventivas podría lograr reducir 12 millones de casos de Alzheimer en todo el mundo. ¿A qué medidas se refería y cómo influyen?

Hemos de partir de la base de que para que la enfermedad de Alzheimer produzca demencia, es decir, síntomas que acarreen pérdida de autonomía y dependencia, se han de dar dos condiciones: que la enfermedad produzca un número de lesiones y un daño cerebral suficientes y que el cerebro pierda la capacidad de defenderse de la enfermedad y compensar los déficit. El primer proceso es lento y ocurre a lo largo de años (hasta 10 años antes de los primeros síntomas). El segundo es la capacidad del cerebro de compensar durante un tiempo la presencia de la enfermedad, es lo que conocemos como “reserva cerebral” o “reserva cognitiva”. Esta reserva cerebral, además de tener muy probablemente una base genética, depende de factores diversos entre los que se incluyen el coeficiente intelectual, el nivel educativo que se haya alcanzado o la actividad intelectual que se haya tenido a lo largo de la vida y dependerá también del estado de salud con el que el cerebro llegue al momento en el que la enfermedad de Alzheimer empieza a gestarse. Este estado de salud del cerebro está determinado de manera importante por los factores vasculares.

La aplicación de medidas dirigidas a promover, aumentar, potenciar o al menos salvaguardar la “reserva cerebral” podría tener un efecto muy positivo sobre la prevención de la demencia producida por la enfermedad de Alzheimer

Dicho esto, es fácil entender que la aplicación de medidas dirigidas a promover, aumentar, potenciar o al menos salvaguardar la “reserva cerebral” podría tener un efecto muy positivo sobre la prevención de la demencia producida por la enfermedad de Alzheimer. Se trataría de medidas que han de aplicarse pronto y que se centrarían en tres aspectos: actividad intelectual y social, ejercicio físico y control de los factores de riesgo vascular (hipertensión, colesterol, diabetes, obesidad, tabaquismo). Se trata de medidas inespecíficas, no propiamente anti alzheimer, pero que podrían sin duda reducir el número de personas con demencia en un futuro.

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¿Cuál es el reto prioritario en prevención del Alzheimer? ¿Qué avances se pueden destacar?

Si hablamos de prevención primaria, es decir, de la posibilidad de actuar sobre personas aparentemente sanas sin ningún síntoma de la enfermedad, el reto es sin duda la posibilidad de detectar la enfermedad en esa fase pre clínica o pre sintomática. Los avances que se han producido en este sentido apuntan a que esto es posible. En diversos estudios realizados a personas sanas se ha podido observar que un porcentaje de ellas tiene marcadores diagnósticos positivos de la enfermedad.

Se han de definir perfiles de riesgo que permitan seleccionar las personas que serían susceptibles de recibir tratamientos específicos preventivos

Lo que se desconoce hasta la fecha es si esas personas que tienen un marcador positivo de la presencia de la biología del alzheimer en sus cerebros, pero que carecen de síntoma alguno y que muestran rendimientos absolutamente normales en las pruebas cognitivas, desarrollarán síntomas o no. Se ha de investigar cuántas de estas personas tendrán manifestaciones clínicas y cuáles son los factores de riesgo que lo determinan. Se han de definir perfiles de riesgo que permitan seleccionar las personas que serían susceptibles de recibir tratamientos específicos preventivos. Hablaríamos entonces de tratamientos específicos anti alzheimer que no estarían exentos de riesgo de efectos secundarios. Éste es un objetivo que todavía tenemos lejos.

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El diagnóstico pre clínico de la enfermedad de Alzheimer es un tema puramente de investigación que para nada puede aplicarse en la práctica clínica. Salvo en los rarísimo casos de familias con una alteración genética causante de la enfermedad, nadie que esté sano debe hacerse ningún test que pueda predecir si sufrirá o no la enfermedad, si no es en el contexto de un proyecto de investigación.

¿Cree que el desconocimiento sobre esta patología y la falta de conciencia social son una traba en esta prevención?

En este momento, empieza a haber suficiente conocimiento y conciencia social, aunque se ha de seguir trabajando en la educación sanitaria de la población. Es muy importante explicar bien cuándo se ha de acudir al médico ante un fallo de memoria. Así, por ejemplo, por debajo de los 65 años sería muy excepcional que un fallo de memoria sea síntoma de Alzheimer. Ir a la cocina y no recordar para qué, tener dificultad para recordar un dato concreto como el nombre de una persona o de un actor, o tardar un poco en recordar dónde se ha aparcado el coche no son síntomas de Alzheimer sino más bien de que vivimos estresados.

Tener dificultad para recordar un dato concreto como el nombre de una persona o de un actor o tardar un poco en recordar dónde se ha aparcado el coche no son síntomas de Alzheimer sino más bien de que vivimos estresados

El fallo de memoria del Alzheimer es el olvido de lo cotidiano, de lo que se hizo ayer o esta mañana, de lo que a uno le dijeron ayer o esta mañana. Y es un fallo persistente, que aparece día tras día y se hace cada vez más evidente. Es un fallo de memoria que lleva a la persona que lo sufre a descolocar los recuerdos en el tiempo o a repetirse constantemente en lo que cuenta o en lo que pregunta. Es un fallo de memoria que se acompaña también de fallos en el lenguaje, de dificultad para encontrar las palabras más comunes que empiezan a quedarse siempre y de manera llamativa “en la punta de la lengua”. Que puede acompañarse también de ligera desorientación en el tiempo y dificultad para saber bien la fecha que es.

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La alarma es mayor si, además de estos síntomas, aparecen cambios de carácter, irritabilidad, pérdida de iniciativa, abandono de actividades o síntomas depresivos en una persona que nunca los había tenido. Éstos son los síntomas que han de levantar la sospecha de una enfermedad de Alzheimer y que han de llevarnos al médico sin achacarlos equivocadamente a lo propio de la edad. La edad resta agilidad a la hora de recordar o de aprender pero no produce demencia. Se ha de recordar a la población que el diagnóstico temprano de las fases de demencia más leves del Alzheimer hará que los tratamientos anti Alzheimer de los que ya disponemos sean más eficaces.

La estimulación cognitiva en el tratamiento del alzhéimer

¿Cuáles son los avances en el tratamiento del Alzheimer dignos de resaltar? ¿Y cómo influirán en la calidad de vida de los pacientes?

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Desgraciadamente los avances en el tratamiento no han sido muy significativos en los últimos años. Hemos asistido con frustración al fracaso de diversas estrategias terapéuticas. Esto nos ha enseñado que los tratamientos se han aplicado en pacientes que tenían ya una demencia y, por tanto, en momentos de la enfermedad demasiado avanzados.

No obstante, se siguen recogiendo datos a favor de la eficacia de los fármacos que ya utilizamos en cuanto a su aplicación en fases leves, su papel en el tratamiento de los síntomas conductuales y psicológicos y, sobre todo, de su eficacia en las fases moderadamente avanzadas del proceso.

Y se ha avanzado en todo lo relativo a la eficacia de los tratamientos no farmacológicos, como la estimulación cognitiva.

Hablando de la estimulación cognitiva, tan de moda en este momento, ¿puede considerarse eficaz?

Sí, debe considerarse eficaz. Son muchos los trabajos bien diseñados que lo han demostrado. La estimulación cognitiva bien programada y bien administrada en centros adecuados y por profesionales formados aporta mejoría y puede conseguir la estabilización de los síntomas durante periodos de al menos seis meses. También mejora algunos síntomas conductuales y psicológicos sin necesidad de aplicar psicofármacos. Ahora se investiga la posibilidad de aplicar estos mismos programas a domicilio mediante la utilización de herramientas informáticas, aspecto importante si se tiene en cuenta la escasez de recursos y plazas en centros especializados.

La estimulación cognitiva aporta mejoría y puede conseguir la estabilización de los síntomas durante periodos de al menos seis meses

Además de como terapia, ¿puede tenerse en cuenta como una herramienta para la prevención del Alzheimer?

Con toda probabilidad. Hemos hablado de la importancia del concepto de la reserva cognitiva como estrategia para la prevención. Es muy posible que mediante estrategias de intervención del tipo del entrenamiento y la estimulación cognitiva seamos capaces de potenciar esa reserva cognitiva y de aumentar la capacidad del cerebro de compensar durante un tiempo los daños que produce la enfermedad y, por tanto, de retrasar el momento de aparición de los síntomas de demencia. En este momento hay en Europa tres grandes proyectos de investigación sobre la posibilidad de prevenir la demencia en personas mayores con riesgo elevado en Finlandia, Francia y Holanda. Los tres incluyen junto al control de los factores de riesgo vascular el ejercicio físico y el entrenamiento cognitivo.

El mejor consejo que se puede dar a un cuidador es el de formarse, informarse y cuidarse

Muchos especialistas reconocen que los verdaderos héroes en esta lucha contra el Alzheimer son los familiares del paciente. ¿Cuál debe ser la actitud de los cuidadores y familiares?

Para decirlo en pocas palabras, el mejor consejo que se puede dar a un cuidador es el de formarse, informarse y cuidarse. Sería ideal que los médicos dispusiéramos de tiempo en nuestras consultas para informar sobre todos los aspectos relacionados con la enfermedad, sobre cómo evolucionará, qué complicaciones pueden surgir y cómo han de abordarse, cuáles son los recursos a los que se puede acudir, cuáles son y qué se puede esperar de los tratamientos no farmacológicos, cómo se ha de organizar la familia para que no caiga todo el peso del cuidado sobre un solo miembro, cuándo se ha de hablar de temas legales como la incapacitación, qué decisiones habrá que tomar en las fases avanzadas, y un largo etcétera. Siempre hemos de recomendar que las familias acudan a las asociaciones de familiares de enfermos que están haciendo un extraordinario papel en este sentido.

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