Fiebre de Lassa
La fiebre de Lassa es una enfermedad viral hemorrágica endémica del África Occidental. Aunque su tasa de mortalidad es menor que la del ébola, su efecto en las mujeres embarazadas y los fetos es devastador.

Síntomas de la fiebre de Lassa

Hombre con síntomas de la fiebre de Lassa
La fiebre de Lassa causa síntomas similares a la gripe, como fiebre alta, dolor de garganta, tos, o debilidad y malestar general.
Dra. Sari Arponen

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 28 de junio de 2022

El período de incubación, es decir, el tiempo que transcurre desde que se entra en contacto con el virus hasta que comienzan los síntomas de la fiebre de Lassa, es de entre 7 y 21 días. Es por ello que un viajero que haya estado en una zona endémica de esta fiebre hemorrágica viral puede regresar a su país sin síntomas, y comenzar posteriormente a manifestarlos.

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Inicialmente el paciente afectado por la fiebre de Lassa presenta un cuadro similar a la gripe, con fiebre alta, debilidad y malestar general. Además, el afectado puede tener dolor o irritación e inflamación de garganta, tos, y dolor de cabeza más o menos intenso. Otros síntomas relativamente frecuentes son las náuseas, los vómitos, y la diarrea. Más de la mitad de los pacientes tienen dolor articular, de espalda, o en el pecho. Un tercio de los pacientes puede tener conjuntivitis. Son síntomas muy inespecíficos que aparecen también en otras muchas enfermedades, lo que complica su diagnóstico.

La fiebre de Lassa se considera una fiebre hemorrágica (otras fiebres hemorrágicas son la fiebre amarilla y el ébola). En la fiebre de Lassa las manifestaciones hemorrágicas ocurren en un 15-20% de pacientes, afectando sobre todo a las mucosas, las conjuntivas, el tracto gastrointestinal, o la vagina. Es decir, puede haber sangrado en la boca, por el intestino, el estómago o la vagina, además de los ojos.

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Complicaciones de la fiebre de Lassa

En los casos graves se produce la llamada permeabilidad capilar o vascular, que supone la aparición de edemas, o hinchazón del cuello y los brazos y las piernas. Es un signo ominoso e indica un peor pronóstico. También puede aparecer en los casos graves un edema pulmonar grave, una encefalopatía severa y, finalmente, un shock terminal. A pesar de ello, la mortalidad global puede ser de sólo un 1-2%, pero entre los pacientes que necesitan ingresar en un hospital sube hasta el 15-30%.

La fiebre de Lassa es especialmente grave en las embarazadas, con un 25-40% de mortalidad en embarazadas afectadas por fiebre de Lassa. Además, si la mujer sobrevive se produce un aborto espontáneo, o la muerte del recién nacido, en el 75-80% de los casos.

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Una complicación adicional de la fiebre de Lassa es la sordera. Hasta el 30% de los pacientes que padecen fiebre de Lassa pueden presentar una alteración de su agudeza auditiva en uno o los dos oídos. De ellos, sólo uno de cada tres recupera posteriormente la capacidad auditiva. Típicamente esta sordera aparece en fase de convalecencia, o incluso pasado un tiempo desde la infección. Se piensa que sucede por un mecanismo mediado por las propias defensas del sistema inmune del paciente.

Creado: 4 de abril de 2016

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