El sexo es una actividad importante para disfrutar de una buena calidad de vida y resulta beneficioso para la salud, tanto física como mental, de los individuos. Sin embargo, tras sufrir un ataque al corazón, muchos pacientes temen que llevar una vida sexual activa pueda interferir en su recuperación o, incluso, provocar un nuevo episodio de la enfermedad. Deciden entonces ‘aparcar’ su sexualidad, o no consultan a su médico si presentan problemas de disfunción eréctil u otros trastornos sexuales, por considerar que son inherentes a la enfermedad o al tratamiento.

PUBLICIDAD

Para evitar estas situaciones, un grupo de especialistas de la Facultad de Medicina de Baylor, en Texas (Estados Unidos), ha elaborado una guía, publicada por la Asociación Americana del Corazón (AHA), en la que ofrecen información que servirá de ayuda a los médicos de Atención Primaria y a los cardiólogos para que orienten a los pacientes que sufran enfermedades del corazón sobre su sexualidad, y les ofrezcan una serie de recomendaciones al respecto.

Solo el uno por ciento de los infartos se asocia a la práctica del sexo y, según los expertos, es más fácil que les ocurra a las personas que mantienen relaciones íntimas con poca frecuencia que a las que lo hacen regularmente

La angina de pecho relacionada con la actividad sexual, que se desencadena desde unos minutos hasta unas horas después de haber mantenido relaciones sexuales es sumamente infrecuente en aquellas personas que no han sufrido anteriormente una angina mientras realizaban un intenso esfuerzo físico, y supone menos del cinco por ciento del total de anginas de pecho. En el caso de los infartos, solo el uno por ciento de los mismos se asocian a la práctica del sexo y, según los expertos, es más fácil que les ocurra a las personas que mantienen relaciones íntimas con poca frecuencia que a las que lo hacen regularmente.

PUBLICIDAD

En diversos estudios que se han realizado para evaluar la función cardiovascular durante el coito en hombres jóvenes sanos, se ha comprobado que, tanto la frecuencia cardiaca como la tensión, se encontraban a niveles similares a los que se mantienen en otro tipo de actividades como caminar a paso ligero o subir un par de tramos de escalera, aunque es lógico pensar que las personas de más edad puedan sufrir un mayor desgaste frente a la misma actividad y, al carecer de datos al respecto, se debe analizar cada caso de forma individual.

En la nueva guía, los especialistas advierten que los pacientes con patologías cardiacas graves, a los que cualquier actividad física les provoca síntomas, o que los sufren incluso cuando permanecen en reposo, no pueden reanudar su actividad sexual hasta que la enfermedad esté controlada y, en cualquier caso, deben acudir a su médico para que sea este el que indique el momento más apropiado para hacerlo. Sin embargo, también señalan que una actividad física moderada, de forma regular, no solo no perjudica a los pacientes con enfermedades cardiovasculares, sino que, junto a una rehabilitación cardiaca apropiada, puede disminuir las posibilidades de que presenten complicaciones, por lo que consideran beneficioso que los pacientes que han sufrido un infarto retomen cuanto antes sus actividades cotidianas, en las que se incluye la práctica del sexo.

PUBLICIDAD

Actualizado: 25 de abril de 2017

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD