Brucelosis humana
La brucelosis es una enfermedad bacteriana que puede transmitirse al ser humano por animales infectados, sobre todo cabras y ovejas. Conoce sus factores de riesgo y las medidas preventivas para evitar contagios.

Síntomas de la brucelosis

Natalia Dudzinska

Por: Natalia Dudzinska Camarero

Bióloga, especialista en Microbiología Ambiental y Epidemiología

Actualizado: 29 de julio de 2022

El periodo de incubación de la brucelosis puede ser muy variable, desde cinco días hasta varios meses. Lo más común es que los primeros síntomas comiencen a observarse entre 10 y 30 días tras la exposición al patógeno.  

Los síntomas de brucelosis pueden ser muy distintos en cada individuo, dándose incluso casos asintomáticos.

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El camino que sigue la bacteria tras penetrar en el organismo tiene su primera parada en los ganglios linfáticos; si en este punto las defensas del individuo no son capaces de eliminar al patógeno, este se multiplicará y pasará al torrente sanguíneo. En este momento podrán observarse los síntomas típicos de la etapa aguda de la enfermedad. Lo más común y característico de dicha etapa es la aparición de fiebre de hasta 38ºC que dura varios días, tras los cuales desciende, apareciendo posteriormente en oleadas y acompañada de sudoración profusa, desproporcionada con el estado febril y normalmente en las horas nocturnas, y dolores articulares, musculares o neurológicos. El paciente puede presentar un estado de cansancio continuo y, en muchas ocasiones, estreñimiento. A esto se le pueden sumar síntomas poco específicos como fatiga, dolor de cabeza o pérdida de peso.

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Una vez en la sangre la bacteria tendrá acceso a diversos órganos y tejidos  del cuerpo, adquiriendo localizaciones focales:

  • Orquiepididimitis: inflamación del testículo y del epidídimo (conducto que conecta el testículo con los conductos deferentes). Ocurre en cinco de cada 100 pacientes varones.
  • Afectaciones focales del sistema osteoarticular:
  • Sacroileítis: inflamación de la articulación sacroilíaca, articulación situada entre el hueso sacro y el ilion del hueso coxal, en la parte final de la espalda.
  • Espondilitis: inflamación de las articulaciones de la columna vertebral. Da lugar a dolores lumbares, rigidez, etcétera.
  • Bursitis: inflamación de la bursa, estructura situada entre los huesos, tendones y músculos, y cuya función consiste en facilitar el movimiento de estas estructuras evitando el rozamiento entre ellas.
  • Tenosinovitis: inflamación de la vaina que recubre un tendón.
  • Granulomatosis  hepática: lesión inflamatoria que da lugar a una masa o granuloma conformado por la acumulación de células del sistema inmune.
  • Neumopatía brucelar: conjunto de trastornos pulmonares que pueden incluir diversos síntomas.

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La llegada de las bacterias al sistema nervioso central y la endocarditis (inflamación del endocardio, pared interna del corazón) son las complicaciones de la brucelosis más graves; éstas, al igual que los casos de lesiones dermatológicas, son bastante raras y suelen darse principalmente en individuos que están continuamente expuestos al patógeno debido a su ocupación laboral.

La brucelosis tiene una elevada tendencia a producir recidivas (reaparición de los síntomas), sobre todo en los tres meses posteriores a la enfermedad y en los casos que no han sido tratados. Algunos individuos pueden llegar a sufrir dolencias derivadas de la enfermedad durante años, dando lugar a un cuadro crónico que derivará en una disminución de la función músculo esquelética, alteraciones neurovegetativas, parestesia (sensación alterada de los sentidos que se manifiesta en forma de hormigueos, adormecimiento, etcétera) y dolores articulares.

Creado: 28 de octubre de 2010

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