El mundo no para de engordar: una de cada ocho personas padece obesidad

Un estudio revela que más de mil millones de personas, uno de cada ocho habitantes del planeta padecía obesidad en 2022: 880 millones de adultos y 159 millones de niños. La OMS propone medidas para combatir esta pandemia de salud pública.
Dos personas obesas

01/03/2024

Más de mil millones de personas (alrededor de uno de cada ocho habitantes del planeta) padecían obesidad en 2022, según revela un reciente estudio publicado por The Lancet. A nivel global, la prevalencia de obesidad en adultos se ha duplicado con creces desde 1990, y en niños y adolescentes (de 5 a 19 años) se ha cuadruplicado. Además, el informe indica que el 43% de los adultos presentaban sobrepeso en 2022. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contribuido en la recopilación y análisis de datos para este estudio, cuyo conjunto completo de datos se ha difundido a través del Observatorio Global de la Salud.

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Esta tendencia, junto con la disminución de individuos con bajo peso desde 1990, posiciona a la obesidad como la forma más común de malnutrición en la mayoría de los países. El análisis estima que, en 2022, la tasa de obesidad entre la población infantil y adolescente fue cuatro veces superior a la de 1990. En adultos, la tasa de obesidad se duplicó en mujeres y casi se triplicó en hombres, afectando a 159 millones de niños y adolescentes, y a 879 millones de adultos en total.

Entre 1990 y 2022, la proporción de niños y adolescentes con bajo peso disminuyó aproximadamente un quinto en niñas y más de un tercio en niños. La proporción de adultos con bajo peso se redujo a la mitad en el mismo período. La obesidad y el bajo peso son formas de malnutrición que afectan negativamente la salud de las personas de diversas maneras. Este último estudio ofrece una visión detallada de las tendencias globales en ambas formas de malnutrición a lo largo de los últimos 33 años.

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Aunque las tasas de desnutrición han disminuido, continúa siendo un reto significativo para la salud pública en diversas regiones, especialmente en el Sudeste Asiático y el África subsahariana. Los países con las mayores tasas combinadas de bajo peso y obesidad en 2022 incluyen naciones insulares del Pacífico y el Caribe, así como países del Medio Oriente y el Norte de África.

La malnutrición engloba diversas condiciones, incluyendo la desnutrición (emaciación, retraso en el crecimiento, bajo peso), deficiencias de vitaminas o minerales, sobrepeso y obesidad. La desnutrición es responsable de la mitad de las muertes en niños menores de 5 años y la obesidad puede provocar enfermedades no transmisibles como enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.

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Análisis de los datos de más de 220 millones de personas mayores de 5 años

El estudio, realizado por la Colaboración de Factores de Riesgo de Enfermedades No Transmisibles (NCD-RisC) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), analizó medidas de peso y altura de más de 220 millones de personas mayores de cinco años, representando a más de 190 países. Más de 1.500 investigadores han participado en el estudio, que utilizó el índice de masa corporal (IMC) para comprender cómo han cambiado la obesidad y el bajo peso a nivel mundial desde 1990 hasta 2022.

En total, casi 880 millones de adultos vivían con obesidad en 2022, lo que representa más de cuatro veces la cantidad registrada en 1990. Junto con los 159 millones de niños con obesidad en 2022, esto suma más de mil millones de personas afectadas por la obesidad en 2022. A pesar del crecimiento poblacional global, el número de personas con bajo peso disminuyó.

En 2022 la tasa de obesidad entre la población infantil y adolescente fue cuatro veces superior a la de 1990. En adultos, la tasa de obesidad se duplicó en mujeres y casi se triplicó en hombres

Estas tendencias indican un cambio en el que, en la mayoría de los países, más personas sufren de obesidad que de bajo peso. En 2022, las tasas de obesidad superaron a las de bajo peso en dos tercios de los países del mundo para niñas y niños.

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El estudio también señala que el aumento en la doble carga de malnutrición ha sido mayor en países de ingresos bajos y medios, especialmente en Polinesia, Micronesia, el Caribe, y el Medio Oriente y Norte de África, superando las tasas de obesidad de muchos países industrializados de altos ingresos, particularmente en Europa. Se reconoce que, aunque el IMC es una medida imperfecta de la grasa corporal, su uso generalizado en encuestas poblacionales permite realizar análisis como este, aunque con algunas limitaciones debido a la disponibilidad de datos.

Prevenir y tratar la obesidad desde la infancia

El Profesor Majid Ezzati del Imperial College London y autor principal del estudio expresó su preocupación por la epidemia de obesidad, que ya afectaba a los adultos en gran parte del mundo en 1990 y que ahora se refleja en niños y adolescentes en edad escolar. Destacó la importancia de mejorar significativamente la disponibilidad y accesibilidad de alimentos saludables y nutritivos para abordar ambas formas de malnutrición.

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El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha destacado la importancia de prevenir y tratar la obesidad desde la infancia hasta la edad adulta, mediante dietas adecuadas, actividad física y cuidados apropiados, según sea necesario. “Para alcanzar los objetivos globales de reducción de la obesidad se requiere el esfuerzo conjunto de gobiernos y comunidades, apoyados por políticas basadas en evidencia de la OMS y agencias nacionales de salud pública. Es crucial la cooperación del sector privado, que debe asumir responsabilidad por el impacto que tienen sus productos en la salud”.

La obesidad es una enfermedad crónica compleja cuyas causas y las intervenciones necesarias para contener la crisis están bien comprendidas y respaldadas por evidencia sólida, pero aún no se implementan adecuadamente. En la Asamblea Mundial de la Salud de 2022, los Estados Miembros adoptaron el plan de aceleración de la OMS para combatir la obesidad, que promueve acciones a nivel de país hasta 2030. Hasta la fecha, 31 gobiernos lideran la implementación de este plan para frenar la epidemia de obesidad.

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Las intervenciones clave incluyen:

  • Apoyo a prácticas saludables desde el primer día, incluida la promoción, protección y apoyo a la lactancia materna.
  • Regular la publicidad dañina de alimentos y bebidas dirigida a niños.
  • Políticas de alimentación y nutrición escolar, incluidas iniciativas para regular la venta de productos altos en grasas, azúcares y sal en las proximidades de los colegios.
  • Políticas fiscales y de precios para promover dietas saludables.
  • Políticas de etiquetado nutricional.
  • Campañas de educación pública y sensibilización sobre dietas saludables y ejercicio.
  • Estándares para la actividad física en escuelas.
  • Integración de servicios de prevención y manejo de la obesidad en la atención primaria de salud.

El Dr. Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS y uno de los coautores del estudio, ha afirmado que existen desafíos significativos para implementar políticas que aseguren un acceso asequible a dietas saludables para todos y que fomenten entornos que promuevan la actividad física y estilos de vida saludables en general. “Los países también deben asegurar que los sistemas de salud integren la prevención y manejo de la obesidad como parte de los servicios básicos ofrecidos”.

Por su parte, la lucha contra la desnutrición requiere una acción multisectorial en agricultura, protección social y salud para reducir la inseguridad alimentaria, mejorar el acceso a agua limpia y saneamiento, y asegurar el acceso universal a intervenciones nutricionales esenciales.

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)

Actualizado: 1 de marzo de 2024

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