Dr. Héctor Verea

Experto en asma y Jefe del Servicio de Neumología del Complejo Hospitalaria Universitario de La Coruña
El doctor Verea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de La Coruña nos habla de las nuevas opciones terapéuticas disponibles para mejorar la administración y eficacia de los fármacos que se emplean en el tratamiento del asma.
Dr. Héctor Verea, especialista en asma
“Los asmáticos no deben confiar en ‘soluciones milagro’, como acupuntura, homeopatía o productos de herboristería, ya que inducen a abandonar el tratamiento a base de broncodilatadores y antiinflamatorios que, hoy por hoy, es el único eficaz”

23/04/2012

Recientemente se ha celebrado ASMA NORTE, un foro organizado por Chiesi, en el que se reúnen especialistas en esta patología respiratoria que desarrollan su labor profesional en el norte de España, con el objetivo de intercambiar conocimientos y experiencias sobre el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Hablamos con el doctor Héctor Verea, jefe del Servicio de Neumología del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (CHUAC) sobre algunos de los temas tratados en esta reunión, como las nuevas opciones terapéuticas disponibles para mejorar la administración y eficacia de los fármacos que se emplean en el tratamiento del asma, y aprovechamos para pedir a este experto algunos consejos para ayudar a los pacientes a sobrellevar mejor la enfermedad.

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Según el Estudio Internacional de Asma y Alergia en la Infancia (ISAAC), en España, alrededor del 15% de los adolescentes de entre 13 y 14 años de edad presentaron síntomas de asma durante el año pasado y, de hecho, se trata de una patología cuya prevalencia aumenta cada año. ¿A qué cree que se debe este incremento?

Últimamente, algo que llama la atención a los medios, y a todas las organizaciones sanitarias, es la falta de pureza del medio ambiente, no sólo de las aguas, sino también del aire que respiramos; en particular, los problemas del aire atmosférico es algo que incide directamente con los bronquios.

En los bronquios es donde radican las bases de la enfermedad asmática, y es posible que estas alteraciones, o esta mayor prevalencia, se deba al exceso de contaminación que sufren nuestras ciudades debido al uso de combustibles fósiles, a los combustibles derivados de los hidrocarburos, a la circulación rodada por motores diésel…, y hoy día se sabe que este tipo de agentes están muy ligados a las inflamaciones respiratorias.

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Habitualmente, el asma es una enfermedad más relacionada con las ciudades que con el campo.

El asma es una enfermedad crónica, ¿significa eso que los pacientes deben seguir un tratamiento farmacológico de por vida?

No. La enfermedad tiene varios grados de afectación. Tiene un grado leve, y tiene un grado, en el extremo opuesto, muy grave. Evidentemente, el que tiene una situación muy grave, y presenta síntomas que deterioran su vida habitual, debe seguir un tratamiento toda la vida. En los casos leves, de pocos síntomas, pero que son muy persistentes, también se aconseja que el tratamiento sea prolongado. Pero las manifestaciones del asma, incluso la propia inflamación causada por el asma en los bronquios, es algo que va y viene, que tiene relación con estos problemas de contaminación que le decía antes, pero también con infecciones víricas.

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El asma, hasta la fecha, se ha relacionado mucho con la polinización y los fenómenos alérgicos, pero cada vez más se está relacionando con las infecciones víricas comunes, con las gripes, con los rinovirus; estos agentes víricos no están presentes constantemente en el aire que respira el asmático, de tal manera que un asmático leve puede encontrarse perfectamente bien durante una temporada muy larga, y tener exacerbaciones fuertes cuando contrae una infección vírica. Ahí entra en juego el especialista en asma, que tiene que determinar si a un paciente le deja un tratamiento de forma mantenida, o le instaura un tratamiento para que sea el propio paciente el que se lo autoadministre en aquellos periodos en los que empiece a notar síntomas bronquiales.

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¿Es posible controlar totalmente los síntomas del asma y evitar la aparición de crisis asmáticas?

En el 99,9% de los casos yo diría que sí. Radicalmente sí, aunque siempre nos queda la punta del iceberg, que son pacientes que no van bien. Para estos pacientes que no van bien, hoy día existen fármacos que reducen el número de exacerbaciones y mejoran la calidad de vida. Son fármacos que bloquean la proteína de la alergia, y son también potentes broncodilatadores gracias a los cuales el paciente enfermo puede llevar una vida totalmente normal. También se da el caso de aquel paciente –y esto ocurre con todas las enfermedades crónicas–, que no sigue el tratamiento. Son pacientes que nos parece que su enfermedad va mal pero, en realidad, lo que va mal es la inadecuada utilización de las recomendaciones terapéuticas que hace el paciente.

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Esta enfermedad con frecuencia se inicia en la infancia pero ¿puede el asma aparecer en cualquier momento a lo largo de la vida, incluso siendo un anciano, si antes no se han tenido síntomas?

Sí. De forma clásica, el asma tiene dos períodos de aparición; uno durante la infancia y adolescencia, y otro a partir de los 40 años. En la infancia y adolescencia es una forma de enfermedad que está más vinculada con los fenómenos alérgicos y, a partir de los 40 años, prácticamente la alergia no existe. Esto, que sería como un esquema de libro, evidentemente es un poquito más amplio, y nos está llamando la atención que muchas personas mayores, sobre todo mujeres que no han sido fumadoras, presentan síntomas bronquiales y tienen asma en su ancianidad. Por suerte, estas personas responden de una manera espectacular al tratamiento, son unos pacientes muy agradecidos porque el hecho de mejorar su calidad de vida, muy afectada, se resuelve con muy poca intervención terapéutica.

En la infancia y la adolescencia el asma está más vinculada con los fenómenos alérgicos

¿Se puede prevenir el asma? ¿cuáles son los factores de riesgo que debemos evitar?

El factor de riesgo más importante es la herencia, porque en el asma hay unas alteraciones que están muy vinculadas a la herencia, a la transmisión de ciertos genes, que en algún momento se vuelven anormales o que, al entrar en contacto con otros factores del medio ambiente, hacen que se manifieste la enfermedad. Esto sería para mí el mayor factor de riesgo, el tener varios familiares –allegados naturalmente: padres, hermanos, hijos, incluso abuelos–, que tengan esta enfermedad. Con independencia de los antecedentes familiares, también habría que incluir como factores de riesgo el tabaco y la propia contaminación.

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También se ha especulado con otros factores, por ejemplo, el asma, muy probablemente empiece antes de nacer y, más allá de la herencia, puede tener que ver con la flora bacteriana de la madre. Se sabe que los niños que nacen en un parto por cesárea tienen un ligero mayor riesgo de padecer asma que los que nacen por vía vaginal. Se sabe también que el asma está relacionada con la presencia de gérmenes en el medioambiente. Así, los niños que se crían en el medio rural, en zonas de granjas, donde no es raro verlos con esa cara tiznada a veces tan llamativa en las películas infantiles, desarrollan unas defensas de las que carecen los niños que crecen en un ambiente perfectamente limpio y escrupulosamente saneado; parece que el contacto con ese entorno rural ejerce una especie de efecto protector, como si de una vacuna se tratase. Esto es algo que cada vez se está estudiando más, al igual que el papel de los probióticos, de los yogures, y de sus efectos sobre la flora intestinal, que parece ser que regulan –sobre todo en la más temprana infancia– lo que van a ser las defensas inmunológicas de esa persona en el futuro.

Se sabe que los niños que nacen en un parto por cesárea tienen un ligero mayor riesgo de padecer asma que los que nacen por vía vaginal

Entre los factores desencadenantes de una crisis de asma destaca la exposición al humo del tabaco. ¿Se ha apreciado una disminución de los síntomas en estos pacientes después de la prohibición de fumar en lugares públicos?

Eso ha sido espectacular, sobre todo con respecto a las visitas de los niños a los hospitales por exacerbaciones asmáticas se ha notado que hay una tendencia a la reducción. En realidad es algo que ya veníamos advirtiendo cuando le aconsejábamos a los padres que no fumasen dentro de la casa si había un niño asmático. Estos son datos que se corroboran con otras experiencias. Hay experiencias publicadas en revistas del máximo prestigio, de algo que ocurrió en Escocia -muy parecido a nuestra ley-, donde se ha comprobado que, tras la puesta en marcha de la ley, el número de niños asmáticos que tuvieron que asistir a los hospitales por crisis, disminuyó de una forma muy significativa. Y parece que, independientemente del asma, esta reducción también se ha visto en la incidencia de infartos y otros trastornos coronarios.

El problema es que aunque esta ley ha resuelto lo que es la exposición en los locales, y ha hecho que estén mucho más limpios, confortables y saneados, pese a toda la polémica que surgió en su día, ahora el mayor impacto que tiene el tabaco se da entre los adolescentes, y el asma es la enfermedad crónica más frecuente en la adolescencia. Se unen dos factores: que hay bastantes adolescentes con asma y, al mismo tiempo, están en la edad típica de iniciación al consumo de tabaco. Si tenemos en cuenta que el joven asmático es fácil que tenga tos, nos encontramos con que a menudo necesita reafirmarse fumando delante de sus compañeros, y este es un problema típico de la adolescencia, el de los chicos asmáticos que fuman, que están hipotecando el desarrollo de su organismo y de sus vías respiratorias.

Una de las recomendaciones que siempre hacen los profesionales de la medicina para tener una buena salud y mejorar nuestra calidad de vida, también a largo plazo, es la práctica de ejercicio físico. En el caso de los pacientes con asma, ¿puede esta enfermedad limitar de forma significativa su actividad física? ¿qué deportes son los más recomendados para estas personas?

Si el asma no está tratado, si no está controlado, claro que limita. Pero una vez se trata, el asmático puede hacer ejercicio físico porque es bueno para todo: para la respiración, para la circulación, para la musculatura, para el cerebro… para todo. Es algo que tiene unas ventajas de salud increíbles. La práctica deportiva no se le debe reducir a un paciente con asma; lo que hay que hacer es tratarle, ajustarle la medicación e invitarle a que haga el ejercicio que él considere. Es algo que nosotros repetimos, que hay muchos deportistas de élite que tienen asma e, independientemente de eso, son capaces de ganar medallas. Hay ejemplos muy conocidos en el mundo de la natación mundial, y también en deportistas españoles que han ganado importantes competiciones; y en el ciclismo, un deporte en el que parece que hay una gran prevalencia de ciclistas asmáticos, más que en otros deportes, tal vez por el tipo de inhalaciones tan bestiales que hacen, el tipo de movimiento de aire que necesitan hacer estos grandes deportistas. No voy a dar nombres, pero que sepa el público que grandes ciclistas españoles han sido –y no sé si lo seguirán siendo–- tratados de asma.

La práctica deportiva no se le debe reducir a un paciente con asma; lo que hay que hacer es tratarle, ajustarle la medicación, e invitarle a que haga el ejercicio que él considere

Se recomienda que sea un deporte de grupo, porque en estos deportes se hacen esfuerzos fuertes en unos momentos y se descansa al cabo de un rato. Por otra parte, una recomendación clásica es la natación, siempre y cuando se haga en una piscina en la que el agua no esté fría –porque el agua fría produce broncoconstricción–, y que no haya mucha concentración de cloro, porque el cloro irrita las vías aéreas. Con esas salvedades, la natación sería un ejercicio fenómeno porque así el nadador que tiene asma estaría respirando en una atmósfera con humedad, y con el espasmo de los bronquios que se produce al hacer ejercicio se pierde humedad de las vías respiratorias, por eso es bueno que en el ambiente haya un poquito de humedad.

¿Qué cualidades destacaría de los últimos medicamentos que se han desarrollado para tratar el asma?

Las micropartículas son una presentación innovadora. También hay nuevos fármacos que permiten la administración una vez al día, y sabemos que cualquier tipo de medicamento que haya que tomar varias veces al día resulta un poco latoso, y que cuantas menos veces haya que tomarlos, más fácil es para el paciente seguir el tratamiento prescrito. Volviendo a las micropartículas, su gran ventaja es que facilitan la administración de los fármacos y mejoran su eficacia. El aparato respiratorio va disminuyendo su calibre desde la tráquea, y su diámetro se reduce mucho en las zonas periféricas, donde el calibre de los bronquios mide menos de dos milímetros, y ahí los medicamentos convencionales no llegan suficientemente bien, y queda una parte del pulmón que no está medicado. Si gracias a las micropartículas podemos alcanzar esas partes más periféricas, evidentemente estamos abarcando a un número significativo de pacientes que, de otra manera, se controlarían mal.

También me gustaría resaltar que los asmáticos no deben confiar en "soluciones milagro", como acupuntura, homeopatía o productos de herboristería, ya que inducen a abandonar el tratamiento efectivo a base de broncodilatadores y antiinflamatorios que, hoy por hoy, es el único eficaz.

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