El melanoma es un tipo de cáncer de piel muy agresivo que cuando se diagnostica en fase avanzada y ya se ha extendido a otros órganos tiene muy mal pronóstico y causa la muerte en menos de un año a tres de cada cuatro pacientes. El problema con el que se encuentran los médicos al combatir el melanoma con metástasis es que generalmente el tumor recidiva burlando la acción del tratamiento.

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Un medicamento aprobado recientemente en Estados Unidos, el vemurafenib, que actúa bloqueando la mutación de una proteína -la BRAF V600-, y logra disminuir el tamaño del tumor un tercio en el 40 por ciento de los pacientes, ha demostrado su efectividad contra este tipo de cáncer. Sin embargo, al cabo de un tiempo, el tumor vuelve a crecer. El vemurafenib, además, presenta un efecto secundario indeseado, y es que la cuarta parte de los pacientes tratados desarrollan otros cánceres de piel secundarios, menos graves que el principal pero que hay que eliminar con cirugía.

En experimentos con ratones, los científicos observaron que al combinar vemurafenib con un inhibidor de MEK mejoraba la respuesta al tratamiento, y se evitaba la aparición de cánceres de piel secundarios

Un grupo de investigadores del Centro Oncológico Jonsson de la Universidad de California en Los Ángeles han conseguido identificar los mecanismos moleculares que sirven al melanoma para neutralizar el efecto del tratamiento, y este descubrimiento podría ayudar a desarrollar nuevas terapias que permitieran retrasar la progresión de esta patología.

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Los autores de la investigación, en la que ha participado Antoni Ribas, un investigador español profesor de Onco-Hematología, han descubierto el mecanismo de dos nuevas proteínas implicadas en el desarrollo del melanoma –MEK y N-RAS-, y esperan que inhibiendo ambas proteínas se pueda retrasar el avance de la enfermedad. Los científicos realizaron experimentos con ratones, en los que observaron que al combinar vemurafenib con un inhibidor de MEK mejoraba la respuesta al tratamiento, y se evitaba la aparición de los cánceres de piel secundarios que a veces provoca el empleo de vemurafenib.

En opinión de Ribas, aunque son necesarios nuevos estudios que respalden la viabilidad y eficacia a largo plazo de las nuevas terapias, los resultados preliminares son esperanzadores para unos enfermos a los que, hasta ahora, no se les podían ofrecer alternativas.

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Actualizado: 6 de julio de 2017

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