Un gen de la longevidad podría combatir el envejecimiento prematuro en niños

17/10/2025
La progeria es una enfermedad genética que provoca un envejecimiento extremadamente rápido en los niños que deteriora los órganos y tejidos. Su origen está en una mutación en el gen LMNA, que da lugar a una proteína tóxica llamada progerina. Esta molécula daña las células alterando la estructura del núcleo –el “centro de control” celular–, lo que desencadena la aparición de signos prematuros de envejecimiento, que afectan especialmente al corazón y al sistema circulatorio.
No existe cura para esta terrible enfermedad, que también es conocida como síndrome de Hutchinson-Gilford (HGPS), y la mayoría de los afectados fallece en la adolescencia por problemas cardíacos, aunque algunos han logrado vivir más tiempo, es el caso de Sammy Basso, el paciente con progeria más longevo conocido1, que falleció el 24 de octubre del año pasado, a los 28 años.
Un nuevo avance científico puede suponer una vía de esperanza para estos pacientes, ya que ha revelado que ciertos “genes de la longevidad” presentes en los supercentenarios –personas que superan los 100 años con buena salud– podrían ayudar a combatir esta rara enfermedad genética.
El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Bristol2 y del IRCCS MultiMedica (Italia), que han descubierto que estos genes –que protegen el corazón y los vasos sanguíneos durante el envejecimiento– podrían revertir parte del daño causado por esta enfermedad degenerativa. Sus resultados se han publicado en la revista Signal Transduction and Targeted Therapy3.
El gen de los centenarios que protege el corazón
Esta investigación es la primera en demostrar que un gen asociado a una vida larga puede ralentizar el envejecimiento del corazón en modelos de progeria. Actualmente, el único tratamiento aprobado por la FDA (Agencia de Medicamentos de Estados Unidos) es el fármaco lonafarnib, que reduce la acumulación de progerina. En la actualidad se está probando una combinación de lonafarnib con otro medicamento, Progerinin, para comprobar si la terapia conjunta mejora los resultados.
Los investigadores querían comprobar si los genes de personas con vidas extraordinariamente largas podían proteger a los niños con progeria frente al daño causado por la progerina. Se centraron en un gen conocido como LAV-BPIFB4, identificado previamente en centenarios y asociado a una mejor salud cardiovascular.
Usando modelos animales de ratones modificados genéticamente para desarrollar progeria, estos científicos observaron los mismos problemas cardíacos que en los niños con esta enfermedad. Tras una sola inyección del “gen de la longevidad”, los animales mostraron una notable mejora en la función del corazón, especialmente en la capacidad del órgano para relajarse y llenarse de sangre (lo que se conoce como función diastólica).
Además, el tratamiento redujo el daño en los tejidos del corazón (fibrosis), disminuyó el número de células envejecidas y favoreció el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, lo que contribuye a mantener el corazón más saludable. Al probar el gen en células humanas de pacientes con progeria los resultados fueron alentadores, ya que al introducir el gen LAV-BPIFB4 disminuyeron los signos de envejecimiento y fibrosis sin alterar directamente los niveles de progerina.
“La genética de los supercentenarios podría conducir a nuevos tratamientos para el envejecimiento cardíaco prematuro o acelerado, lo que podría ayudarnos a todos a vivir vidas más largas y saludables”
“Los resultados ofrecen esperanza para un nuevo tipo de terapia para la progeria; una basada en la biología natural del envejecimiento saludable, en lugar de bloquear la proteína defectuosa. Este enfoque, con el tiempo, también podría ayudar a combatir las cardiopatías asociadas con la edad”, ha explicado el Dr. Yan Qiu, del Instituto Cardiaco de Bristol, en una nota publicada por el centro.
“Nuestra investigación aporta nuevas esperanzas en la lucha contra la progeria y sugiere que la genética de los supercentenarios podría conducir a nuevos tratamientos para el envejecimiento cardíaco prematuro o acelerado, lo que podría ayudarnos a todos a vivir vidas más largas y saludables”, añade el investigador.
El profesor Annibale Puca, líder del grupo de investigación en IRCCS MultiMedica y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salerno, agregó: “Este es el primer estudio que indica que un gen asociado a la longevidad puede contrarrestar el daño cardiovascular causado por la progeria”.
“Los resultados abren el camino a nuevas estrategias de tratamiento para esta enfermedad rara, que requiere con urgencia fármacos cardiovasculares innovadores capaces de mejorar tanto la supervivencia a largo plazo como la calidad de vida del paciente. De cara al futuro, la administración del gen LAV-BPIFB4 mediante terapia génica podría sustituirse o complementarse con nuevos métodos de administración basados en proteínas o ARN”, destaca.
Y concluye que en la actualidad están llevando a cabo numerosos estudios para investigar el potencial de LAV-BPIFB4 para contrarrestar el deterioro de los sistemas cardiovascular e inmunitario en diversas patologías, con el objetivo de traducir estos hallazgos experimentales en el desarrollo de un nuevo fármaco biológico.
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- 1Karen Betournay. «Mourning the Loss of PRF Ambassador, Sammy Basso». The Progeria Research Foundation, 2024, https://www.progeriaresearch.org/2024/10/09/mourning-the-loss-of-prf-ambassador-sammy-basso/.
- 2Longevity Gene from Supercentenarians Offers Hope for Disease That Causes Rapid Ageing in Children. University of Bristol, 2025, https://www.bristol.ac.uk/news/2025/october/progeria.html.
- 3
Qiu, Yan, et al. “A Longevity-Associated Variant of the Human BPIFB4 Gene Prevents Diastolic Dysfunction in Progeria Mice.” Signal Transduction and Targeted Therapy, vol. 10, no. 1, Sept. 2025, pp. 1–4, https://doi.org/10.1038/s41392-025-02416-3.
Actualizado: 17 de octubre de 2025