Un compuesto del té verde, eficaz en el síndrome de Down

La administración de un compuesto del té verde junto a un programa de estimulación cognitiva puede mejorar determinadas capacidades intelectuales en las personas con síndrome de Down, según un ensayo clínico.
Infusión de té verde
Los investigadores han explicado que su hallazgo no constituye una cura para el síndrome de Down, pero podría servir para mejorar la calidad de vida de estas personas.

La administración de galato de epigalocatequina-e (EGCG), un compuesto del té verde, junto con un programa de estimulación cognitiva, puede mejorar determinadas capacidades intelectuales en las personas con síndrome de Down, así como modificar la excitabilidad y la conectividad funcional de su cerebro, según ha revelado un ensayo clínico en fase II, cuyos resultados se han publicado en The Lancet.

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La investigación se llevó a cabo por el equipo de Rafael de la Torre, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y Mara Dierssen, del Centro de Regulación Genómica y autora principal del trabajo, que ha explicado que su hallazgo no constituye una cura para el síndrome de Down, y que aún es necesario comprobar su funcionamiento en muestras mayores, pero que podría servir para mejorar la calidad de vida de estas personas.

El objetivo de los investigadores es iniciar un ensayo clínico en niños y niñas con síndrome de Down, porque la plasticidad cerebral de los adultos es limitada, y creen que el mismo tratamiento en niños podría obtener mejores resultados

El EGCG tiene la capacidad de compensar el exceso de función de uno de los genes comprendidos en el cromosoma 21, relacionado con la plasticidad cerebral y algunas funciones cognitivas. Los investigadores comprobaron que las personas a las que se les administró este compuesto junto a un protocolo de estimulación cognitiva mejoraron sus puntuaciones en memoria de reconocimiento visual, atención, autocontrol, y comportamiento adaptativo o autonomía, alteraciones que se correlacionaron con cambios biológicos en su conectividad cerebral.

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El estudio publicado se basa en los resultados de un ensayo clínico coordinado por el Grupo de investigación clínica en Farmacología Integrada y Neurociencia de Sistemas de Rafael de la Torre, en el que participaron 84 personas con síndrome de Down y edades comprendidas entre los 16 y los 34 años. Dierssen y De la Torre pretenden continuar su investigación con una muestra de población mayor y, en concreto, su objetivo es iniciar un ensayo clínico en niños y niñas con este trastorno, ya que la plasticidad cerebral de los adultos es limitada porque el cerebro ya está desarrollado, por lo que opinan que el mismo tratamiento en niños podría obtener mejores resultados.

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Actualizado: 17 de octubre de 2017

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