
Escrito por:
Alejandro Hijarrubia Cloquell
Fisioterapeuta Col.1881 y osteópata C.O.
Actividad física y artritis reumatoide

Actualizado: 15 de marzo de 2023
El enfoque terapéutico de la artritis reumatoide (AR) ha sufrido una gran evolución en los últimos tiempos. Hasta hace unos años, la creencia habitual acerca de cuál era el mejor tratamiento para la artritis era el reposo, para evitar una mayor afectación de las articulaciones que generaban sintomatología. Sin embargo, con el paso del tiempo la evidencia ha demostrado que la inactividad de esas articulaciones generaba en el paciente hipotonía muscular relacionada y, sobre todo, pérdida de rango articular, lo cual, si lo sumamos al dolor (que no desaparecía con dicho reposo), nos encontramos con una articulación que se volvía inservible.
Desde la fisioterapia hacemos totalmente lo contrario. Siempre con la supervisión del médico, diseñamos un programa donde se combinan ejercicios físicos aeróbicos y anaeróbicos que no sean traumáticos para las articulaciones del paciente, pero que al mismo tiempo potencie las mismas. Cualquier programa de este tipo se realiza en ausencia de dolor y trabajamos en ese rango, con el fin de que a partir de las cuatro semanas el paciente empieza a sentir los primeros beneficios.
¿Pero, por qué es bueno el ejercicio físico en la artritis reumatoide?
Articulado de cráneo hasta el pie con más de 200 articulaciones, el ser humano está diseñado para moverse, por todos es asociada la palabra ‘sedentarismo’ a problemas de salud, de peso, cardiovasculares, etcétera. El movimiento favorece la circulación, sistema clave para la generación y desaparición de una inflamación, que, por muy mala fama que estas tengan, no dejan de ser un sistema de seguridad del cuerpo, aunque en su justa medida.
El movimiento, como hemos dicho, ayudará a evacuar esa presión de más que está sufriendo la articulación del paciente y las sustancias que generan inflamación, permitiendo que se mueva con más grados de amplitud.
Si, además, estos movimientos se realizan en un medio acuático como una piscina, disminuimos el efecto de la gravedad sobre esas articulaciones eliminando más estrés mecánico aún.
El grado de afectación del paciente y si se encuentra en fase inflamatoria o no serán claves para que éste opte por realizar una actividad física por su parte o si necesita la asistencia del fisioterapeuta para asistirle en la realización del ejercicio físico elegido.
Creado: 26 de julio de 2012