Los dolores lumbares (16,3%) y cervicales (14,2%) son las patologías que más se diagnostican en España en mayores de 16 años, únicamente por detrás de la hipertensión arterial, que encabeza este ranking, según los resultados de la última Encuesta Europea de Salud en España, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con datos de 2009.

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Según el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología (SER), aproximadamente el 80% de la población va a sufrir este tipo de dolor en algún momento de su vida, siendo la mayoría de las veces de causa benigna. Sin embargo, si esta dolencia no se trata a tiempo o de la forma correcta, este dolor puntual puede llegar a cronificarse, explica el Dr. Jesús Tornero, portavoz de la SER. “La lumbalgia aguda dura menos de 6 semanas, mientras que se habla de lumbalgia crónica cuando el dolor permanece más de este periodo”.

Las malas posturas, tanto en el trabajo como en la vida diaria, el sedentarismo, la obesidad y algunas actividades –sobre todo laborales– en las que se requiere un gran esfuerzo físico, suelen ser los detonantes de este tipo de dolencia.

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En este sentido, y respecto al ambiente laboral, la Encuesta Europea de Salud en España concluye que las principales situaciones problemáticas que encuentran las personas en su trabajo son las posturas forzadas o manejo de cargas pesadas (40,9%), seguido de la presión o sobrecarga en el trabajo (39,0%).

Si bien, en muchos casos, el origen del dolor cervical o lumbar radica en una tensión muscular mantenida, relacionada con frecuencia con estrés o con tensión emocional, advierte el experto.

La actividad física es clave frente a la lumbalgia

Las personas que hayan sufrido algún tipo de dolor lumbar mejoran haciendo reposo durante tres días; pasado este tiempo es conveniente comenzar a realizar una actividad física suave y progresiva. En estas fases se debe aplicar calor local varias veces al día, masajear la zona posterior si se notan contracturas de los músculos, y tomar analgésicos simples como paracetamol, metamizol o antiinflamatorios no esteroideos (AINE), añade el experto. Además, la práctica regular de ejercicios de rehabilitación y el deporte también son de gran ayuda para estos enfermos.

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Según los datos de la encuesta del INE, uno de cada cuatro adultos de 16 o más años hicieron ejercicio físico intenso de manera habitual (en los últimos siete días), mientras que el 34,5% hizo ejercicio moderado, ya fuera en su trabajo o en actividades de ocio. Las mujeres practican más actividades ligeras que los varones, quienes hacen más ejercicio intenso. No obstante, el 12% de la población declara no realizar ningún tipo de actividad física.

La constancia en la realización de cualquier ejercicio es la base para que la rehabilitación tenga éxito. Para ello se debe elegir un tipo de ejercicio que satisfaga y que se adapte a la situación personal de cada uno: natación si tiene piscina cerca y se sabe nadar razonablemente bien, bicicleta estática si no se quiere salir a la calle, etcétera.

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Si se realizan ejercicios específicos para la espalda o cuello, se deben hacer de forma gradual y, si se puede, al principio con supervisión. Los ejercicios no deberían producir dolor si están bien hechos. Si esto ocurriera, y no se tiene seguridad de estar haciéndolos bien, deben reducirse a la mitad o incluso dejar de hacerlos.

Siguiendo la norma “es mejor prevenir que curar”, aprender a coger peso de forma adecuada, caminar y sentarse correctamente son algunos de los factores preventivos que ayudan a evitar el dolor de espalda y cervical. Mantener una musculatura fuerte en la espalda es la mejor forma de conseguir que, si llega, el dolor pase rápido. Por otra parte, “las labores domésticas pueden ser una de las causas del dolor lumbar. Las recomendaciones al respecto incluyen: arrodillarse o, al menos, doblar las rodillas para ajustar la ropa de cama, subirse a una altura para limpiar los objetos que estén por encima del hombro, repartir la carga entre ambos brazos tras volver de la compra, y descansar una pierna en una pequeña tarima al planchar. Asimismo, se aconseja evitar las almohadas excesivamente altas o dormir sin ellas, mientras que la mejor postura para dormir es de lado o hacia arriba”, concluye el especialista.

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Fuente: Sociedad Española de Reumatología (SER)

Actualizado: 25 de septiembre de 2022

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