Vivir en barrios pobres perjudica los niveles de ejercicio de los jóvenes

Un estudio con niños y adolescentes españoles revela que vivir en barrios más pobres y con calles poco transitables influye negativamente en la actividad física de los menores y que mejorar la accesibilidad para caminar aumentaría la práctica de ejercicio.
Niña corriendo por un barrio 'pobre' de una ciudad

18/03/2024

El ejercicio físico aporta múltiples beneficios a la salud de niños y adolescentes, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que entre los cinco y los 17 años de edad “deben hacer al menos un promedio de 60 minutos por día de actividad física de intensidad moderada a vigorosa, principalmente aeróbica, durante la semana”. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes no realiza suficiente actividad física, por lo que es importante determinar las causas y, sobre todo, adoptar estrategias que favorezcan que la población infantil y juvenil se mantenga lo más activa posible para evitar los peligros asociados al sedentarismo.

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Una nueva investigación en la que han participado 4.092 niños y adolescentes de ocho a 16 años, procedentes de 245 escuelas primarias y secundarias de 121 localidades de las 17 comunidades autónomas españolas, ha encontrado que aquellos que viven en barrios menos transitables –por ejemplo, con aceras estrechas, cuestas, alta densidad de población o mal planificados urbanísticamente– caminan menos y practican menos actividad física durante los fines de semana en comparación con los que residen en zonas más transitables y de mayor nivel socioeconómico. Los hallazgos se han publicado en PLOS ONE y ponen de manifiesto cómo influye el código postal sobre la salud de los menores.

Este trabajo se incluye en el estudio PASOS y su objetivo era evaluar si la facilidad para caminar en el vecindario o el estatus socioeconómico podrían influir en la práctica de caminar, jugar al aire libre y practicar deportes en una muestra representativa de niños y adolescentes españoles. Sus autores han presentado los resultados en una sesión informativa organizada por SMC España.

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“Los niveles de actividad física ahora mismo son muy bajos en la población infantojuvenil española y son datos alarmantes que se relacionan mucho con la salud”, ha destacado durante la presentación Susana Aznar, coautora del estudio, catedrática en Actividad física y Salud de la Universidad de Castilla-La Mancha y directora del grupo PAFS (Promoción de la Actividad Física para la Salud). “El mensaje clave sería que ese código postal es casi tan importante como el código genético para la salud”, añadió. 

Mejorar o reutilizar espacios para fomentar la actividad física

Se utilizó el Walk Score para evaluar la facilidad para caminar en el vecindario y el ingreso familiar como indicador del nivel socioeconómico. Para medir los niveles de actividad física se empleó un cuestionario auto informado y validado de siete ítems. En una submuestra del 10% de los participantes, seleccionados aleatoriamente de la muestra total, la actividad física se midió objetivamente con acelerómetros.

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Los jóvenes de áreas con mayor facilidad para caminar reportaron más minutos de caminata diaria en comparación con aquellos de barrios menos accesibles (51,4 versus 48,8 minutos, respectivamente). El promedio más bajo de minutos dedicados a jugar al aire libre se encontró entre los participantes de barrios con bajo estatus socioeconómico y poca facilidad para caminar. El estatus socioeconómico del vecindario influyó en la participación en deportes de equipo durante el fin de semana, siendo esta participación mayor en vecindarios de alto estatus socioeconómico.

“La caminabilidad del entorno es algo que podemos cambiar”. “Es un componente clave para poder compensar esas desigualdades sociales, especialmente en zonas urbanas con bajos niveles socioeconómicos”

“Los resultados que se desprenden de este estudio son extrapolables al conjunto de la población infantojuvenil de ocho a 16 años en España”, ha señalado Santi F. Gómez, coautor de la investigación, director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation y miembro del CIBER de Epidemiología y Salud Pública. “En esos entornos, aparte de hacer intervenciones que traten de promover la actividad física entre las familias, conviene implantar mejoras estructurales o reutilizar espacios que ya existen dentro de esos barrios”, ha explicado el investigador. 

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“La caminabilidad del entorno es algo que podemos cambiar”, ha recalcado Aznar. “Es un componente clave para poder compensar esas desigualdades sociales, especialmente en zonas urbanas con bajos niveles socioeconómicos”, añadió. Respecto a los resultados del trabajo, la investigadora ha destacado que hay que valorarlos teniendo en cuenta que se acumulan a lo largo de semanas, meses y años. Es decir, que una diferencia de caminar al día tres minutos menos en barrios menos transitables supone que esos menores caminan 90 minutos menos al mes respecto a otros niños.  

Los autores concluyen en su artículo que proporcionar entornos con alta facilidad para caminar parece ser una buena estrategia para promover la actividad física, independientemente de los niveles socioeconómicos, y que mejorar la accesibilidad para caminar es un componente clave para superar parcialmente las desigualdades de estatus socioeconómico, ya que los entornos con altos niveles socioeconómicos pueden ofrecer mejores instalaciones deportivas y más actividades físicas organizadas que aquellos de bajo estatus socioeconómico.

Actualizado: 18 de marzo de 2024

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