Imitar los efectos del ejercicio con fármacos ayudaría a frenar el alzhéimer

30/06/2025
Hace tiempo que los científicos comprobaron que la práctica de ejercicio físico tiene un efecto positivo sobre el cerebro y puede prevenir el deterioro cognitivo1 o enlentecer el avance del alzhéimer y otros trastornos similares. Sin embargo, muchas personas que ya padecen esta enfermedad tienen problemas de movilidad que les impiden realizar actividad física. Por ello, un equipo de investigadores del Centro de Investigación Cardiovascular del Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard2 ha buscado una alternativa que permita lograr los mismos beneficios sin necesidad de pisar un gimnasio.
“Sabemos que el ejercicio tiene muchos beneficios para el cerebro y previene la enfermedad de Alzheimer”, afirmó la autora principal, Christiane Wrann, profesora adjunta de medicina en el Centro de Investigación Cardiovascular del Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard en una nota publicada por el centro. “En lugar de prescribir ejercicio, buscamos activar estas vías moleculares mediante farmacología para mejorar la función cognitiva en estos pacientes”.
El alzhéimer es la causa más común de demencia y en España afecta a alrededor de 800.000 personas, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN)3, mientras que, en Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)4 estiman que 6,7 de adultos viven con esta enfermedad y esta cifra se podría duplicar para el año 2060. Por eso es tan necesario encontrar opciones eficaces para prevenir o retrasar su aparición.
Terapias génicas o fármacos que imiten el impacto del ejercicio en el cerebro
Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio de resistencia –como caminar– puede ralentizar el deterioro cognitivo. Por ejemplo, una investigación de 20225 reveló que caminar unos 4.000 pasos diarios reduce en un 25% el riesgo de desarrollar alzhéimer, y que dar 10.000 pasos al día puede disminuirlo hasta un 50%, destaca Wrann.
Pero no todos los pacientes están en condiciones de alcanzar ese nivel de actividad, ya que tanto la fragilidad propia de la edad, como los síntomas de la enfermedad dificultan el movimiento, reconoce la experta. “Siempre les recomiendo a quienes pueden hacer ejercicio que lo hagan”. “Hay una gran población de pacientes que simplemente no tiene la capacidad de hacer suficiente ejercicio como para obtener todos estos beneficios”, añade.
Por eso, el equipo de Wrann se propuso estudiar qué ocurre exactamente en el cerebro cuando hacemos ejercicio, para así poder imitar sus efectos. Utilizando una técnica llamada secuenciación de ARN en núcleos individuales, analizaron tejidos del hipocampo –una región clave del cerebro implicada en la memoria y el aprendizaje, y que se ve afectada en las primeras fases del alzhéimer–, tomados de ratones sometidos a ejercicio aeróbico (correr en rueda).
Esta tecnología permite observar qué genes están activos en cada célula del cerebro. Así, los científicos pueden ver cómo se comunican entre sí las neuronas y cómo reacciona cada una frente al ejercicio, tanto en cerebros sanos, como en aquellos con signos de alzheéimer. Los resultados obtenidos en ratones se compararon luego con datos procedentes de tejidos cerebrales humanos. “Sabemos qué célula se comunica con las demás y qué se dicen”, dijo Wrann. “Y sabemos qué sucede en el cerebro de una persona con alzhéimer. Y también sabemos qué le sucede al cerebro de una persona con alzhéimer cuando hace ejercicio”.
“Sabemos con certeza que mantenerse activo retrasa la enfermedad. Las personas físicamente activas tienen menos riesgo de padecer demencia o, si la desarrollan, lo hacen más tarde”
Los resultados del estudio se han publicado en Nature neuroscience6 y uno de los hallazgos más relevantes fue la identificación del gen ATPPIF1, cuya actividad parece estar relacionada con una mayor neuroplasticidad –es decir, la capacidad del cerebro para generar nuevas neuronas y conexiones sinápticas–, lo que es fundamental para el aprendizaje y la memoria. “En el Alzhéimer, este gen se vuelve menos activo”, comenta Wrann. “Pero con el ejercicio, su función se reactiva. Y eso ayuda a que las neuronas sobrevivan, se regeneren y se comuniquen mejor”.
El siguiente paso, según Wrann, es explorar formas de activar este gen en humanos sin necesidad de que hagan ejercicio físico. La idea es desarrollar terapias génicas o fármacos que imiten el impacto del ejercicio en el cerebro. “Hoy en día, la ciencia biomédica cuenta con múltiples herramientas para modificar la actividad genética”, señala. “Estamos trabajando en identificar cuál sería la mejor forma de estimular este gen y qué tipo de medicamento podría utilizarse en personas”.
Aunque aún no existe una cura para el alzhéimer, esta línea de investigación abre nuevas puertas para retrasar su aparición o aliviar sus efectos. Wrann concluye con un mensaje claro: “Lo que sabemos con certeza es que mantenerse activo retrasa la enfermedad. Las personas físicamente activas tienen menos riesgo de padecer demencia o, si la desarrollan, lo hacen más tarde. Pero cuando el deterioro ya está avanzado, incluso participar en un programa de ejercicios se vuelve muy complicado”.
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- 1Muge Akinci, Pablo Aguilar‐Domínguez, Eleni Palpatzis, Mahnaz Shekari, y Marina García‐Prat. «Physical Activity Changes During Midlife Link to Brain Integrity and Amyloid Burden». Alzheimer’s & Dementia, vol. 21, n.º 5, Wiley, 2025, doi:10.1002/alz.70007.
- 2
Lamb, Anna. “An Exercise Drug?” Harvard Gazette, 26 June 2025, https://news.harvard.edu/gazette/story/2025/06/an-exercise-drug/.
- 3
prensa01. Microsoft Word - NP Alzheimer 24. Sept. 2024.
- 4«About Alzheimer’s». Alzheimer’s Disease and Dementia, vol. 77, n.º 12, American Medical Association (AMA), 2025, p. 1543+, https://www.cdc.gov/alzheimers-dementia/about/alzheimers.html.
- 5
Cruz, PhD Borja del Pozo. “Association of Daily Step Count and Intensity With Incident Dementia in 78 430 Adults Living in the UK.” JAMA Neurology, vol. 79, no. 10, Sept. 2022, pp. 1059–63, https://doi.org/10.1001/jamaneurol.2022.2672.
- 6
Rocha, Joana F. da, et al. “Protective Exercise Responses in the Dentate Gyrus of Alzheimer’s Disease Mouse Model Revealed with Single-Nucleus RNA-Sequencing.” Nature Neuroscience, June 2025, pp. 1–16, https://doi.org/10.1038/s41593-025-01971-w.
Actualizado: 30 de junio de 2025