Más perros que niños: ¿estamos sustituyendo a los hijos por mascotas?

El aumento de la población canina y el descenso en la natalidad hace que algunos expertos se pregunten si estamos sustituyendo la maternidad por el cuidado de perros y una nueva teoría propone que este fenómeno refleja una profunda transformación en las relaciones sociales.
Una joven pareja con su perro en brazos se hace un selfie

27/05/2025

En algunos países ha aumentado tanto el número de perros que ya supera al de niños. De hecho, cada vez son más quienes consideran a sus perros como un miembro más de la familia –e incluso los colocan por encima de las relaciones humanas– y, mientras el número de canes crece, las tasas de fertilidad humanas disminuyen. Aunque estos animales de compañía constituyen un importante apoyo emocional, no está claro si este fenómeno se debe a que las personas prefieren tener mascotas en vez de hijos, o si hay otros factores implicados.

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La profesora Enikő Kubinyi, directora del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE)1, ha planteado una innovadora teoría al respecto en una de las revistas de psicología más prestigiosas del mundo, donde indica que, en su opinión, sí existe una relación entre el auge de la tenencia de perros y el descenso de la natalidad, aunque no es tan directa como podría parecer.

Kubinyi expone que una encuesta realizada en Hungría recientemente reveló que el 19% de las personas sin hijos y el 10% de quienes sí los tienen afirmaron valorar más (al menos en parte) a su perro que a cualquier ser humano. ¿A qué se debe esto? La investigadora intenta responder esta pregunta en su artículo publicado en Current Directions in Psychological Science2.

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Algunas parejas ven a su mascota como un 'niño de práctica'

“Algunos dicen que los perros son los nuevos niños, mientras que otros consideran esta idea indignante. El papa Francisco, por ejemplo, calificó de egoísta que las personas sin hijos mimen a sus mascotas –señala Kubinyi–. Algunos estudios sugieren que los dueños de perros tienen una visión más negativa de la maternidad, y las madres que tienen perros consideran la crianza más pesada, lo que podría reducir su disposición a tener más hijos. En algunos casos, los perros pueden incluso interferir en las relaciones románticas. Pero esa es solo una parte de la historia”, añade.

Y es que también hay argumentos que apoyan una hipótesis contraria y señalan que algunas parejas utilizan al perro como una especie de “ensayo” antes de tener hijos. “Las familias con hijos son más propensas a tener perros, y algunas parejas ven a su mascota como un 'niño de práctica', un paso preparatorio para formar una familia. Las mujeres también tienden a encontrar más atractivos a los hombres con perros, lo que podría aumentar las posibilidades de paternidad”. Desde este punto de vista, tener un perro no reemplaza la crianza, sino que puede complementarla o precederla.

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Además, los perros pueden actuar como una especie de ‘pegamento social’ que facilite las relaciones humanas: sacar al perro a pasear, por ejemplo, incrementa las oportunidades de interacción social. Sin embargo, si el vínculo emocional del dueño depende exclusivamente del animal, los problemas de conducta –como ladridos excesivos o agresividad– pueden generar el efecto contrario.

Kubinyi defiende que el crecimiento de la población canina no es la causa directa del descenso en la natalidad, sino que ambos fenómenos tienen una raíz común: la transformación de las redes sociales. Su teoría, llamada ‘teoría de la fuga de los animales de compañía’, sugiere que nuestra tendencia a cuidar de los perros se origina en impulsos evolutivos, pero ha tomado una dirección cultural inesperada, una especie de “fuga”. Según la etóloga, tanto el instinto de cuidado como la necesidad de apoyo emocional están codificados genéticamente en los humanos. Pero en las sociedades modernas, donde las relaciones humanas son cada vez más frágiles o ausentes, estas pulsiones se dirigen hacia los animales.

“Necesitamos fortalecer los sistemas de apoyo social familiar y reducir el aislamiento social. Tener un perro es maravilloso cuando conecta a las personas en lugar de aislarlas”

“Por ejemplo, casi el 90% de los adultos húngaros no dedica ni una hora a la semana al cuidado de niños pequeños, a pesar de que los humanos evolucionaron para participar en la llamada crianza cooperativa, donde las tareas de cuidado infantil se compartían dentro de la comunidad. Sin embargo, en las sociedades modernas, estas redes de apoyo se han desintegrado. Por eso, muchas personas sienten que carecen de apoyo para criar a sus hijos o que no tienen a nadie a quien cuidar. Otras han experimentado dolor emocional en las relaciones humanas, y los perros les brindan consuelo y amor incondicional. Nuestra cultura actual fomenta la extensión de los instintos de cuidado hacia los perros: los memes humorísticos reflejan esta tendencia, los negocios de cuidado de mascotas están en auge y los dueños se refieren cada vez más a sí mismos como la mamá o el papá de su perro”.

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El papel de los perros en nuestra vida psicológica y social

En este contexto, no es raro que para muchas personas los perros se conviertan en su principal fuente de compañía. Sus características, moldeadas a lo largo de milenios de convivencia con los humanos, los hacen especialmente aptos para este papel. Además, los criterios de cría están cambiando: las razas pequeñas y de hocico corto –que se asemejan físicamente a los bebés humanos– se han vuelto especialmente populares, quizás porque despiertan una respuesta instintiva de protección. Sin embargo, estos rasgos suelen ir acompañados de problemas de salud, lo que a su vez puede intensificar el deseo del dueño de cuidar al animal.

Pero este exceso de atención también tiene consecuencias: malinterpretar las necesidades reales del perro o tratarlo como si fuera un hijo puede generar trastornos de conducta. En definitiva, el cambio de rol que están adquiriendo los perros sugiere que en las sociedades occidentales existe una carencia importante de vínculos afectivos y de redes de apoyo social. Y las personas intentan llenar ese vacío –al menos en parte– a través de la convivencia con animales, especialmente perros (y posiblemente gatos también). “Necesitamos fortalecer los sistemas de apoyo social familiar y reducir el aislamiento social. Tener un perro es maravilloso cuando conecta a las personas en lugar de aislarlas”, concluye Kubinyi.

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El estudio ya ha empezado a llamar la atención de otros investigadores, que han reconocido su relevancia. Hal Herzog, especialista en interacciones entre humanos y animales, afirma que “la teoría de la fuga de animales de compañía ofrece una nueva e importante perspectiva sobre el papel que los perros han llegado a desempeñar en la vida psicológica y social de los seres humanos”.

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  • 1
    "Are Dogs the New Children?". Current Directions in Psychological Science, SAGE Publications, https://biologia.elte.hu/en/content/are-dogs-the-new-children.t.45952.
  • 2
    Eniko Kubinyi. «The Link Between Companion Dogs, Human Fertility Rates, and Social Networks». Current Directions in Psychological Science, SAGE Publications, 2025, doi:10.1177/09637214251318284.

Actualizado: 27 de mayo de 2025

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