La falta de vacunas impide frenar la fiebre amarilla

El brote de fiebre amarilla de Angola se ha extendido a otros países como Congo, Kenya y Mauritania, y la falta de suministros de vacunas contra la enfermedad a nivel mundial dificulta el control de la epidemia.
Un sanitario vacuna a una niña contra la fiebre amarilla
En Angola la cobertura vacunal no llegaba al 50% de la población cuando se inició este brote de fiebre amarilla. Valeriya Anufriyeva / Shutterstock.com

El brote de fiebre amarilla que comenzó en Angola en diciembre del año pasado, y a causa del cual hasta ahora se han contagiado 1.645 personas, y han fallecido 516, se ha extendido también a otros países africanos como Congo –donde han muerto 21 personas por esta causa–, Mauritania y Kenya y, según los expertos, las bajas tasas de inmunización en algunas zonas, son responsables de que la enfermedad se haya propagado y resulte tan difícil de controlar.

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Los brotes de fiebre amarilla solo se pueden prevenir si se administra la vacuna –que resulta muy efectiva y proporciona una protección de 35 años– al 70% de la población, como mínimo. Sin embargo, mientras que en África occidental las campañas de vacunación generalizadas, junto a la inmunización de rutina a los bebés de nueve meses, han logrado disminuir las tasas de esta enfermedad infecciosa hasta un 82% en ciertos países, en Angola la cobertura vacunal no llegaba al 50% de la población cuando se inició este brote, definido por la OMS como el peor al que se ha enfrentado el país en las últimas tres décadas.

Los brotes de fiebre amarilla solo se pueden prevenir si se administra la vacuna al 70% de la población, como mínimo

Un problema añadido a la falta de previsión por las autoridades sanitarias de este país, es la escasez de vacunas contra la fiebre amarilla a nivel mundial. Como ha explicado Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS, esta vacuna es barata –cada dosis cuesta entre 0,70 y 1,14 €– y su mercado es limitado, ya que esta enfermedad solo está presente en África y Latinoamérica, lo que ha tenido como consecuencia que siempre haya habido problemas de suministro al no ser un producto rentable a nivel comercial.

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El brote de Angola ha agotado el stock de vacunas de emergencia y, mientras, el virus se sigue propagando por el país, con los graves riesgos que supone que haya llegado a zonas tan pobladas como Luanda, la capital. Otro gran peligro, según han apuntado los expertos, es la presencia del virus en China, donde ya se ha detectado un caso, porque en Congo y Angola trabajan muchas personas procedentes del país asiático, que podrían contagiar a sus compatriotas cuando regresasen a su lugar de origen. Y es que, como ha advertido Jack Woodall, cofundador de ProMED, el Programa para la Monitorización de Enfermedades Emergentes, si la fiebre amarilla se extiende a Asia, producir y distribuir la cantidad de vacunas necesaria podría llevar meses.

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Actualizado: 17 de octubre de 2017

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