La hepatitis C podría estar eliminada en España en 2024

La hepatitis C podría estar eliminada en España seis años antes del objetivo propuesto por la OMS para reducir un 90% las infecciones por el VHC en 2030, gracias al acceso a fármacos con una tasa de curación de casi el 100%.
La hepatitis C podría estar eliminada en España alrededor de 2024

28/07/2020

Uno de los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que las infecciones por hepatitis C se hayan reducido un 90% en todo el mundo para el año 2030, pero España probablemente consiga eliminar antes esta enfermedad infecciosa, entre 2023 y 2024, gracias a los efectivos tratamientos de los que ya disponemos, y siempre que además se mejore "la búsqueda activa de pacientes, tanto en colectivos vulnerables como en población general", según afirma Javier García-Samaniego, jefe de grupo del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) en el Hospital Universitario La Paz de Madrid y líder de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España.

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Actualmente, y según los datos de seroprevalencia de una encuesta del Ministerio de Sanidad que se publicó en 2019, la prevalencia de anticuerpos de la VHC es del 0,85% y la prevalencia de infección activa es aún menor gracias a los tratamientos, de un 0,22. Hoy es el Día Mundial de la Hepatitis, que tiene por lema “Un futuro libre de hepatitis”, y los expertos del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) han lanzado un mensaje de esperanza sobre los avances en los tratamientos y la vacunación para luchar contra las hepatitis víricas.

Qué son las hepatitis víricas y cómo se transmiten

Las hepatitis víricas (VHA, VHB, VHC, VHD y VHE) son infecciones que provocan una inflamación del hígado. La principal vía de transmisión de las hepatitis A y E es la fecal-oral, especialmente en zonas con medidas higiénicas escasas y aguas contaminadas. La hepatitis A se transmite de persona a persona, debido sobre todo a una higiene de manos inadecuada o al consumo de alimentos contaminados y, como explica García-Samaniego, aunque ahora en España su prevalencia es baja, en los años 60 sí era frecuente porque la mayoría de los niños la pasaban de forma asintomática pero con una elevada capacidad de contagio a través de las manos.

Los fármacos disponibles contra la hepatitis C "aportan una tasa de curación extraordinaria, de prácticamente el 100%, y existe un acceso real a ellos de toda la población española"

El VHB se transmite por contacto con la sangre o los fluidos corporales de individuos infectados, y sus principales vías de contagio a nivel mundial son la perinatal (de la madre al hijo durante el parto), entre niños, a través de inyecciones y transfusiones o por mantener relaciones sexuales sin protección. La hepatitis C, por su parte, es de ‘transmisión parenteral’, lo que significa que las personas se infectan por contacto directo con sangre infectada.

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En cuanto a la hepatitis E, en España la mayoría de los casos se derivan de zoonosis y están relacionados principalmente con el sector porcino. Las personas contraen la infección –que puede derivar en una hepatitis aguda– al ingerir carne contaminada mal cocinada.

Tratamientos y vacunas contra la hepatitis

En España hay vacuna contra la hepatitis B, que se administra a todos los recién nacidos desde 1996, y para la A, incluida en Cataluña, Ceuta y Melilla y recomendada en el resto de las comunidades autónomas a los grupos de riesgo. Respecto a la prevalencia de la infección por VHB, la OMS consideraba a España como un país de prevalencia intermedia (2-8%), similar a la del resto de países mediterráneos, pero los últimos estudios publicados revelan que se ha reducido significativamente, y actualmente se encuentra entre los países de baja prevalencia (entre el 0,27 % y 1,69%).

Es fundamental “realizar un seguimiento a los grupos más vulnerables para conseguir la eliminación de la hepatitis C"

Para la hepatitis C todavía no hay vacuna porque, como señala Javier García-Samaniego se trata "de un virus muy esquivo”, si bien “los fármacos con los que contamos nos aportan una tasa de curación extraordinaria, de prácticamente el 100%, y existe un acceso real a ellos de toda la población española. En 2015, fecha de la aprobación del PEAHC, se estableció una priorización de los tratamientos para los pacientes con fibrosis hepática moderada-avanzada, pero desde 2017el acceso es universal. Quien se diagnostica de hepatitis C se trata con estos fármacos y se cura”.

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La eliminación definitiva de la enfermedad, indica el experto, “descansa en dos patas: la identificación de los colectivos vulnerables y el cribado poblacional en edades entre 40 y 70 años”, por lo que cree que es absolutamente fundamental “realizar un seguimiento a los grupos más vulnerables para conseguir la eliminación de la hepatitis C", lo que considera ahora todavía más necesario debido a "las dificultades añadidas como consecuencia de la pandemia COVID-19 sobre estos colectivos, difíciles de integrar en un circuito asistencial normal y, por otro lado, un cribado poblacional eficaz porque cuatro de cada cinco casos se dan en mayores de 50 años”.

Tampoco hay vacuna para la hepatitis E, ni un tratamiento efectivo, y según García-Samaniego la "ribavirina ha demostrado reducir la carga viral en infecciones crónicas en pacientes inmunosuprimidos, por lo que es el fármaco más utilizado”. El investigador añade que China ha desarrollado una vacuna contra este virus, pero que aún no cuenta con la autorización de la OMS.

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La eficacia de la vacuna contra la hepatitis B

Las campañas de vacunación han resultado clave para frenar la evolución de las hepatitis B y A en España, en opinión de Ángela Domínguez, investigadora principal del grupo del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) en la Universidad de Barcelona e investigadora en vacunas.

“La introducción de la vacuna contra la hepatitis B en los calendarios sistemáticos ha conseguido reducir de manera importante la incidencia de la enfermedad. Aunque solo declaramos casos de enfermedad aguda, podemos ver la reducción de un 71,6%, pasando de una tasa de 2,96 por 100.000 habitantes en 1997 a 0,84 en 2018”, indica.

Es preciso reforzar la vacunación de la hepatitis A en grupos de riesgo como hombres que practican sexo con hombres, consumidores de drogas, personas trasplantadas, profesionales sanitarios, viajeros a zonas endémicas…

En el caso de la vacuna contra la hepatitis A, disponible desde 1995, en España está recomendada para grupos de riesgo como hombres que practican sexo con hombres, consumidores de drogas, personas con patologías hepáticas crónicas, trasplantados, profesionales sanitarios que trabajan en entornos de riesgo, viajeros a zonas endémicas y personas que siguen un proceso de adopción internacional en estos países.

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Ángela Domínguez indica que los datos muestran “que en España hemos pasado de una incidencia del 4,61 por 100.000 habitantes en 1997 a 3,67 en el 2018, lo que supone una disminución del 20%”. Además, un estudio en el que participó el CIBERESP y que se realizó en Cataluña, comunidad en la que está incluida esta vacuna en el calendario de vacunación, muestra que la incidencia se redujo un 54,3% entre 2005 y 2015, pasando de 3,28 por 100.000 habitantes en 2005 a 1,50 en 2015.

hepatitis C

La disminución, precisa la experta “fue mucho más marcada en mujeres que en hombres debido a la aparición de brotes en el colectivo homosexual”, lo que demuestra –afirma– “que es preciso reforzar la vacunación en grupos de riesgo, sea cual sea la estrategia de vacunación adoptada (universal o de colectivos de riesgo exclusivamente)”.

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Vacuna de la hepatitis B en grupos de riesgo

Ángela Domínguez y Javier García-Samaniego coinciden en que hay que seguir administrando la vacuna de la hepatitis B sistemáticamente a todos los bebés en el primer año de vida y a todos los grupos de riesgo que no estén inmunizados, independientemente de su edad. En estos grupos deberían incluirse a las personas con insuficiencia renal o en tratamiento de hemodiálisis, con hepatopatías crónicas, en programas de trasplante de órgano sólido, pacientes con VIH, con enfermedades de transmisión sexual, con enfermedad inflamatoria intestinal, receptores habituales de hemoderivados y que reciben tratamientos inmunodepresores.

También deben vacunarse aquellas personas que por su profesión tengan riesgo de infectarse (sanitarios, bomberos, forenses, personal de limpieza, trabajadores de prisiones, trabajadores del sexo y personas con prácticas sexuales de riesgo, personas que practican técnicas invasivas como acupuntura, piercings, tatuajes), usuarios de drogas parenterales y viajeros internacionales.

Vacunas contra la A y B para viajeros

La hepatitis A se distribuye por todo el mundo, pero es más común en lugares donde las condiciones sanitarias son deficientes y el agua para el consumo humano no está suficientemente controlada. Por ello, las personas que viajan al extranjero, sobre todo si lo hacen a países de riesgo, “deberían vacunarse siempre contra la hepatitis A y B, y así se lo indicarán en los Centros de Vacunación Internacional”, indica Javier García-Samaniego.

La hepatitis B también está extendida a nivel mundial, pero con diferentes niveles de riesgo. En algunas zonas de América del Norte, en el norte y el oeste de Europa, el Cono Sur de América del Sur, Australia y Nueva Zelanda, la prevalencia de la infección crónica es relativamente baja (menos del 2% de la población general).

La vacunación, una herramienta clave para eliminar enfermedades

Los expertos consideran que es posible eliminar la hepatitis B gracias a la vacunación, aunque para lograrlo se requieren elevadas coberturas de vacunación durante muchas generaciones (en España, afortunadamente, las coberturas son muy elevadas: de un 98,2% en el año 2018). Según explica la investigadora del CIBERESP, “nuestras vacunas son altamente efectivas y la estrategia es adecuada para poder eliminar la transmisión del virus de la B en personas inmunocompetentes”.

Esta vacuna es muy efectiva y se administra en el primer año de vida en todas las comunidades autónomas. Además, los investigadores del grupo CIBERESP de la Universidad de Barcelona publicaron en 2019 un estudio para conocer la efectividad del programa de vacunación en preadolescentes en Cataluña, que se había iniciado en 1991 21 años después de su implementación. La tasa de incidencia de la hepatitis B fue de 4,1 por 100.000 personas-año en la cohorte no vacunada y de 0,03 en la cohorte vacunada, lo que demostró una efectividad del programa de vacunación del 99,30%.

Fuente: CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD)

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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