Diagnóstico del párkinson

Actualizado: 28 de junio de 2022
Al no existir ningún tipo de marcador –es decir, algo que se pueda ver en un análisis– que sirva para el diagnóstico del párkinson, esta enfermedad se diagnostica gracias a sus manifestaciones clínicas. Por ello, no siempre es fácil llegar a él, según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN) en España más del 50 % de los nuevos casos aparecidos en el último año están aún sin diagnosticar, y se calcula que existe un retraso el el diagnóstico de entre 1 y 3 años.
En general, se puede realizar un diagnóstico bastante acertado cuando un paciente presenta, al menos, dos de los tres síntomas centrales del párkinson: hipocinesia (disminución del movimiento corporal), temblor en reposo y rigidez.
Es muy importante que el temblor sea en reposo y que desaparezca a la hora de realizar un movimiento, ya que hay otras patologías del sistema nervioso que no presentan temblor en estado de reposo, pero este aparece al intentar llevar a cabo el movimiento. Es uno de los motivos por los que cerca de uno de cada cuatro pacientes ha recibido un diagnóstico erróneo.
Además, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), la depresión es la primera manifestación del párkinson en el 40% de los casos, y el hecho de que se asocie esta enfermedad a síntomas motores, que no todos los pacientes presentan, ni tienen por qué ser los primeros en aparecer, puede retrasar el diagnóstico entre uno y tres años.
La exploración física y la historia médica familiar deben de ser minuciosas, ya que, aunque no es la forma más frecuente, el párkinson puede presentar una herencia genética (parkinsonismo familiar). Aproximadamente el 5% de los casos de párkinson diagnosticados se deben a la forma genética. En el resto, aunque las causas pueden ser diversas, parece claro que hay ciertos factores genéticos (vulnerabilidad genética) que, al interactuar con el medio, predispone al individuo a desarrollar algún tipo de párkinson (ver causas).
El médico puede llevar a cabo pruebas exploratorias de imagen de la cabeza, como una resonancia magnética nuclear, para descartar otras posibles causas para los síntomas, como la hidrocefalia (o acúmulo de líquido en el cerebro, lo que aumenta su presión y disminuye el correcto funcionamiento), enfermedades vasculares cerebrales o lesiones producidas por masas, como los tumores.
También se pueden realizar otras pruebas para confirmar la degeneración de la sustancia negra –sobre todo en las formas menos frecuentes del párkinson– y, con ello, el diagnóstico de la enfermedad.
En los últimos tiempos, los neurólogos e investigadores centrados en este campo han puesto muchas esperanzas en el desarrollo de biomarcadores, todavía en fase de estudio, que permitan llegar al diagnóstico en etapas precoces de la enfermedad.
Creado: 3 de agosto de 2010